Andrea XXI, calentón en el botellón.


Este sábado, no fue un día cualquiera. Habíamos quedado mi prima Clarisa y yo, con su amiga Maika, la de las tetazas con la que me lo monté en la fiesta de pijamas, para ir a un botellón. Era mi primer botellón, ya que a mi no me gustaba demasiado la bebida, pero tenía la intuición de que íbamos a pasarlo bien. Cuando vino a buscarnos yo ya estaba preparada, me puse una minifalda vaquera, con una camiseta de lycra blanca sin sujetador. Vivíamos muy cerca del parque así que fuimos andando.
Después de quince minutos llegamos a un parque que estaba lleno de coches y gente. No podíamos pasar de la gente que había. Nos fuimos abriendo paso hacia el sitio en el que nos esperaban unos amigos que habían traído la bebida y un equipo de música, pero nos quedamos atascadas, parecía que todo el mundo iba en la misma dirección. Durante el tiempo que estuvimos paradas entre el gentío nos metieron mano de lo lindo, Maika iba por delante intentando abrir paso. Yo notaba manos por todo el cuerpo, unos se limitaban a pasármela por mi culo mientras que alguno se recreaba por el interior de mis piernas intentando llegar hasta mi tanga. La verdad es que empecé a sentirme un poco excitada, los toqueteos me estaban calentando. Cuando me di cuenta tenía detrás a un chico jugando con la goma elástica de mi tanga y otro delante se había vuelto cogiéndome las tetas. Mis pezones parecían capaces de traspasar mi camiseta de lo duros que estaban y el cabrón los retorcía. Una de sus manos se empezó a colar por debajo de la camiseta mientras el de atrás me frotaba mi coñito. Dos chicos más se pusieron a mis lados y la verdad es que ya no sé que hicieron. Sus manos empezaron a entrar bajo mi camiseta y mi falda. Tenía los dos pechos firmemente sujetos y ahora tenía dos manos en mi falda, una en mi coño y otra en mi culo. Noté como un dedo empezó a buscar mi clítoris y otro jugaba con mi culo. Ya no se veían ni a Maika ni a Clarisa, me había quedado sola.
Prácticamente al unísono comenzaron a introducir sus dedos en mis dos orificios dando un pequeño salto de sorpresa; joder, esto ya no lo podía parar, llevé mis manos a los paquetes de los que tenía a mi lado y empecé a masajearlos. Por un momento me vino la cordura y les dije que pararan, que podían vernos. Me contestaron que no me preocupase, que no era la única y haciendo una seña se apartaron un poco los de delante viendo como mi prima Clarisa estaba siendo penetrada por dos al mismo tiempo. La tenían en volandas, tenía a un tipo por delante y otro por detrás, ella se abrazaba al cuello del que tenía enfrente y le pasaba una pierna por la cintura para facilitar que la penetrase fuertemente.
Alguien acercó a mi boca una botella de la cual bebí, era solo ron y me supo a rayos pero volví a beber al notar que un segundo dedo se introducía en mi culo. Comencé a moverme al ritmo de las manos que me penetraban, estaba súper excitada.
El chico que tenía por delante se apartó dejando sitio a un nuevo chico, era fuerte y no tuvo dificultad en cogerme de la cintura, levantarme y bajarme lentamente mientras me iba introduciendo su polla. Lo hizo despacio, pero podía haberme dejado caer de golpe ya que con lo húmeda que estaba no hubiera tenido ningún problema. Yo, al igual que mi prima, busqué la postura más cómoda, pasando el pie por su cintura, cosa que le fue genial al tío que tenia detrás. Noté como intentaba introducir otro dedo, por lo que paré de moverme para facilitarle la labor. Alguien me volvió a dar de beber, ya no me sabía tan mal y di varios largos tragos, estaba ya medio borracha.
Cuando le parecía que ya estaba bastante abierta, sacó la mano de mi culito y apuntó con su polla; mi culo estaba tan tenso que parecía que me iba a rajar. Dejamos un segundo de movernos mientras nos acoplábamos y nuevamente comencé a cabalgar. Levanté la cabeza y pude ver a mi prima Clarisa agachada, comiéndole la polla a un tipo mientras otro la taladraba por detrás. Maika estaba metida bajo ella y comenzó a comerle el coño. En ese momento alcancé uno de los orgasmos más fenomenales que nunca he tenido. Clarisa parecía estar igual ya que empezó a balancearse frenéticamente mientras había dejado de comérsela al de enfrente, su intruso debió descargar en su culo y se apartó para que pasara el siguiente. Maika se había puesto de cuclillas y ahora era mi prima la que la lamía ansiosa el coño, mientras ya tenía detrás preparado a alguien para encularla y uno a su lado para que retomase la mamada.
Yo seguía siendo penetrada por los dos lados, me apetecía emular a mi prima así que me zafé de mis dos chicos y me agaché a buscar alguna polla que echarme a la boca. Se pusieron cuatro a mi alrededor e iba alternándolos con tragos de varios licores. Uno de ellos me cogió la cabeza y sujetándome se corrió en mi boca, los otros al verlo hicieron lo mismo; tenía tanta leche en la boca que me costaba tragar. Ya se habían corrido todos una vez, los que me follaban se salieron de mí, y los que se habían corrido en mi boca ocuparon sus lugares, los otros se colocaron para que los chupara; volvía a estar ensartada por dos pollas y otras dos en la boca, ahora no se corrieron tan rápido estuvieron jugando conmigo un buen rato.
Yo seguía bebiendo y hacía mucho que ya no era dueña de mis actos, miré hacia donde estaba Clarisa pero ya no se podía ver nada. Estaban todos arremolinados alrededor mío, esperando su turno.
No tengo ni la menor idea de cuantos pasaron; mi chocho chorreaba leche y mi culo admitía ya cualquier polla, estaba excitadísima quería más y más. Me tendí en el suelo boca arriba y les dije a todos que se pusieran de rodillas a cada lado de mi cuerpo, y se pajearan. Con la leche que salía de mi culo, me refregaba el coño, apretaban mis tetas, metían sus dedos en mi culo… Los puse a todos de pie cuando sentí que ya estaban a punto, me puse de rodillas y les dije que cuando se fueran a correr la quería en la cara. Dicho y hecho. El primero soltó tres o cuatro ráfagas en los ojos y el resto en la boca y todos fueron acabando sobre mí, metían sus pollas en mi boca y terminaban. Me costó tragar tanta leche. Cuando todos terminaron, me quedé un rato allí sentada, toda llena de leche, y deseando recuperarme para poder repetirlo. Eso si, la mañana siguiente tenía una gran resaca; estoy acostumbrada al sexo pero creo que no tanto al alcohol.

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