Andrea LII, orgia en "Santos".

Este fin de semana aprovechando el puente de todos los Santos mis primitas y yo decidimos hacer una pequeña escapadita al campo, para relajarnos antes de que los exámenes se nos empiecen a echar encima. Así que decidimos hacer una escapadita a la sierra, aprovechando que Clarisa ya tenía el Carnet de conducir y mi tío le dejaba el coche.
Así nos fuimos a unos apartamentos que habíamos conseguido en Internet por poco dinero. Pero claro como supondréis, tres chicas guapas y ardientes pueden estar poco tiempo solas jajaja.
Así el mismo día que llegamos y gracias al típico de -¿tenéis fuego?, conocimos a tres chicos aragoneses que habían venido a pasar el fin de semana. Tras las presentaciones de rigor y gracias a que ellos eran bastante simpáticos y abiertos, no tardamos en empezar a intentar conocernos un poco mejor y para eso decidimos invitarlos a nuestra cabaña. Allí se presentaron a las 7 de la tarde. Más que nada esa tarde estuvimos bebiendo un poco, fumando y jugando a las cartas y al parchís.
Julio, que era el más joven de ellos con unos 19 años, era pelirrojo, tenía bastantes pecas pequeñas por la cara y un cuerpo de escándalo como para marearse, y era como yo digo guapito de cara. Propuso jugar a una especie de prendas, pero solo con revelaciones personales, así que quien perdía debía revelar a los demás sus secretos personales. Fue bastante divertido y pudimos saber cosas secretas de cada una de nosotras, así como de ellos
Clarisa por ejemplo nos reveló, que se excitaba viendo películas porno sobre todo si salían chicas haciendo lluvias doradas.
Antonio que tenía 20 años, era moreno con el pelo ondulado sobre los hombros y de cara atractiva y juvenil, su cuerpo estaba muy bien, su camiseta dejaba entrever unos pectorales increíbles, y tenía unos ojos negros impactantes. Dijo que era virgen, pero no por falta de ganas sino de oportunidades, eso me puso a mil un virgen uhhh.
José que tenía 21 años, era holandés y llevaba cinco años viviendo en España con sus padres, que por lo que comentó eran muy liberales... el, no tanto, de momento. Era rubio con un pelo liso cortito. Dijo que virgen no le quedaba ni el culo, pues se había introducido los dedos en más de una ocasión, junto a algún plátano y otras fálicas verduras... sí, eso fue lo que nos comentó con una tímida sonrisa.
Verónica reveló que le gustaban mayores que ella y que la encantaba masturbarse con revistas eróticas o porno, en las que salgan dobles penetraciones.
Yo les confesé que no era virgen y que había hecho casi de todo, que fuese su imaginación la que pusiese límites a mis palabras.
A las nueve y media de la noche tuvieron que irse a cenar.
Esa noche no paso nada, pero lo pasamos genial bailando y riendo, y ellos también, o eso dijeron al día siguiente.
Les habíamos invitado a comer llegaron a eso de la una, y nos ayudaron a preparar la comida mientras veíamos la tele y tomábamos un aperitivo con vermut... para cortar el hielo.
Después nos pusimos a comer y el vino corrió bastante por la mesa, y se notaba por la risa y el alboroto que había. Ya serían las dos cuando José, que era el más atrevido, sugirió jugar otra vez a las prendas y a todos nos pareció bien. En principio continuamos con lo del otro día y cada vez que uno fallaba, debía responder a una pregunta personal que el grupo de chicas o chicos conjuntamente le hacían, según fuera el caso. Las preguntas iban en aumento en cuanto a temperatura sexual se refiere. Por ejemplo, hasta le preguntaron a Verónica, ya una vez entrados en tema y animados, si la habían enculado en alguna ocasión, a lo cual ella respondió que claro muchas veces y que la encantaba. A Clarisa le preguntaron si le había hecho una mamada a varios chicos a la vez, y dijo que sí lo había hecho en alguna o algunas ocasiones, no recordaba bien. A mí me preguntaron por ejemplo, que si le había comido la almeja a alguna chica, a lo cual asentí con la cabeza y también si había participado en una orgía, a lo que también asentí con una sonrisa.
Esas preguntas y bastantes más sobre fantasías sexuales, las fuimos respondiendo nosotras y ellos por un buen rato, como si hubiera una confianza de toda la vida. Las cervezas y algún que otro chupito ayudaban bastante, mezclado con el humo de tabaco de más de la mitad que fumábamos.
Como era de esperar, el ambiente se iba caldeando, y yo propuse, como en broma, continuar el juego pero con prendas de vestir para darle más emoción al juego, a lo que José, junto con Antonio y Julio dijeron que sí... así, sin pensarlo... que les hacía gracia y que nunca lo habían hecho. Mis primas como es habitual no lo dudaron tampoco.
Precisamente la primera que tuvo que ceder prenda fue Clarisa, que empezó por un zapato. Habíamos quedado en partir todos con el mismo número de prendas, para igualar el juego. Antes que a ninguna chico le tocara enseñarnos los calzoncillos, yo ya había tenido que quitarme los pantalones y quedarme en tanga.
Verónica, fue la primera que hubo de quitarse el jersey y mostrarnos el sujetador blanco con bordes de encaje que llevaba y que ocultaban sus portentosas tetas. La cosa iba bastante igualada y todos nos íbamos despojando de las prendas superficiales. Era condición el sacarse la prenda de pie encima de una mesita grande y redonda que había en el centro de la sala, rodeada por todos, sentados en unos sofás. Al quitarse Julio los jeans con un buen movimiento de caderas, lo que me excitó enormemente.
Después el turno fue para José que de forma lenta... dando unos giros, se fue despojando del pantalón y nos mostró su enorme paquete. Quedamos en que cuando uno estuviera ya desnudo quedaría exento del juego hasta terminar todos, para no discriminar a nadie que estuviera de mala suerte. La impresión era de que solo queríamos jugar y divertirnos pero sin tapujos y dando espacio a la imaginación y la fantasía que se nos iría desarrollando durante el juego.
La siguiente en perder partida fue Clarisa... y sin complejos ya, se desabrochó el sujetador y nos presentó sus tetas, con los pezones erectos y abultados por la excitación del momento. Yo fui la que la siguió y me quedé en pelotas... con el aplauso de todos.
Antes de ver las tetas fantásticas que nos exhibiría Verónica, le tocó el turno a José y fue el primer rabo que presenciamos yo y mis primas, tras el bajarse los slips mientras nos miraba a la cara con una sonrisa. La siguiente polla dispuesta a mostrarse fue la de José que nos hizo unas contorsiones mientras se bajaba lentamente los calzoncillos, como si de una Stripper se tratara. Su pubis no estaba tan rasurado como el Antonio pero su polla era descomunal.
Luego le tocó a Verónica que se bajó sus braguitas verdes, sin tanto arte como yo y enseñándonos su rubio pubis y también bastante rasurado. Al desnudarse sobre la mesita, podíamos ver con mejor detalle la parte baja y los labios de sus apetecible coño, a poco que se abrieran de piernas.
Terminó la tanda Antonio, el virgen de la casa, mostrándonos su flamante polla que ya estaba, en su máxima erección, y que se llevó el mayor aplauso, por el hecho de ser la primera erección de la velada, que no la última que veríamos ese día.
Ahora que ya estábamos todos desnudos, decidimos aumentar la temperatura de la sala, mostrando con más detalle las partes púdicas.
El juego prosiguió. El grupo de chicas o chicos, según tocara, debía pedir al perdedor, que les mostrara en sus narices sus más íntimos secretos, pero sin tocar ¡eh!... Me tocó a mí primero y me pidieron que les mostrara mi coño abierto y se lo mostré a unos diez centímetros de sus caras, ya que se acercaron mucho para presenciar aquello que quizá no habían visto nunca con tanto detalle. Se oyó algún Huauu... Después le tocó a José al que le pedimos que nos enseñará su polla, pues él la tenía bastante gorda, y nos hacía ilusión verla con todo detalle.
Clarisa fue la primera en perder y le pedimos que nos mostrara sus labios mayores, y los menores... ¡ah! y que los abriera con sus dedos para poder presenciar su entradita vaginal. Por fuera, los labios tenían un color oscuro pero al abrirlos de par en par nos reveló lo rosado de su coño.
Ya no hablo del estado de nuestra excitación que era en grado sumo y la fiesta solo había hecho que empezar.
Le siguió Verónica a la que le pedimos que se pusiera de cuatro patas y nos enseñara el culete. Así lo hizo y tras levantar su hermoso trasero y con su cara apoyada en la mesa, con sus manos separó lo que pudo sus nalgas y nos exhibió su precioso agujerito que se abrió un poco al hacer ella un movimiento intencionado. Cuando una de nosotras mostrábamos nuestros rincones preciados, las otras dos prestábamos la misma atención que los tíos. A Antonio le pidieron lo mismo y nosotras con expectación se lo contemplábamos mientras en sus bonitos ojos se reflejaban, el deseo y la pasión, que aumentaban a cada nuevo hallazgo sexual. Parecía como si estuviésemos descubriendo el sexo por primera vez...
Después de pasar todos por más o menos lo mismo y ya desvelados nuestros más secretos rincones sexuales, continuamos, pero la siguiente prenda que le pedimos a Clarisa, tras perder partida, ahora ya, fue meterse un dedo en su chochito o en el culo... a escoger, y escogió el primero. Esas prendas, o penalidades, acordamos en que duraran entre 10 y 15 segundos para no alargarnos demasiado y cortar a tiempo. Clarisa me acercó su dedo medio y me lo metió en la boca para que se lo chupara, y acto seguido, no sin antes abrirse de piernas, se lo introdujo suavemente todo dentro y empezó a sacarlo y meterlo con lentitud para así nosotros apreciar mejor su leve masturbación. Incluso ahora que estoy escribiéndolo, me excita esa escena, y las otras, al recordarlas.
A José le pidieron tras perder su juego, que se la meneara un ratillo, por lo que la excitación de todos iba en aumento. Claro, si te masturbas delante de tres deliciosas y desnudas chicas, o chicos en su caso, aunque por un leve periodo, la calentura aumenta... que no te cuento. Cuando le tocó el turno a Verónica, ésta decidió meterse el dedo por el culito, y nos pidió una crema, que en ese caso fue una de manos con la cual se ungió el dedo para introducírselo sin mucha dificultad.
El ambiente se iba caldeando, si cabía más, y tras unas cuantas prendas de este estilo, le tocó a Antonio, y decidimos cambiar de juego y jugar a la adivinanza. Teníamos que dar un beso con la lengua o morreo con los ojos vendados, a los tres chicos y adivinar cuál era cual, al que menos acertara, le pondrían una prenda o pago. Yo solo acerté a José, aunque disfruté de la fogosidad, no sé de cual, que me metió la lengua hasta la garganta.
Como los otros dos no acertaron ninguna, lo echaron a suertes y perdió José. Como a estas alturas ya habíamos perdido los prejuicios, y ellos, por lo que comprobé... también... ya se dejaban llevar por la fantasía sexual y el placer en estado puro. Le pedimos que nos metiera, una a una claro, la lengua en nuestro ojete trasero, por unos veinte segundos que duraba el "castigo".
Empezó con Clarisa, que se puso de cuatro patas en el sofá, con su carita apoyada en éste y el trasero empinado. Una mano en cada nalga y abriéndolas al máximo... y se le escaparon algunos leves gemidos, por el leve pero buen trabajo de él. Continuó Verónica y utilizó la misma postura que Clarisa en el sofá y con sus preciosas piernas morenas y bien separaditas... para facilitar el camino a la diestra lengua ya experta de José. También tuve yo mi momento, que de igual forma, gocé de un éxtasis embriagador.
Tras los lengüetazos de rigor y los consecuentes gemidos no ocultados, nos pidieron, ya que les tocaba... que nos introdujésemos sus pollas en la boca con los ojos vendados, por turnos, para descubrir a sus dueños.
Empecé yo. La que acertó menos fue Clarisa que solo acertó con José... por su grosor. Como sabíamos que también le gustaban las chicas, le impusimos como prenda que les metiera la lengua por nuestros húmedos y ardientes labios vaginales de sus queridas primas. Empezó con su hermana que con sus dedos abrió lo más que pudo sus labios para que la lengua ya lista de su amiga se adentrara bien adentro y degustara el néctar sexual. Verónica gimió cuando le mordisqueó el clítoris y tuvo alguna convulsión pélvica, que llegó a su fin al terminar los poco más de veinte segundos que acordamos.
Esos cortes en seco, solo hacían que acrecentar la excitación general de todos, pero seguimos con el control del juego antes que abandonarnos al desenfreno general. Después de que hizo lo propio conmigo, me tumbé y separé mis piernas, para disfrutar de unos instantes de sueño.
Después de esto el calor fue en aumento, el juego pasó a un segundo lugar y cambiaron las reglas, ahora todo valía.
Yo estaba cachondisima y José aprovechó, para excitarme un poco me pasó su lengua por mis labios y el clítoris, agarró su polla y me la introdujo, tras frotarla un poco de arriba a abajo, por mis labios vaginales, primero despacio y luego rápidamente.
Mientras Vero que estaba toda dilatada vio como Antonio se untaba los dedos en crema. Primero uno y después dos dedos son los que le introdujo sin mucho esfuerzo en su ojete, que se expandía con el movimiento rotatorio y adelante y atrás de la mano. Ella gemía dulcemente y meneaba su culito respingón al ritmo oscilante de los dedos.
Era el turno de Clarisa y Antonio, ella sabía que era virgen y que necesitaría un empujón, así que se la agarró con una mano, se la meneó un poco y se la metió hasta la garganta, luego él comenzó a moverse adelante y atrás como si la estuviera follando, pero en la boca, y al poco tiempo, ella misma, pidió que se la metiera ya, se la metió suavemente en su coño húmedo y empezó a empujar como un loco dejando atrás su virginidad. Estaba totalmente cachondo y al ser su primera vez aguanto poquísimo, ya que a los dos minutos no aguantaba más. Así después de preguntarle si podía correrse dentro de ella y que ella le respondiese que sí, antes de terminar la frase ya se había corrido.
Antonio ya se había estrenado pero queríamos que lo recordará a lo grande, así le propuse un juego. Se trata de una ruleta rusa, las tres le mamaríamos su polla por turnos, entre 10 y 15 segundos, hasta que él se corriese en la boca de una de nosotras, la que tocara. Él aceptó la propuesta y le vendamos los ojos. Las tres nos sentamos en la cama una al lado de otra y sus empezamos a mamar mientras que sus amigos se la cascaban para que no se les bajase. Hizo cuatro o cinco rondas antes de correrse en mi boca, en ese momento José le sacó la venda de los ojos y pude ver mis ojos mientras tenía su ardiente polla dentro de mi boquita y el semen, liquido como el agua, por la prolongada excitación, salía por la comisura de mis labios. Vero y Clarisa para no ser menos, también se acercaron... y primero una y después la otra también se la chuparon un poco para degustar las últimas gotas del codiciado liquido.
En ese momento Julio le dijo a Verónica; "-¿no dijiste antes que una fantasía tuya era ser penetrada por dos hombres a la vez?"
"Bueno pero..." Contestó ella. Tranquila Verónica y relájate que iremos con cuidado, pues estamos aquí para disfrutar. Así introdujo su polla, rígida a tope, con cuidado mientras José iniciaba la penetración anal, hasta que ambos fueron cogiendo el ritmo y el compás. Mientras ella aumentó su gimoteo, lo cual me ponía cachondísima casi más que la penetración en sí, así que empecé a frotarme el clítoris viendo la escena. No tardó Vero en tener su primer orgasmo, pero les suplicó que no la sacaran, y así lo hicieron, pues no tenían muchas ganas de abandonar aquello. Por un tiempo que no sé lo que duró, prosiguieron hasta que le llegó el segundo orgasmo y fue entonces cuando primero José y luego Julio se corrieron.
Ahora le tocaba a Clarisa... y Antonio estaba fresco como una rosa. Clarisa dijo entonces, creo que por seguirle el juego, "-¿No confesaste, que tu fantasía era que uno o dos hombres te hicieran pis encima?”Claro...", contestó ella.
Así nos fuimos todos al cuarto de baño, y Clarisa se estiró desnuda en la bañera con sus bonitas y morenas piernas abiertas y frotándose sus coño para una mayor excitación a la vez que se separaba los labios para que su rosado chocho fuera bañado por pis.
Yo que estaba como una moto cogí la polla de Antonio y la encaré al cuerpo desnudo de mi primita, Vero hizo lo mismo con Julio. Los dos teníamos una erección de caballo. Empezaron a mear por encima del bello cuerpo de Clarisa. Nosotras como si de una manguera se tratara, lo esparcíamos sobre su raja abierta y sus tetas. Primero tenía la boca cerrada, pero en un instante la abrió y dejó que la orina llenase su boca, pero no lo tragó sino que lo echaba fuera.
Cuando terminaron, Julio le dijo a Vero que ella también debía probar el gusto y que se la chupara un poco para degustar las últimas gotas, y así lo en yo lo hice con la de Antonio y ambas nos metimos sus rabos en la boca y escurrieron las últimas gotas de su dulce pis
Ni corta ni perezosa, Clarisa dijo que si alguien tenía más ganas, que ya puesta... a lo que nosotras dos no lo dudamos ni un instante y nos metimos¡ de pie en la bañera y empezamos nuestro turno de lluvia dorada sobre su desnudo y mojado cuerpo.
Ya todos meados, salimos de la bañera y en ella sólo quedó Clarisa a la que Antonio y Julio se dispusieron a duchar. La enjabonaron bastante y de paso ellos también. Con la esponja y las manos jabonosas estuvieron masajeándole sus tiernas tetas a la vez que también su palpitante coño.
Mientras Vero y yo, abusábamos un poquito de José al que teníamos agachado lamiéndonos nuestras humedecidas rajitas que hervían, mientras yo besaba y además mordisqueaba los pezones de mi primita que apuntaban a las estrellas. Luego él nos puso a cuatro patas y empezó a meternos los dedos que ya iban solos, y rápidamente los sacaba, hasta que metió en su lugar su rolliza verga tiesa que sin problemas entró hasta el fondo. Así fue turnándose en nuestros culitos, hasta que la sacó y me la metió en el coño mientras mi prima en cuclillas me metía todo su coño en mi boca, hasta que se corrió en ella. Un minuto después José me dijo que ya estaba a punto de correrse lo aparté y me la metí en la boca sin decir ni hola. Empecé a chupar y a metérmela cada vez más adentro y más rápido, e incluso me metí sus huevos en la boca, lo que le puso a mil, haciendo que se corriese en mi cara.
Julio, Antonio y Clarisa, nos observaban desnudos recién salidos de la ducha. Nos duchamos el resto y ellos se vistieron, nosotros ya no, solo los tangas y punto.
"Bueno, ha estado muy bien", dijo Antonio, ha sido un gran estreno"
“A ver si lo repetimos el año que viene", contestó riendo Clarisa.
José le dio su dirección de su e-mail a Vero y le dijo que si queríamos podíamos seguir en contacto.
Aquello había sido muy fuerte y estábamos todos un poco como parados. Nos despedimos con unos besos en la cara y se fueron. Al día siguiente a medio día debían partir hacia Aragón. Nosotras nos quedamos una hora más, despiertas y comentando, lo bien que nos había salido el Puente de Santos de este año.

2 comentarios:

  1. Que buen relato! Pedazo de orgía con bolleras y mirones. Si no la leiste te la recomiendo.

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  2. Me encanta la web, sigan así muchachos esto se está convirtiendo en la mejor web del mundo

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