Andrea XVII, lección de sexo maternal


Os voy a contar algo que me dejó boquiabierta cuando lo descubrí, pero que a la misma vez me puso caliente.
El otro día salí de casa para ir al centro comercial donde había quedado con una amiga, cuando me dí cuenta que me había olvidado del monedero, así que tuve que volver a casa a por él.
Al ir por el pasillo hacia mi habitación sentí unos ruidos extraños, y con forme iba acercándome empecé a oír unos gemidos. Me estaba excitando muchísimo escuchar estos gemidos y más aún cuando vi de quienes se trataban.
La puerta de la habitación estaba entreabierta y por el hueco podía verlo todo sin ningún problema. Allí estaban totalmente desnudas, mi tía y mi prima Verónica; sí, madre e hija, estaban desnudas y tocándose como si no fuera la primera vez que lo hiciesen.
Verlas así, en esa actitud, me hizo mojar el tanguita, sentir un gran calor en el chocho y que mis pezones se pusieran totalmente duritos.
Mi tía le estaba diciendo a mi prima que le iba a enseñar lo que le gusta a las chicas para que cuando estuviese con una la hiciese correrse como a una puta.
Eso aún me puso más cachonda; yo sabía la verdadera razón de por que lo hacían , no era ni para enseñar ni para aprender, simplemente era porque las dos son unas viciosas, ¡les encanta el sexo!
Mi prima estaba acostada en la cama con las piernas abiertas y tocándose los pezones con dos dedos y de vez en cuando tiraba de ellos para estirarlos de tal manera que se hacía gemir a sí misma. Mi tía estaba de rodillas delante de ella tocándose su chocho mientras miraba como ella se daba gusto. En uno de los momentos en que Verónica gimió, mi tía dejó caer un poco de saliva hasta el chocho de mi prima, que sentía como le iba resvalando por él y esto le puso tan cachonda hasta el punto de decirle a la madre "Enseñame ahora como se chupa un chocho"
Esto me calentó mucho, así que no me quedó más remedio que empezar a tocarme, a darme gusto; metí mi mano por dentro de la falda y me metí los dedos en mi agujerito.
Mi tía , de rodillas, había metido su cabeza en medio de las piernas de Verónica y le metía la lengua hasta el fondo del chocho una y otra vez. Luego con la punta de la lengua iba recorriéndolo de arriba a abajo muy despacio y al final se lo terminó comiendo todo como una loca, mientras le decía "¡Que rico sabe!"
Mi prima le tenía la cabeza agarrada con las dos manos , empujándosela hacia el chocho, mientras no paraba de gritarle "¡Chupa, chupa, así, así,más!"
Ella entonces se incorporó y le dijo "A ver si ya aprendiste a chupar, hazmelo."
Se intercambiaron los puestos y Verónica con la cara metida en el chocho de su madre, empezó a chuparle el chocho como una verdadera puta, lo hacía tan bien que mi tía no pudo aguantar el gusto y el placer que le producía la lengua de su hija y se dejó llevar gimiendo como nunca había escuchado gemir.
Dejó caer saliva de su boca al chocho de su madre y esta se estremeció; cogió la cabeza de mi prima y la bajó hasta su chocho mientras le decía "déjalo totalmente seco, que me he corrido tanto que parece que estoy meada"
Ella, muy obediente, se lo estaba comiendo todo, yo simplemente miraba su cabeza, que se movía rápidamente, hundida entre las piernas de mi tía.
Yo no paraba de meterme dedos y cada vez me los movía más rápido, estaba totalmente mojada por el calentón que me estaban provocando entre las dos.
Después, mi tía le mandó echarse encima de la cama, mientras ella se ponía de rodillas encima y restregaba su chocho con el de Verónica; comenzaron a moverse como locas haciendo que sus chochos se rozaran entre sí, y no paraban de gemir. Entonces mi prima se incorporó y sin parar de moverse llevó la boca a las tetas de su madre y se las chupó con ganas.
Por un momento, pensé que mi tía me había visto porque se había levantado. Yo no quería que me vieran, prefería simplemente mirar.
Pero no, solo se había levantado para coger el arnés, un arnés como los que había visto tantas veces en Internet. Traía un implemento pequeño, y un consolador de unos 20 cms. Mi tía se colocó las correas, yo al verla con aquel arnés, y ese consolador erecto al frente, me puse más y más caliente. Después se acercó a mi prima y le dijo "Ya aprendiste suficiente, ahora te voy a dar placer"
Le abrió las piernas y se las levantó mientras que poco a poco le iba metiendo el consolador por el chocho y comenzó a mover la cadera como si fuese un hombre, haciéndoselo entrar hasta el fondo del chocho y provocando que gimiera como una zorra.
Luego la puso a cuatro patas, y escupiéndole en el agujero del culo, se lo fue metiendo poco a poco. Ya no tenía nada más que meter y se la folló como una loca, consiguiendo que perdiera de vez en cuando el equilibrio de lo fuerte que le daba.
Me metí todos los dedos de la mano en el chocho para darme más gusto; tenía ganas de gemir, pero no podía hacer ruido y eso me ponía aún más cachonda; así que también me metí dedos por el culo, para correrme más.
Verónica también quería follar a su madre, así que se puso el arnés y dando un empujón con sus caderas el consolador entró limpiamente por el hoyo de su madre,
empezando a meterlo y sacarlo rápidamente, cosa que no costaba para nada, con lo lubricada que estaba la vagina de mi tía, se la folló hasta que la hizo correrse.
Al oír los gemidos y ver como la hacía que se corriera no pude aguantar y solté toda la corrida que tenía dentro.
"¿Te gustó?" le preguntó mi tía. " No me gustó. Me encantó."contestó mi prima. "Hacía mucho que no tenía tantos orgasmos y me hacía falta el polvo que me has echado". " Ningún hombre nos conoce mejor que nosotras. Bienvenida al mundo de las lesbianas" le comentó mi tía.
"Ummmm. Si me hiciste gozar como una loca mami, ¿que te parece si nos duchamos?" "De acuerdo" dijo mi tía y así se fueron las dos a la ducha.
Yo me fui a por el monedero a la habitación y me fui al centro comercial, deseando que mi prima Verónica, pusiera otro día en práctica conmigo todo lo que había aprendido, o quizá que lo pusieran las dos.

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