Andrea V , clase de corrección


Bueno, ya estamos otra vez de vuelta al instituto, otra larga semana de clases que espero que no sea aburrida.
Os tengo una sorpresa, he quedado con el profesor de griego, Elías; quiere corregir conmigo un trabajo que hice, pero yo tengo la esperanza que este encuentro tenga otro motivo.
Así que me he arreglado un poco para la ocasión, llevo una minifalda y un jersey bien prieto con un escote de infarto. Ah, y no llevo ropa interior, así si surge algo no perderemos el tiempo sacando ropa deseo aprovecharlo todo.
He llegado a la clase, la puerta está abierta y allí está él, sentado , esperándome, se le ve bastante nervioso.
Cuando me ve se levanta de golpe y me dice que pase y cierre la puerta.
Me siento y cruzo las piernas; cuando hice eso, sentí que se le iban los ojos y sus palabras empezaron a salir sin ningún sentido. Se puso de pie a mi lado y entonces noté el calor de su cuerpo, aquel cuerpo que estaba rozandose con el mío; me pasó el brazo y la mano por la espalda y por mi hombro; bajo su cara hasta ponerla al lado de la mía, como si fuese a susurrarme al oído. Entonces me vino su olor y me puse a mil, tenía ganas de tirarme a su cuello, de desnudarlo totalmente y follar con él encima de la mesa, pero no quería meter la pata.
Empezó a explicarme los fallos de mi trabajo y por un momento pensé que me había equivocado, que realmente yo no le interesaba, hasta que sentí su mano por mi pierna.
Me preguntó si me molestaba y yo le dije que no, que me encantaba, que era lo que había estado deseando desde que había entrado por la puerta.
Ya no tenía sentido seguir con el trabajo, sabíamos lo que queríamos el uno del otro, queríamos sentir nuestros cuerpos, nos deseábamos.
Empezó a besarme y me sentó encima de la mesa, recorriendo mis piernas con sus manos.
Me subió la falda dejándome el chocho al descubierto. Entonces me quité el jersey para que chupara mis tetas, y las chupó, las saboreó totalmente y las apretó con sus manos.
Le quité la camiseta y deslicé mis dedos por su torso y luego, de repente lo hice bajar para que me chupara el chocho.
Metió la cabeza entre mis piernas y me metió toda la lengua, luego la pasó de arriba a abajo, chupando hasta la última gota de corrida que había en él. Jugó con la punta de su lengua en el clítoris, haciendome gemir como una loca. Subió y me besó, para que probara lo bien que sabía mi chocho; mientras se bajaba la cremallera del pantalón y sacaba su polla. Bajé de la mesa y empecé a mamársela, me la tragué entera, estaba durísima y él no paraba de gemir y pedirme más mientras me agarraba del pelo y empujaba mi cabeza hacia él.
Me cogió y me subió a la mesa, me habrió de piernas y me la metió de golpe. Nos pusimos a follar como locos, me metía la polla muy fuerte, rápido y hasta el fondo; eso me encantaba, me hacía sentir tan puta!
Me acerqué y le pregunté al oído si quería probar mi culo y él se puso como loco, me levantó y me puso contra la mesa con el culo en pompa y me la metió lentamente, toda, tan dura, tan prieta...
Me dió por el culo tan fuerte que hizo que se moviera la mesa más de una vez, mientras me agarraba de los pechos y después bajo una de sus manos para tocarme el chocho mientras me follaba el culo.
Sentí tanto placer, tanto calor en mi cuerpo que no pude aguantar más y me corrí,me meé toda; entonces él cogió me puso encima de la mesa y se corrió encima de mis tetas.
Buf! Por poco nos pillan justo cuando iba a salir por la puerta, después de arreglarme un poco, un chico abrió la puerta de golpe, aunque habría tenido su morbo que nos hubieran pillado ¿no creéis?
Bueno, ahora tengo clase con él, supongo que seguiremos poniéndonos calientes recordando lo sucedido. Eso, hasta que no tengamos otra cosa que recordar.

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