Andrea XXIX, me gusta la playa.

Sus manos recorrían mis tetas y se paraban en mis pezones para estirarlos, girarlos, acariciarlos, para luego pasar con la punta de su lengua y acabar metiéndolos en toda la boca y chuparlos con total deseo.
Estábamos en una playa, al lado de unas rocas y esa chica era guapísima, con un cuerpo de escándalo, unas tetas tremendas y un coñito depiladito y pequeño.
Su cuerpo rozaba contra el mío y sus manos iban bajando por mi cuerpo, haciéndome estremecer y que mi chocho se fuera llenando de flujo poco a poco, hasta parecer que estuviera meada.
Me volví loca cuando sus dedos tocaron mi coño, jugando con mi clítoris me hizo gemir y temblar a la vez.
Bajando con su lengua por mi estómago, metiendo la puntita en mi ombligo, suspiré con gran deseo de que eso que me estaba haciendo me lo hiciera en el chocho, que tan caliente tenía.
Al no poder aguantarme le agarré la cabeza con las manos y se la fui bajando hasta que llegó a la altura deseada y entonces ella ya supo lo que tenía que hacer. Empezó a jugar en mi clítoris con la puntita de su lengua y luego me lo chupó. Después pasó su lengua por todo mi coño desde arriba abajo, sin dejar ningún sitio por recorrer, para seguir metiendo la punta de la lengua por mi agujerito, metiéndola hasta lo más hondo que podía.
Yo no paraba de gemir y pedirle que siguiera chupando, agarrándole la cabeza y apretándosela contra mi chocho.
Al rato me metió un dedo por el coñito y comenzó a meterlo y a sacarlo muy despacio, mientras, no paraba de chupar los jugos que salían de mi interior.
Pronto metió otro dedo y otro más, hasta que me metió toda la mano dentro y me hizo mirar lo abierta que estaba y lo fácil que entraba y salía su mano de mi chocho.
Eso me calentó muchísimo y rápidamente me giré, de forma que mi cara quedara en su coño y la de ella siguiera estando en el mío.
Y durante un rato continuamos chupándonos los chochos y metiendo los cinco dedos de nuestras manos; cuando de repente sentimos más manos a nuestro alrededor y más tetas, más coños restregándose contra nuestros cuerpos y más lenguas recorriendo nuestra piel.
Pude ver a unas cinco chicas que se habían quitado toda su ropa y la habían dejado tirada por el suelo, para poder participar en lo que yo y la otra chica teníamos organizado.
Me puse a mil al mirar tantas tetas, tantos chochos , todos depilados; así que no pude resistirme y comencé a tocar por todos lados, a chupar de unas tetazas a otras, de unos coños a otros, no paraba de lamer hasta que quedaban secos y cada uno me sabía mejor que el anterior. Ellas gemían de placer y me agarraban del pelo mientras me decían "Sí putita, chúpamelo todo, no dejes ni una gota. ¡Que bien lo haces!"
Las puse a todas a cuatro patas y fui dándoles palmadas en los culos una a una y pasándoles un lametazo por el coñito y otro por el culo. Eso les volvía locas porque querían más y yo las dejaba con la miel en los labios. Me encantaba tener el mando, el poder, que todas hicieran lo que yo les pedía, me daba mucho morbo.
Después les mandé a una quedarse de rodillas, a otra que le chupara el chocho y cogí a otra y la acosté de tal manera que le pudiera meter dedos por el culo. Yo me puse delante de la que estaba de rodillas y poniéndome con las piernas abiertas, metí mi coño en su cara y le ordené que me lo chupara, a lo que ella obedeció encantada. Mientras las demás tenían que mirar, pero no tocar. Luego intercambiamos las posiciones, las que estaban mirando pasaron a la acción y a las otras les tocó aguantarse y mirar.
Luego las mandé ponerse a todas en el suelo de manera que sus chochos rozaran una parte del cuerpo de otra chica, para que se los restregaran y se dieran gusto. Para luego decirles que metieran su mano en el coñito de la que estuviera a su lado. Todas lo hicieron, poco a poco, hasta tener toda la mano dentro del coño de otra y luego empezaron a mover las manos. Yo me puse a cien y aunque la chica que me había metido la mano, la movía muy rápido, me supo a poco y empecé a mover mi cuerpo para que todos esos dedos salieran y entraran hasta lo más hondo de mí. Las demás hicieron lo mismo y pronto nuestros gemidos ganaron fuerza. Nuestros cuerpos estaban sudados y temblorosos de lo bien que lo estábamos pasando y nuestros chochos no pudieron aguantar más y nos corrimos como guarras, soltando todo el flujo que llevábamos dentro.
Y me desperté, me desperté sobresaltada y empapada en sudor, manchada y agitada como nunca.. lástima que solo fuera un sueño, pero ¿por qué no lo podré hacer realidad?¿no os parece?.

Andrea XXVIII, sexo a dos bandas.

El martes por la mañana vinieron a casa una amiga de mi prima y su novio. No es que hiciese mucho calor pero tampoco hacía frío, así que nos fuimos todos al jardín donde la piscina. Nos sentamos todos en la mesa y estuvimos tomando algo y charlando.
La amiga de mi prima llevaba un escote que dejaba muy poco a la imaginación y yo notaba como mis ojos se me iban cada dos por tres a esas pedazo de tetas. Ella se dio de cuenta y lejos de molestarle, le encantó, porque justo en ese momento, abrió más el escote, para que parte de sus tetas salieran de él.
Eso no hizo más que ponerme más nerviosa y cachonda, noté que me acaloraba y llamé la atención de su novio, que al momento se percató de lo que me pasaba.
Pero esa situación no le molestaba, incluso le excitaba, comenzó a preguntar sobre gustos sexuales hasta que llegó mi turno.
Yo le dije que me gustaban tanto las chicas como los chicos, y eso hizo que sus ojos brillaran.
"¿y te acostaste con chicos y chicas?"
Le contesté que había probado todo. "Así que tienes mucha experiencia ¿no?"
A lo que contesté sin cortarme nada "¿Quieres probar lo experimentada que soy?Así puedes descubrirlo por ti mismo."
Al mirar la cara que puso su novia, supe que había metido la pata, pero en ese momento fue lo que quise decir, porque ese chico me puso tan caliente, que la verdad tenía ganas de probar su polla y me daba igual que su novia estuviera allí; además había sido él quien había tirado las indirectas, fue él el primero en desearlo.
Mi prima me dijo que la acompañara a la cocina y me dijo que su amiga era bisexual, que al chico le gustaba que ella follara con chicas, pero que lo único que le había interesado desde el principio era que su novia follara conmigo. Yo no estaba tan segura, me miraba con demasiado deseo; por algún motivo sabía que yo le ponía cachondo.
Cuando regresamos les propuse meternos en la piscina, y aunque ellos no llevaban bañador, se metieron igual. Al saber que era lo que querían de mi, me acerqué a ella y comencé a rozarle la piel, por debajo del agua; ella se estremeció, pero al rato también me estaba tocando la cintura y el culo.
Fue quitándose la ropa interior con la que había entrado en la piscina, hasta quedarse totalmente desnuda, mientras tanto él no nos quitaba el ojo de encima, sobre todo a mi y me pareció ver como se tocaba la polla debajo del agua.
Mi prima decidió irse, aún no sé muy bien porque.
El caso es que yo me quedé allí con ellos; Laura, que así se llamaba, se acercó cada vez más y empezó a tocarme por las tetas hasta que me las dio sacado del bikini, para luego comenzar a chuparlas. Después se las chupé yo a ella, eran gordísimas, pero estaban bien puestas, duritas y con los pezones bien grandes y puntiagudos.
Al poco rato, supe que necesitaba algo más, así que subí y me senté en el bordillo de la piscina y apartando un poco el bikini a un lado, le dí a probar mi depiladito coño, el cual ella chupó como si nunca hubiera probado nada igual; por momentos me lo mordisqueaba y eso me hacía gemir de placer. Rubén, así se llamaba su novio, se la estaba cascando, en ese momento lo supe con claridad, por la manera que tenía de mover la mano y el brazo con el que se la estaba pelando.
Tenía cara de deseo, de querer follarme, no dejaba de mirarme a la cara; y con cada gemido que yo daba se volvía loco, se destrozaba la polla y gemía él también.
Luego se lo hice yo a ella, se sentó en el bordillo y yo me volví al agua; le abrí bien las piernas y comencé a chupárselo poco a poco jugando con su clítoris, hasta provocarle tal placer que se mojaba como si se estuviese meando. Luego le lamí todo el coño de arriba a abajo y de abajo a arriba, primero muy despacio y luego más rápido. Como ella a mí, le dí pequeños mordisquitos, y le agarraba con los dientes un poco de chocho y se lo estiraba con los dientes para luego soltárselo, así repetidas veces. Eso le hizo enloquecer. Con la excusa de querer ver mejor, Rubén se acercó y comenzó a tocarme por todas partes bajo del agua, incluso me metió mano por debajo del bikini, tocándome el chocho me puso a mil y empecé a meterle dedos por el chocho a Laura. Ella se recostó hacia atrás y se dejó hacer, mientras se tocaba las tetas y gemía como una loca.
Mientras él, aprovechando que su novia no nos podía ver, se sumergió bajo el agua, me quitó el bikini y me chupó el coño a la vez que me metía dedos.
Luego subió muy pegado a mí, rozando su cara con mis tetas. Pasó la punta de su lengua por mis pezones pero sin pararse a chuparlos, cosa que me encendió más, por que yo realmente quería que lo hiciera. Se apartó y siguió mirándome y tocándose.
"¡Sigue!" me dijo Laura. Sin darme cuenta, había dejado de mover los dedos dentro de su chocho.
Me encantaba, estaba tan mojado que mis dedos resbalaban y tan abierto que podía meterlos con total facilidad.
Seguí metiendo dedos hasta que le metí toda la mano en el coño y luego le metí por el culo; los moví muy rápido hasta que ella, al no poder aguantar más se corrió, llenándome completamente las manos de su flujo, que luego lamí hasta no dejar ni gota.
Salimos de la piscina y yo me fui a mi habitación para cambiarme. Estaba totalmente desnuda cuando sentí que alguien me agarraba por la cintura y que una polla realmente dura y gorda rozaba contra mi culo.
Era Rubén. "Ella ya disfrutó, ahora nos toca a nosotros" Sin dejar que siguiera hablando, me lancé hacia él, comiéndole la boca, era lo que había deseado desde el principio. Me cogió por las nalgas y abriéndome las piernas para rodear su cintura me dejó caer de golpe en su tremenda polla, que estaba totalmente erecta, dura y gorda. Nos pusimos encima de la cama y empezamos a follar como locos. Me empujaba con una fuerza que hacía que la cama se moviera. Los dos habíamos tenido ganas de follar desde que nos habíamos lanzado las indirectas.
Luego me puso a cuatro patas y me metió la polla por el culo con la misma fuerza que lo había hecho por el coño, mientras me tocaba el clítoris. Sentí como su pollón se hinchaba dentro de mi chocho, el cual ardía de calor y estaba empapado de flujo. Gemíamos bajo, para que no nos escucharan abajo, pero nuestras caras estaban llenas de placer, cada centímetro de nuestro cuerpo temblaba como no lo había hecho nunca, hasta que nos corrimos los dos. Fue bastante rápido, para que no nos pillaran, pero muy intenso.
Después bajó, y un poco más tarde bajé yo. Creo que no se notó nada, pero entre nosotros saltaban chispas, la atracción que sentíamos el uno por el otro no se había terminado al follar. Necesitaba más y sé que él también. Así que estoy deseando volver a verlo. Y por lo contenta que quedó su novia Laura, creo que no tardaremos mucho tiempo en encontrarnos de nuevo.

Andrea XXVII, abriéndome toda.

Como el otro día os dejé con la intriga con Javi, hoy voy a ser buena y os lo voy a contar.
Cuando terminé con mi prima y sus amigas, me fui a mi habitación para arreglarme un poco después de tal acalorada aventura. Cuando estaba cambiándome de ropa, escuché una moto y al mirar por la ventana vi que paraba en frente de la casa. Era Javi, la verdad que pensaba que había sido un farol, no creí que fuera a venir, pero ahí estaba.
Me vio mirando por la ventana y me gritó "Hola guapísima!¿Estás preparada?Venga, baja que te espero"
Le contesté "Ahora bajo" e intenté ponerme lo más presentable posible y en el menor tiempo y salí de casa. Estaba aún muy caliente, con el chocho totalmente abierto, tanto que hasta me costaba caminar; mmmmm, y él estaba tan guapo!! y cuando me acerqué para darle dos besos ¡que bien olía! Eso me puso aún más cachonda, con ganas de tocarle por todos lados, de comerle, lamerle y chuparle todo el cuerpo.
Me subí a la moto y agarrándole por la cintura nos fuimos hacia las afueras de la ciudad, a una zona de campo.
Nos pusimos debajo de un árbol, sentados encima de una manta que llevaba él en la moto; iba muy preparado él.
Se estaba haciendo de noche, así que encendió las luces de la moto.
Se sentó a mi lado y acariciándome por la cintura comenzó a comerme la boca. Poco a poco, sus manos iban bajando hacia mi culo y luego una de ellas volvió a subir para manosear mis tetas. De repente se me echó encima y me iba desabrochando los botones de la blusa, para luego quitarme rápidamente el sujetador, dejándome las tetas al aire.
Empezó a chuparme los pezones y a mordisquearmelos de vez en cuando, eso me ponía a tope, así que le pedí que me los mordiera más. Mientras me acariciaba con la mano por encima del short, me lo desabrochó y comenzó a tocarme el chocho por encima del tanga.
"Ya no aguanto más, quítamelo todo."
Me quitó toda la ropa, incluso diría que de una forma violenta, para luego meter su cabeza entre mis piernas y comerme el coño a la vez que me iba metiendo dedos por el culo. Me notaba totalmente mojada y no paraba de gemir. Luego se levantó, se sacó la polla del pantalón y se puso de rodillas encima de mi cara para darme su tremenda polla a chupar; me la metió en la boca de golpe hasta el fondo e iba metiéndola y sacándola, agarrándome de la cabeza, me follaba la boca y me encantaba. A él también, por eso no dejaba de agarrar mi cabeza y no paraba de gemir.
Después me puso a cuatro patas y se puso por detrás levantándome una pierna y agarrándome de ella para así también apretarme contra él, fue metiéndomela poco a poco por el chocho, primero la punta, luego hasta la mitad y cuando ya no pudo aguantar más me la metió toda hasta el fondo con una fuerza descomunal.
Tenía que agarrarme con fuerza para que no me cayera de lo fuerte que me estaba follando, nunca nadie me había dado con tanta violencia, me iba a romper el coño, pero me encantaba, me ponía como una zorra.
Luego, sacó su polla de mi chocho y me la metió en el culo de una sola vez, entró perfectamente porque estaba todo mojado de lo que me estaba corriendo "Buf, como te entra, resbala; y a la vez que prieto lo tienes, me aplastas la polla."
Me follaba como a una puta y cuando paraba de darme yo misma me movía para que la polla siguiera entrando y saliendo, y lo hacía con fuerza y hasta el fondo, quería más polla. Él tuvo curiosidad por mi culo, necesitaba saber cuanto más me podía coger en él, así que fue metiendome dedos con la polla dentro y yo notaba como mi culo cada vez se abría más, hasta que metió los cuatro dedos de una mano, creía que me lo iba a romper, pero me encantaba sentir el agujero tan grande, sentirme tan mojada.
"Quiero estar más abierta" Y entonces me dijo "Pues metete cuatro dedos por el chocho, anda putita" Así que me los chupé y los fui metiendo uno a uno hasta que estuvieron todos dentro, me follé por el coñito mientras él me daba por atrás. Aguanté muy poco tiempo y me corrí toda como una cerda.
Debió de gustarle por que cuando estaba a punto de correrse me dió palmadas y clavó las uñas en el trasero y eso me excitó muchísimo.
Sacó rapidamente la polla del culo y cogiendome del pelo me puso de rodillas en frente de su nabo y me echó toda la corrida en mi cara y en mi boca. Me lo tragué todo, estaba caliente y muy rico.
"Joder, que puta eres. Tengo que mear."
"Pues meame en la boca, quiero probar tu pis."
Y lo hizo, estaba muy caliente y me iba llenando la boca y luego me resvalaba por los bordes y caía por mis tetas y pezones.
"Como me pone verte hacer esto, realmente tenemos que hacer esto más veces"
Luego me llevó a casa y quedó otra vez de pasarse otro día, asaí que ya os contaré si sucede algo.
Por cierto, me costó volver a cerrarme totalmente, tanto el culo como el chocho estuvieron bien abiertos hasta el día siguiente.

Andrea XXVI, jugando con amiguitas.


Menuda noche pasé el otro día; al final el chico que conocí en el curso, que por cierto, no os dije su nombre, se llama Javi. Bueno, pues vino a recogerme y lo pasé de vicio, pero esa historia os la cuento otro día. Hoy mejor os cuento lo que me pasó antes de irme con Javi. Me había puesto ropa cómoda, un short y un top blancos, hacía mucho calor, así que abrí la ventana de la terraza y me eché en el sofá. Estaba tan cansada que me quedé dormida, pero al poco rato el roce de una mano subiendo por mi pierna hasta mi coño me despertó totalmente. Era mi prima Verónica y no estaba sola; había dos chicas sentadas en frente nuestra mirándonos nerviosas, totalmente excitadas con lo que habían visto. Cuando me fijé más, pude ver que estaban con las piernas abiertas y se estaban tocando sus chochos, disimuladamente con una mano.
"Hace mucho calor, ¿no crees que llevas demasiada ropa encima?", mi prima me decía esto mientras se abría el escote de su blusa y empezaba a rozarse las tetas con la punta de sus dedos.
Mi chocho se estaba mojando, teniendo semejantes bolas justo delante de mis ojos y mi cuerpo empezaba a aumentar la temperatura considerablemente.
Me quité rápidamente el top, quedándome con las tetas al aire, Verónica no pudo aguantarse y se echó de golpe con su boca a mis pezones para chuparlos como una auténtica puta, mientras que me las manoseaba.
Le agarré la cabeza para que siguiera chupando y miré hacia las otras chicas, que estaban calentándose tanto que se tocaban entre ellas y se comenzaban a desnudar.
Yo le quité la blusa a mi prima y empezamos a rozarnos pezón contra pezón y nos besábamos a la vez.
Noté como su mano acariciaba mi pierna y subía hacia mi culo, para luego intentar bajarme el short, el cual terminé quitándomelo yo misma, por no aguantar esperar más.
Me abrió de piernas y poniéndose de rodillas metió su lengua en el agujerito de mi coño hasta el fondo. Hizo que me mojara aún más y soltara un gemido, le agarré de la cabeza, empujándosela hacia mi chocho, quería que me lo comiera todo, que metiera su lengua por todos los recovecos, que succionara como una loca hasta dejármelo seco totalmente, y se lo dije, y al decírselo se puso muy cachonda, hizo todo lo que le pedí, haciéndome gemir como una loba.
Levanté la vista para ver lo que hacían las otras dos chicas y me llevé una sorpresa, estaban totalmente desnudas las dos, mirándonos y tocándose, pero cuando miraron que estaba viéndolas, una de ellas se levantó se puso con el culo en pompa contra la otra chica y cogiéndole la mano y llevándosela a su coño, empezó a meterse todos los dedos de la mano de su amiga, hasta el fondo, mientras me decía. "Nos pusisteis muchísimo".
Después de eso, me miró diciéndome "¿Te, gusta lo que ves?", no me dio tiempo a contestarla cuando ya se había apoderado de mi boca, me estaba besando como nunca me había besado alguna, y sus manos me recorrían entera, agarrando mis tetas, masajeándolas, pellizcándolas, moviéndolas todas. Su boca fue bajando, hasta que llegó a mi coño. Se arrodilló en el suelo y me levantó las piernas para tener un mejor acceso. Las apoyó sobre mis hombros y comenzó a besarme mi chocho depiladito, mientras con sus manos acariciaba mi culo. Hasta que encontró mi agujero y poco a poco, metió un dedo, dos, hasta llegar a tres. Los metía y los sacaba, y cada vez me notaba mas húmeda, mientras ella saboreaba mis jugos, y estaba a punto de estallar. Empezaba a notar que me venía el orgasmo; ella se sentó sobre mi y comenzó a frotar su coño contra el mío, mientras me comía la boca y no paraba de tocarme las tetas.
Mi prima no se quedaba atrás y de reojo veía como estaba jugando con la otra chica, lo que estaba viendo me ponía a mil, ellas se chupaban las tetas con gran maestría. La chica, como toda una experta, abría los labios del chocho de mi prima y le metía la lengua con suavidad y luego con fuerza, Verónica perdida, gemía con placer. Ella le introdujo dos dedos en el chochito y la masturbó mientras su boca y su lengua no abandonaban su clítoris. Lo hacía variando los movimientos, giraba los dedos, los abría al sacarlos y los cerraba al meterlos. Le sacó los dedos del chocho, pero sólo para volver a penetrarla con el dedo pulgar mientras su dedo mayor acariciaba suavemente su culito. Me di cuenta de su intención. Verónica estaba doblemente penetrada, mientras yo saltaba de clímax a clímax, chupando el coño y las tetas de mi compañera de juegos. A esa altura el salón era un caos de sexo, los sudores y olores se mezclaban.
Yo estaba deseando ya correrme, cogí a la chica por la cabeza y me restregué el coño contra su cara hasta que me corrí como una loca. Después le lamí su cara y nos besamos saboreando nuestras corridas. Mientras mi prima estaba entretenida en un suculento 69, ella le comía el coño y la otra a ella el culo. Hasta que se acabaron corriendo y sus líquidos chorrearon sobre sus caras. Excitadas nos acercamos a ellas y empezamos a chuparlas esos dedos impregnados del excitante y morboso sabor a vicio. Después de un descanso sudadas y agitadas cogí a mi prima y le dije que me acompañará al baño, dejando la puerta abierta para que las chicas pudieran ver el broche final del espectáculo. Entonces le dije que se pusiera de rodillas y ella sorprendida lo hizo, me agache un poco y comencé a descargar un buena meada que resbalaba por su cuello sus pechos su estómago... Ella sonreía de placer, le excitaba el calor del pis. Después le pedí que ella me lo hiciera a mí, me puse a lo perrito en la bañera y ella hizo como si me follara pero echando su meada fuerte sobre mi culo y mis piernas. Fantástico sentir la presión del pis caliente sobre mi culo. Después nos incorporamos y yo lamí sus pechos su estómago y su coño. Salado pero excitante, vicioso pero morboso. Ella hizo lo mismo conmigo, me lamió el culo, las nalgas y las piernas; después nos besamos y abrimos el grifo para darnos una buena ducha, dejando caer el agua caliente por nuestros cuerpos, mientras nuestras compañeras de juegos miraban desnudas y boquiabiertas desde la puerta. Creo que volveremos a contar con ellas para próximas aventuras.
El caso es que os figurareis lo mojada y caliente que me fui a la cita con Javi, pero como os dije antes, eso para otro día.

Andrea XXV, me gustan las motos.


Hace unos días que me apunté a un curso de masajes; siempre me interesó aprender y ahora que estoy de vacaciones aproveché. El primer día del curso lo empleamos para presentarnos y para que el profesor nos explicase lo que íbamos a hacer en los días que durara el curso.
Nos íbamos a dar masajes los unos a los otros, iba a sentir la piel de otro u otra tocándome, y eso me excitó.
Empecé a sentir curiosidad en ese momento por saber cómo eran mis compañeros de curso y di un vistazo rápido a mí alrededor.
Había chicos, chicas, hombres y mujeres de unos 45 años e incluso de unos 65 años también o más, no soy muy buena para las edades.
Pero a mí me llamó la atención un chico que debía de tener unos 35 años, así que me propuse que para el próximo día me pondría de pareja con él. Pero no pudo ser, hasta ayer.
Llegué ya sin esperanzas de poder ponerme con él, miré hacia el fondo del aula, pero no lo vi, cosa que me extrañó y de repente alguien estaba detrás de mí con su cabeza a escasos centímetros de la mía.
"¿Estás buscando a alguien? Si no tienes pareja, te puedes poner conmigo."
Era él, y ¡qué bien olía! Me dieron ganas de acercarme a él, sentir todo su cuerpo contra el mío, pero me controlé. Así que aproveché y me puse con él. Me dispuse a recibir su masaje, era relajante y al mismo tiempo excitante, notar sus grandes y fuertes manos recorriendo mi espalda me ponía cachonda, mi chocho ardía de deseo, tenía unas ganas locas de sentir su polla dentro de mí, de follarle como una zorra. Estos pensamientos hicieron que me mojara toda y eso aún me calentó más.
Luego empezó a masajearme las piernas y cuando tocaba cerca de mi coño me hacía estremecer. No sé si él se dio cuenta en ese momento que yo estaba a cien o cual fue la razón, pero se le empezaron a ir las manos, cada vez se acercaba más a mi coñito, hasta que sus dedos rozaron los labios de mi chocho y se me escapó un gemido. Comenzó a restregar su polla contra mi brazo que estaba en el borde de la camilla, estaba durísima. Sentí sus manos más calientes y más temblorosas, de vez en cuando rozaba con sus dedos por la raja de mi coño y se bajo para susurrarme al oído "¿Quieres quedar conmigo después de la clase?" , mientras me tocaba el clítoris muy lentamente y haciendo círculos. Me giré, le comí la boca y le respondí "Vámonos ahora que estoy muy caliente".
Así que salimos de clase a toda velocidad y nos dirigimos a la parte de atrás del edificio, donde él tenía la moto. "Te voy a llevar a un sitio tranquilo", me dijo al oído, mientras me tocaba el culo. A lo que yo le contesté "Este está bien, estoy demasiado caliente como para esperar."
"Pueden vernos, ¿te da igual?"
"Me encantaría que nos vieran"
"Joder! Que ganas tengo de ti!" Y diciendo esto apretó mi cuerpo contra el suyo, mientras me iba tocando el culo. Me subió la falda y con sus manos me rompió el tanga; me recosté en su moto y me abrí de piernas, porque ya sabía lo que quería. Comenzó a chuparme el coño y con sus manos me iba abriendo más el chocho para poder llegar bien al fondo con su lengua. Jugó con mi clítoris chupándolo y tocándolo con la punta de su lengua.
Me bajé de la moto y le saqué la polla de su pantalón para llevármela a la boca, primero metí solamente la puntita succionando con fuerza para que sintiera mi boca y luego me la metí de golpe, entera hasta el fondo, despacio y después cada vez más rápido. Me la sacaba de la boca para dejar caer un poco de mi saliva en la puntita, se la meneaba un poco con la mano y luego volvía a metérmela entera en la boca.
Me levantó "Ya no aguanto más" me dijo, y se sentó en su moto, con su polla toda dura y levantada, lista para follarme. Yo también me senté en ella y me fui acercando a él; estábamos cara frente a cara y nos comimos la boca. Me agarró del culo y me levantó para luego bajarme encima de su polla, la cual entró en mi chocho con tanta facilidad que me hizo darme cuenta de lo mojada y excitada que estaba. Apoyé mis manos en la parte de atrás de la moto y comencé a subir y a bajar para sentir su rabo entrando y saliendo de mi coño. Primero lo hice despacio y fui subiendo la intensidad, hasta llegar a follármelo con mucha fuerza. "MMMmmm, me vas a romper la polla, puta! como me pones! ahhhh, sigue, así, sigue."
Le di gusto y cuando noté que estaba a punto de correrse, paré, me levanté y le dije que si quería probar mi culo. Él se levantó y me colocó contra la moto, posé mis manos en el asiento mientras él me abría el culo, me lo chupaba y me metía dedos. "Que bien te abres, me encanta tu culo, que bien puesto que lo tienes"
Y diciéndome esto me metió la enorme polla de golpe hasta el fondo de mi culo, haciéndome gemir como una zorra. Me folló muy fuerte, me daba palmadas en las nalgas, mientras me apretaba el culo con sus manos. Me agarró por la cintura para darme más fuerte, a la vez que me tocaba el coñito mientras seguía dándome por el culo. Luego hizo que me recostara en su moto, boca arriba y él me metió la polla por el chocho follándome duramente, gemíamos como locos, todo nuestro cuerpo temblaba y después de correrme como una puta, retiró la polla muy rápido y se corrió encima de mi cuerpo, para luego darme a chupar lo que quedaba.
Al final me acercó a casa en su moto y como por el camino le iba tocando su paquete al llegar me dijo "Joder! Como me calientas! Mira" Y me enseñó su polla totalmente dura de nuevo.
Me agarró y me acercó a él cogiéndome la mano y llevándomela a la polla "Mira como me tienes" Le comí la boca y me bajé para hacerle una mamada, se la chupé un par de veces y paré. Le dije al oído "Para que otro día vengas con más ganas", mientras le metía el tanga en el bolsillo "y esto para que te acuerdes de mí"
Se quedó resoplando por quedarse con el calentón y mientras me iba me dijo "Mañana paso a recogerte."
No sé, igual no viene, pero si viene ya os lo contaré.

Andrea XXIV, orgía en el gimnasio


Lo que os voy a contar me sucedió la semana pasada. Fui al gimnasio que queda a la vuelta de casa, como hago tres veces por semana. Voy a la mañana, por lo que habitualmente hay poca gente, no más de tres o cuatro personas, casi siempre chicos.
Ese día, después de terminada mi rutina, mi monitor Roberto me dijo que habían contratado a un chico que daba masajes y para los clientes habituales, el primero vez era gratuito.
Me pareció bien y quise probar. Fui a donde me indicó, una salita pequeña en la que había una camilla y un cambiador. Esperé unos segundos y apareció el masajista. Era un joven con un cuerpo muy atractivo, musculoso y con unas enormes manos que no desmerecían a su enorme paquete. Me indicó que fuera al cambiador, que me quitara la ropa y me pusiera una toalla. Me recosté en la camilla boca abajo cubierta solo con la toalla. Primero me pasó un aceite por el cuerpo y luego empezó a frotarme con firmeza. Comenzó por mi espalda, por los hombros y fue bajando hasta la cintura. Era realmente placentero. Al llegar a la cintura cambió y fue por los pies y las piernas. Separó mis piernas y me pasó sus manos desde los tobillos hasta los muslos por la parte interior llegando hasta a rozar mi coñito, lo que me puso la piel de gallina. Al cabo de un rato estaba toda mojada. Me hizo darme la vuelta y comenzó con una mano a acariciarme los pechos y chupar los pezones que enseguida se endurecieron, mientras la otra mano me la pasaba por el chochito y metiéndome sus enormes dedos adentro lo que hizo que me llenara de jugos. Sin decir palabra tomó una de mis manos y la deslizó adentro de su pantalón hasta que encontré su polla. No lo vi, solo lo tenía en mi mano, pero me resultó gigante. Sin dejar de jugar con sus dedos dentro de mi coñito dirigió mi mano, que tenía agarrada su polla, hacia fuera del pantalón y pude comprobar que era tremenda, enorme, muy gruesa y muy larga y que ya estaba erguida. Hizo que la llevara a la boca y comencé a chuparla. Mientras subía y bajaba mi mano por su tronco haciendo que saliera afuera su cabeza, así como estaba acostada, de costado y bastante incómoda me las arreglaba para pasar mi lengua desde los huevos hasta la punta, era realmente muy sabrosa.
Cuando los dos estuvimos a punto, me abrió las piernas con fuerza y me la fue metiendo, poco a poco hasta que estuvo toda adentro, entonces levantó mis piernas de modo que quedaron apoyadas en mi hombro. Era terrible la sensación de sentirla hasta la garganta. Como me tenía agarrada por los hombros para darse impulso, cuando bombeaba yo tenía la impresión que me iba a salir por la boca. Era tremendo lo que gozaba y comencé primero a jadear pero luego a pegar alaridos de placer. Entonces me tapó la boca con la toalla para amortiguar el escándalo. Acabé enseguida, tuve un orgasmo tremendo, me di cuenta por los jugos que bañaban alrededor de mi coño, pero él estaba todavía en lo mejor y seguía bombeando, como si me estuviera cabalgando. Yo sentía su jadeo y su aliento al costado de mi cara y cada tanto besaba mi cuello y mis pechos. Tuve mi segundo orgasmo y él seguía. Cuando se dio cuenta por mis gritos, paró, la dejó adentro un rato hasta que yo terminé. Entonces me levantó como si fuera una pluma y me dio vuelta para que quedara igual pero boca abajo. Yo estaba en el mejor de los mundos y no me di cuenta que se había sacado su camiseta y me había atado las muñecas por la espalda. En realidad me percaté, pero no podía pensar en nada y mucho menos hacer algo. Tampoco había observado que por los gritos se habían acercado el profesor, Alex y José, que eran los que se encontraban en el gimnasio y estaban parados a mi lado con sus enormes vergas balanceándose tentadoras entre sus piernas. Una vez que me ató, comenzó a pasarme la lengua por mi culito y a meter uno a uno sus dedos por el agujerito. . Giré la cabeza y los vi atrás mío, eran tres además del masajista, todos sudados y excitados, les veía sus caras llenas de lujuria y las manos en sus miembros pajeándose. Por fin el masajista se decidió, se escupió en la mano y se pasó la saliva por la punta de su polla. Le brillaba, una cosa enorme, y brillante. Esta vez no tuvo cuidados, me pegó una fuerte palmada y me la metió, de golpe. Yo pegué un grito tremendo. La sacó y la volvió a meter por lo menos tres veces más, a la tercera yo, me había acostumbrado. Me volvió a cabalgar sujetado de mis hombros por un buen rato hasta que acabó echando toneladas de leche y se relajó sobre mi espalda. Creí que me moría, "que orgasmo!". Cuando la sacó, desató mis manos y se paró al costado de mi cara. Volvió a tomar mi mano para que se la agarrara y me dijo: “pásale la lengua hasta que quede bien limpita”.
Cuando terminé ya tenía a mi profesor y a otro manoseándome, mientras que otro de ellos no dejaba de lamerme la vagina. Este finalmente se puso de pie. Estaban todos casi pegados a mi cuerpo, tocándome. Sentía manos por todo mi cuerpo, "¿Te animas a chuparnos la polla a los tres?" Me dijo uno de ellos sonriéndome. Me hablaba como si hubiésemos quedado para algo así desde hace tiempo.
Me metí la de Roberto, casi toda y se la chupé. José cogió mi mano que estaba sin usar. Y me hizo tomar la suya. Lo comencé a pajear. Finalmente tomé dos pollas con mis manos y comencé a cascarlas . Escuchaba que hablaban entro ellos. Fueron turnándose para que se la chupará y les fuera pajeando a todos, me sentía la más puta, la más sucia y a su vez me gustaba sentirme así.
Alex aprovechó para colocarme en la posición de perrito, mientras yo seguía sin sacarme el pollón palpitante de Roberto de la boca y sin soltar la otra polla que tenía en mi mano.
Al instante, sentí una lengua áspera pasearse por mis ingles, mordía suavemente mi entrepierna, alternando su lamida entre mis labios vaginales y mi clítoris, a lo que yo respondía con humedad, apretando más fuerte y acelerando la masturbación y mamando con más rapidez e intensidad. Estaba, sintiéndome la perra más grande del mundo y deseaba ser perforada hasta desfallecer. Y mi deseo no tardó en ser cumplido. El chico abandonó el delicioso oral que me estaba dando, mi coño estaba inundado de flujos e increíblemente lubricada por lo cual no le fue difícil incrustarme casi 20cm de polla de un solo empujón, mi grito bien pudiera haberse oído a kilómetros de no ser porque tenía la boca ocupadísima con otros 23cm de carne. Sentía como me penetraba hasta el fondo empujándome hacia delante, haciendo que sus enormes huevos chocasen con los costados internos de mis piernas y mi pubis, Roberto empujaba más su duro cañón contra mi boca y sus pelotas también chocaban en mi barbilla, al punto de quedar traspasada casi a totalidad. José había quedado abandonado a un lado, ya que ante la fuerza de las embestidas había tenido que utilizar ambos brazos para apoyarme, y se hacía una paja viendo como yo era ensartada por otros dos chicos.
Sin sacarme la polla de mi coño, Alex me dio la vuelta, cargándome y sentándose en el suelo me colocó sobre él y pudé sentir como se penetraba más profundamente. Roberto y José se pararon frente a mí, y casi sin aliento tomé una polla en cada mano nuevamente, alternando caricias, paseando mi lengua por los huevos, por todo el tronco de cada uno, llenándome de su sabor, sus rabos estaban completamente ensalivados por mí, se veían brillantes, más tentadores. Alex me penetraba tan profundo que le sentía hasta en el estómago. Me tenía tomada por las caderas y me levantaba casi completamente para dejarme caer nuevamente en su tranca. Mi chochito se deslizaba suavemente en su poste y yo completamente estaba fuera de mí, gritando y pidiendo más.
"Ya oyeron", dijo Roberto "hay que darle más", dicho esto se acostó en el suelo dejando su polla apuntando al techo. Me levanté de la polla de Alex y me senté en la de Roberto, bajando despacio, saboreando con mi coñito cada milímetro de delicioso rabo hasta tenerlo todo en mi interior, comencé a moverme lentamente en su descomunal polla. Ahora Alex se puso frente a mí y sin mediar palabra comencé a mamarle la polla impregnada de mis propios fluidos.
Entonces llegó el momento de la verdadera acción: José me levantó el trasero y apuntando bien, dejó ir toda su polla a mi culo, una oleada de placer recorrió mi cuerpo, al notar la sensación que me producían las dos pollas que me poseían.
Me encantaba sentirme empalada, gozando como la puta más grande de la tierra. Disfrutaba al estar rodeada de penes descomunales, mamando hasta que me doliera la boca, uno tras otro, y finalmente ser bañada con grandes cantidades de leche de muchos machos.
Sentía mi culo caliente, podía sentir como la polla de José chocaba con la de Roberto en mi interior, casi no podía respirar, tragaba saliva mezclada con semen de Alex, las embestidas arrítmicas de los dos que me follaban me zarandeaban de un lado a otro y Alex ahora me golpeaba la cara con su rabo diciéndome lo puta que era, hasta que un enorme chorro de leche hirviendo salió disparada desde la punta de su polla llenándome toda la cara. Se la cogí con una mano y la volví a introducir en mi boca aprovechando un par de chorros más que fueron directos a mi garganta, los saboreé entre mis labios y con mi lengua antes de tragarlos completos. Era lo más delicioso que había probado. Al mismo tiempo sentí como una gran inundación me llenaba por dentro. Al verme tragar el semen, Roberto y José, habían alcanzado tal grado de excitación que se corrieron en mi, descargando lo que yo sentí como litros y litros de espesa leche caliente.
A lo mejor ni loca lo hubiera hecho con alguno de ellos, y menos con José que era bastante viejo y tenía un polla que parecía una pierna mas, pero en esa situación, dominada y a merced de esos hombres, me habían parecido maravillosos.
Esta semana no iré al gimnasio, me duele todo el cuerpo, pero la semana que viene no descarto volver a seguir poniéndome en forma.

Andrea XXIII, el sexo mejor en familia.


Hoy por la mañana me levanté muy temprano para ponerme a estudiar, ya tengo los exámenes ahí, a la vuelta de la esquina.
Para terminar de despertarme y despejarme, decidí darme una buena ducha.
Así que cogí ropa limpia y me fui al baño. Estaba sola, así que no cerré la puerta, simplemente la dejé medio abierta.
Me desnudé completamente y abrí al agua, empecé a observar mi cuerpo y a imaginarme todo el gusto que llevo dado con él, lo que me provocó unos deseos inmensos de masturbarme. Comencé a acariciar primero mis labios, metiendo un dedo dentro de mi chochito. Pasé a contemplar mi clítoris, que en ese momento estaba más grande, y no pude evitar exhalar un suspiro, casi gemido, de placer cuando el chorro de agua tibia cayó directamente sobre él. En ese momento escuché la puerta de la calle y como unos pasos se dirigían hacia el baño. Era mi prima Clarisa que necesitaba usar el baño. Se sentó en el wáter y se puso a hacer pis. Yo no paraba de mirarla a través de la mampara. Me asombró cuando la vi tocándose el clítoris mientras meaba, por lo que tuve la curiosidad de preguntarle por que lo hacía. Ella me dijo que le producía mucho placer cuando hacía las dos cosas simultáneamente. Cuando terminó de explicarme, estaba yo más ardiente. Tenía unas ganas locas de sexo, así que no dudé en preguntarle si le apetecía darse un baño conmigo. Clarisa estaba muy dispuesta, así que no tardó en desnudarse y venirse para la ducha. Cogió la esponja y el gel de baño y empezó a enjabonarse sus tetas. Yo le pedí que me enjabonase la espalda, y ella aceptó. Sentí su mano en mi piel y mi espalda se erizó con la sensación. Luego fui yo la que enjabonó la suya y, con suavidad, le di la vuelta para que su delicioso chochito quedase a mi vista. En este momento mi pulso estaba muy acelerado y empecé a enjabonar su cuello sin la esponja, sólo con mis manos. Ella se dio cuenta pero no dijo nada, así que seguí acariciándola y recorrí toda su espalda Llegué a su coñito y cuando la toqué entre sus nalgas con la mano llena de espuma dio un respingo pero no se dio la vuelta, y yo de nuevo quise sentir esa calidez que tenía allí dentro. Me dí cuenta de que estaba a mi merced así que recosté mi cuerpo contra el suyo. Mis tetas y mis pezones duros se rozaban con su espalda y mis manos hacían de su cuerpo lo que querían. Me retiré sólo un poco y, sujetando sus dos manos por las muñecas, las subí arriba de su cabeza y ella me dejó hacer. Me recosté de nuevo contra ella y acerqué mi boca a la suya, recorrí sus labios con la punta de la lengua, lo que la hizo estremecer. Seguí acariciando sus tetas para ir bajando por su cintura hasta llegar a su coñito. Acaricié siguiendo su abertura hasta llegar a su entrada, introduje un dedo y lo saqué para regresar de nuevo a su clítoris. Mi prima se estremecía de placer mientras yo la sujetaba y la acariciaba. . Yo quise beber de allí y así lo hice, aspirando todo su olor de hembra en celo. Mi boca se pegó a ella y la absorbió. Mi lengua entraba y salía de su chocho, mientras ella gemía como loca. Apreté su clítoris con mis labios y lo sujeté con firmeza. Estaba a punto de correrse, sujetó mi cabeza con sus manos para atraerme más hacia su cuerpo. Dos de mis dedos entraron en acción, los metí profundamente de forma tal que quedasen con el movimiento hacia el punto interior de más placer. Mis dedos se movían, mientras mi lengua acariciaba su clítoris. El orgasmo no tardó mucho en ocurrir y, entre gemidos y un espasmo la hice correrse en mi boca. Sus jugos estaban en mi cara, su aroma a sexo en mi piel y todavía mis dedos adentro se movían para exprimir las últimas oleadas de placer que quedaban en su cuerpo.
Al abrir la puerta de la mampara las dos nos llevamos una grata sorpresa. Allí estaba mi tío que había llegado del trabajo mirándonos con su enorme polla en la mano. Parecía que estaba dispuesto a acompañarnos así que sin perder el tiempo nos señaló a las dos el camino hacía su habitación. Al llegar yo no me anduve con remilgos y comencé a desnudarlo entre besos y abrazos. Él se dejó hacer, limitándose a empujar mi albornoz por los hombros dejándome totalmente desnuda. Allí nos acariciamos hasta que surgió potente su polla. Miré hacia Clarisa. Estaba, con la mano sobre la boca en gesto de asombro. Se inclinaba sobre la cama y sus ojos contemplaban atónitos el espectáculo. Mi tío me echó sobre la cama y comenzó a acariciarme el chocho mientras besaba mis tetas. Fue bajando muy despacito, besando y lamiendo, hasta que llegó a la meta, abierta y ya humedecida. Mi prima no nos quitaba ojo. Su albornoz ya lo tenía casi abierto y apoyaba sus codos sobre las piernas. Entonces le tendí mi mano derecha que cogió febrilmente. La atraje hacia mí y se sentó en el borde de la cama, colocando su pierna izquierda flexionada sobre ella y dejando la derecha apoyada en el suelo. Así pude llegar a su muslo, que comencé a acariciar. Pero mi tío no perdía el tiempo. Abriéndome las piernas metió su cara entre ellas y comenzó a jugar con su lengua en todos los recovecos que encontraba. Yo resollaba fuertemente, produciendo un ruído que se me antojaba extraño, pues me parecía que retumbaba, hasta que me di cuenta de que hacía eco con el que producía Clarisa. Estaba ya sobre la cama, con ambas manos entre sus piernas y mirando la actividad de su padre. Se acercó a mí, se pegó a mi cuerpo y comenzó a besarme en la boca, con besos lentos, de lengua vibrante y enloquecedora. Pero al ver como su padre se acercaba se retiró. No separó su cuerpo del mío, sino que dejó de besarme y se quedó observando. Mi tío me la metió. No se entretuvo en más, pues estaba súper caliente después de todo lo que había visto en el baño y además estaba influido por el morbo de tirarse a su sobrina mientras su hija lo veía todo. Así que me la metió sin más contemplaciones. Yo sentí como su polla iba rozando las paredes de mi coño hasta llegar a su final. Me provocaba escalofríos, estremecimientos y gritos que eran coreados por Clarisa que volvía a aferrarse a mí y besarme locamente. Me corrí, no sé si por mi tío o por mi prima, pero el caso es que tuve un orgasmo sensacional.
Miré a Clarisa y vi como una mano de su padre estaba entre sus piernas. Y ella se daba cuenta, pues pude observar como su vientre se alzaba en un suave estremecimiento y ella se frotaba los pezones con ambas manos. Sentí que la cosa se estaba poniendo interesante, por lo que comencé también yo a acariciarla, sintiendo como ya gemía completamente entregada. Entre los dos la tocábamos por todas partes, rozábamos su coño, frotábamos sus pezones. Hasta que mi tío no pudo aguantar más y se le subió encima. Su polla ardiente y humedecida, estaba sobre el vientre de su hija, que sentía el caliente bulto de los huevos sobre su coño. Percibía como los muslos de mi tío oprimían los suyos palpitantes, como si domara a una yegua salvaje. Me acerqué y la acaricié, besé sus labios, pellizqué sus pezones... y poco a poco, sus piernas empezaron a abrirse, muy despacio pero se abrían, tanto, que al fin mi tío se colocó entre ellas. Entonces Clarisa sentía la polla en su vientre y los huevos sobre su culo en una caricia de insospechados placeres. Entonces intervine yo. Me acerqué, agarré su polla y tras chupársela comencé a frotarla sobre la vulva de mi primita. Lo hice despacio, haciendo movimientos rotatorios sobre su coñito, mezclando los jugos, introduciendo poco a poco aquella cabezota impresionante, que vibraba y quería escaparse del freno de mis manos. Fue entrando y cuando consideré que ya estaba encauzada, la solté. Mi tío la envainó toda. Mi prima se estremeció y quedó muda. Tenía la boca abierta, no respiraba, sus ojos estaban en blanco y tuvo un momento de quietud... luego gritó. Gritó de forma escandalosa, con gritos que chocaban en las paredes y rebotaban una y otra vez, con gritos que fueron bajando de tono hasta convertirse en un gemido, un ruego...
" ¡Sigue Papa... sigue... sigue...! ¡no la saques... sigue...! ¡otra vez...! ¡otra vez...! ¡muchas veces!"
Y su mano tendida apretaba la mía que estaba allí, junto a ella. ¡Y vaya si lo hizo otra vez! La folló varias veces, se corrió sobre ella: me volvió a follar a mí otras tantas, y luego las dos nos dedicamos a follarlo a él. Recorrimos todo su cuerpo, tocamos todos sus puntos sensibles, chupamos, meneamos, lamimos y hurgamos en todos sitios. Y mi tío se corría... hasta que cayó exhausto y roto en la cama mientras mi prima y yo nos besábamos abrazadas coño contra coño. "¡Chicas, me habéis matado! ¡Me voy a duchar! "
Y se levantó recogiendo su ropa. Al rato volvió ya vestido.
"Me voy, pues si me quedo me voy a dormir al momento y seguro que lo aprovecháis para chuparme la sangre. ¡Adiós, vampiresas! "
Cerró la puerta y nosotras nos quedamos riéndonos satisfechas por el placer experimentado.