Andrea XXXVI, follada en un baño de Bar.

Hoy iba a escribiros sobre mi primer polvo, pero es que justamente hace unas horas me pasó algo que ni yo misma me lo creo aún.Fue tan excitante que mejor os lo escribo hoy, que aún estoy totalmente abierta y cachonda, seguro que así os hago imaginarlo con más facilidad.
Había quedado con un "amigo" a tomar algo durante la tarde, él quiere algo conmigo, sexo, y la verdad que el chico no está nada mal, así que no me negué a su invitación. Fuimos a una cafetería que hay cerca de la casa de mis tíos, pero en la cual nunca había entrado antes.
Era bastante grande y luminosa, con un toque moderno.No había mucha gente, más bien estaba bastante vacío, así que pudimos elegir en que mesa sentarnos.
Miguel, que así se llama el chico, quiso sentarse en una mesa que estaba al fondo, apartó una de las sillas ofreciéndomela para que me sentara. Eso fue medio romántico, medio caballeroso, que tengo que decir que me descolocó un poco, la verdad. Me hizo pensar si lo que realmente quería era follar o algo más.
En ese momento vino el camarero, un chico muy alto, moreno de pelo y de piel, con unos ojos grandes y verdes, tan profundos que te podías perder en ellos.
Yo nunca lo había visto, pero él a mí si, al parecer.
"¿Hoy descansas? ¿No vas a correr?"
Yo practicamente todos los días voy a correr, pero hoy había quedado con Miguel justamente a esa hora.
Me quedé sorprendida de que se fijara en mi, de que supiera cuando voy a correr, y que tuviera el descaro de preguntarme eso sin conocerme de nada y delante de Miguel, sin saber siquiera si era mi novio; bueno, supongo que se notaba que no lo eramos e igual sabía mucho más de mí de lo que yo pensaba.
"Hoy me he tomado un respiro, lo dejo para mañana"
Me miraba raro, con mucha atención, no despegaba su mirada de mi y tenía una sonrisa de oreja a oreja, como si lo embobara. Miguel se dio cuenta y se mosqueó un poco.
"¿Lo conoces?" Le dije que no, que nunca lo había visto, nunca había entrado a esa cafetería.
Cuando nos trajo las consumiciones seguía mirándome igual, coqueteaba conmigo con la mirada y con la sonrisa.
Se fue y nos dejó solos y yo comencé a pasar mi pie por la pierna de Miguel, por debajo de la mesa. Dio un salto en la silla, al parecer no se lo esperaba.
"¿Porque me trajiste aquí, si lo que queremos los dos es follar?"
"Quería hacerte de rabiar un poco"
"Pues igual ahora el que rabia eres tu"
Mi pie había subido por toda su pierna y se había parado justamente en sus entrepierna, para masajear la prominente polla, que crecía cada vez más, con cada caricia que mi pie le daba.
Miré hacia la barra y ese chico estaba mirándome fijamente, recorriendo con sus ojos cada centímetro de mi cuerpo, comiéndome con la mirada.
Miguel fue al baño y el camarero aprovechó para acercarse.
 "Dentro de unos minutos te espero en el baño"
 Me lo dijo al oído, mientras me apartaba el pelo con la mano. Buf, me estremecí cuando hizo eso y me mojé toda, cuando me hizo esa proposición. Deseaba tocarme, besarme, acariciarme y comerme toda, se lo notaba en su forma de mirarme y en el bulto que tenía entre sus piernas, el cual había tapado con la mano sutilmente mientras me hacía la proposición.
Al poco rato salió Miguel del baño y vi como el camarero entraba, haciéndome un gesto con la mano para que lo siguiera.
Le dije a Miguel que iba al baño. Nada más entrar noté como una mano me cogía por el brazo y me arrastraba al baño de las mujeres y al mismo momento me plantaban todo un morreo en toda la boca, no me dio tiempo ni a reaccionar. Pero sabía quien era, así que me dejé llevar. Me había apoyado contra la pared y sus manos ya recorrían todo mi cuerpo, levantándome el vestido, tocándome por el culo y subiendo hasta mi cintura.
Paró de comerme la boca y me susurró al oído "Llevo mucho tiempo queriendo hacer esto, no sabes lo mucho que me pone verte correr, tu cuerpo me vuelve loco"
Se apretó contra mi, haciendo que su polla totalmente erecta rozara contra mi cuerpo, eso hizo que me mojara toda.
Con sus manos fue apartando mi tanga, para dejar sitio a sus dedos, que empezaron a tocarme de una manera frenética, haciendo que mi chocho se abriera de tal forma que pudiera entrar cualquier cosa. Comencé a gemir, no podía aguantarme, aquello estaba siendo tan excitante. Me sacó las tetas por fuera del vestido y me chupó los pezones, me los mordisqueó y me los estiró para luego soltármelos de golpe; y todo eso mientras sus dedos no dejaban de darme gusto por mi clítoris y mi agujero. Me apretaba tanto contra la pared que notaba todo su cuerpo contra el mío, lo caliente que estaba, su respiración entrecortada y sus latidos tan fuertes y rápidos.
Se sacó la polla fuera del pantalón. Ufff, era enorme, gorda, dura, y estaba tan erecta. Realmente me deseaba, no había duda, parecía que le iba a estallar.
No esperó más, me cogió por la cintura, levantandome para luego dejarme caer sobre su polla de golpe. Toda ella entró en mi, hasta el fondo, y me hizo gritar de gusto, de placer. Era realmente grande, notaba como llegaba hasta el fondo de mi coño.
Comenzó a moverse, a metérmela y sacármela, cada embestida era más fuerte, más honda; los dos temblábamos mucho y respirábamos con dificultad. Todo lo que hacíamos nos parecía poco, queríamos más, estábamos desenfrenados.
En ese momento entró Miguel, no sé si fue al ver lo que tardaba en salir o si fue por que había escuchado mis gemidos.
"Joder!" Diciendo esto se sacó la polla de su pantalón y le dijo al camarero que le dejara darme por el culo.
Cogió y apollándose en el lavabo, me abrió el culo para que Miguel pudiera meterme la polla hasta lo más profundo de mi . Primero me lo lamió, me pasó la lengua y me metió dedos y cuando lo vio totalmente abierto y húmedo me metió la polla, muy despacio. Notaba como me iba entrando, como me iba abriendo, sentía su polla rozando el agujero de mi culo, la sentía muy apretada en mi interior y muy caliente y dura. Me dio un último empujón y la polla entró hasta el fondo. Mientras el camarero, me chupaba las tetas y seguía follándome por el chocho, moviendo sus caderas contra mí, cada vez con más fuerza y Miguel hacía exactamente lo mismo. Parecía que era una competición para ver quien de los dos me daba más fuerte. Me estaban rompiendo entre los dos, me tenían tan abierta. Yo no paraba de gemir y a ellos se les escapaba algún gemido de vez en cuando.
Después el chico me sacó la polla del coño y me posó en el suelo. Bajó hasta mi chochito y comenzó a lamerlo, a chuparlo, a saborearlo todo, me follaba con su lengua, jugaba con la punta en mi clítoris, me hizo de todo ahí abajo, me lo estaba comiendo todo completamente.
"Mmmmm, que bien sabes! Me la pones a tope!"
Miguel sacó su polla de mi culo y se la cascaba mientras miraba lo que me hacía el camarero. Que en ese momento cogió una de mis piernas y la subió hasta el lavabo, quedando así a la vista mi abierto y empapado agujero del chocho. Los dos se deleitaron mirando y se la cascaban con mucha fuerza.
"Tócate", me dijo el chico.
Yo muy obediente me toqué el chocho y luego me metí tres dedos, haciendo que entraran y salieran a mi antojo. Tal y como estaba me cogió de la pierna que tenía levantada
 y me metió la polla por el coño. Después me cogió y haciendo que me agachara, me abrió el culo y metió su polla de un solo golpe hasta el fondo. Miguel se acercó y al verme en esa postura no pudo aguantarse, me cogió de la barbilla, levantandome la cara y me metió la polla en la boca. Hacía que entrara y saliera de ella, me la metía con total bestialidad hasta el fondo, hasta mi garganta y me decía "Si, sigue así, que bien chupas", mientras me agarraba por el pelo.
Y el chico, me embestía por el culo, cada vez más fuerte, me agarraba por la cintura, apretándome contra él para no desequilibrarme de la fuerza con la que me follaba. Yo mientras me tocaba el chocho.
Miguel me sacó la polla de la boca y se puso a cascársela mirando el espectáculo y al poco rato soltó un chorro enorme de corrida caliente encima de mi cara. Me relamí, estaba buena.
El camarero me rompía el culo con cada penetración, me agarraba con mucha fuerza y me clavaba las uñas en la piel, hasta que los dos nos corrimos a la vez, con nuestros cuerpos totalmente sudorosos y ardiendo.Me clavó aún más las uñas en mi cintura y parte de mi culo. Y soltó un gemido lleno de gusto y placer.
"Mmmmmmmm, que polvo más rico, me vuelves loco"
Los dos salieron y yo me quedé para arreglarme un poco. Cuando salí, había una pareja en una mesa y noté que me miraban con los ojos abiertos de par en par.
"A ver si vienes por aquí más a menudo, cuando vayas a correr, párate a tomar algo, yo invito. Por cierto, mi nombre es Pablo"
Puede que algún día lo haga, pero hoy quedé tan rota y tan abierta...
Miguel me esperaba fuera y me acompañó hasta casa, todo un caballero. Él también quería repetirlo otro día, pero me dijo que los dos solos, que me iba a hacer disfrutar más. Bueno, habrá que comprobarlo.
Después de mi primera experiencia con Jorge que fue super excitante, por lo menos para mi, espero que también para él; necesito más así que desde hoy hasta el próximo viernes 5 de Agosto, quien más participe con comentarios o mensajes en el Blog, tendrá una noche de sexo por Internet conmigo, así que ¿quién se anima?, que el tiempo corre.

Andrea XXXV, probando sexo con hortalizas.

¿Alguna vez tuvisteis la sensación de no saber si lo que estáis sintiendo es un sueño o es real? Pues yo si tuve esa sensación y no hace mucho, este sábado, para ser más exactos. Salí un poco por la noche y cuando llegué a casa me quité la ropa y me metí en cama. No sé si llevaba mucho tiempo metida en ella, cuando noté el calor de un cuerpo que se arrimaba al mío y luego unas manos calentitas y suaves me acariciaban por la cintura y por mi vientre.Estaba media dormida, muy cansada, así que en ese momento seguí con los ojos cerrados, me pasaban demasiado los párpados para levantarlos.Esas manos comenzaron a deslizarse por mi cuerpo, hacia mis tetas, que a causa de tanto manoseo se pusieron duras y con los pezones duros y de punta. Notaba como mi piel se erizaba con cada roce de esas manos que parecían tan finas.
Estaba confusa, tenía la duda de si realmente había alguien en mi cama, tocandome, abusando de mi cuerpo, o de lo contrario era mi imaginación; mi ardiente y apasionada imaginación que había creado tal historia que mi cuerpo sentía como si pasara realmente, encendiéndose con cada idea que pasara por mi cabeza.
Pero cada vez sentía más, cada vez me sentía más despierta, más cachonda, más mojada y más abierta.
Mi cuerpo subía de temperatura, sobre todo entre las piernas y los músculos de mi coño latían cada vez más y más fuerte.
Esas manos me estaban desnudando, ese cuerpo se restregaba contra el mío; era una chica, sus tetas estaban rozando mi espalda y su chocho contra mis nalgas; estaba mojadísima, casi como si se hubiese meado.
En ese instante me desperté por completo y dándome la vuelta descubrí que era mi prima Verónica.
"Espero que no te importe, necesito follar, llevo toda la noche con una braguita vibradora y estoy cachondísima, quiero que me metas algo gordo hasta el fondo de mi chocho"
Ahora entendía por que estaba tan mojada.
"No me importa para nada, estaba deseando tener sexo"
"Traje unas esposas, quiero que me las pongas y luego me metas el calabacín que cogí del frigorífico"
Escuchar eso me puso a tope, era una guarra de verdad, la encantaba el sexo como a mi, le gustaba jugar, experimentar e inventarse nuevas maneras de sentir.
Ella se quitó rápidamente la ropa y me ofreció las manos para que las esposara. Comencé a chupar esas tremendas tetas que tenía y esos pezones que parecían que iban a explotar de lo erectos que estaban.
Los chupé y los succioné, los mordisqueé y jugué con ellos con mi lengua, mientras con mi dedo acariciaba su clítoris, en círculos, haciéndola gemir y moverse buscando el dedo, quería metérselo dentro, quería más de lo que le daba. Me gustaba sentir que yo mandaba, que yo decidía y ella tenía que aguantarse, que iba a recibir y sentir cuando y cuanto yo quisiera.
Vi que estaba a tope, con el chocho totalmente abierto, mojado y palpitando, pidiendo a gritos algo duro y gordo. Así que le puse un condón al calabacín y se lo metí de un solo golpe hasta el fondo del coño. La hizo gemir como una loca y aunque yo le movía bastante rápido, ella se movía igual la cadera, buscando que entrara más y más rápido, estaba desenfrenada, totalmente loca. Yo me mojaba como una puta simplemente con verla de esa manera. Su cuerpo sudaba del esfuerzo que estaba realizando.
"Chupame el chochito" Y así lo hice, y sintió tanto gusto, tanto placer que se corrió al poco de empezar a jugar con mi lengua.
Después dijo que me tocaba a mi, que iba a probar lo que era tener un calabacín en mi interior. Me lo metió también de golpe, noté como llegaba al fondo, pero no sentí dolor, solo placer, estaba tan abierta, tan cachonda, tan deseosa de meter algo en mi agujerito, que entraba y salía sin ningún problema, resbalaba con total facilidad por las paredes de mi coñito. Me encantaba, sentía los latidos de mi corazón muy fuertes y rápidos, me ardía el chocho, me faltaba la respiración y cuando me quise dar cuenta me había corrido como nunca, mis flujos recorrían mis nalgas mojando las sábanas como si me hubiera meado.
Me encantó y solo de pensarlo me vuelvo a mojar.
Por cierto Jorge, eres el ganador, así que ponte en contacto conmigo para quedar un día a una hora que nos venga bien a los dos.
Duckoy, tu por poco eres el elegido, espero que para la próxima vez tengas tu recompensa.

Andrea XXXIV, me encanta lamer coños húmedos.

Este lunes a última hora de la tarde iba caminando por una zona de nueva construcción que hay cerca de casa de mis tíos. Venía del gimnasio, de hacer pilates y estaba cansadísima, solo quería llegar a casa para poder descansar. Al llegar casi al final de la calle, giré la cabeza hacia un lado y miré a un grupo de chicas que estaban sentadas y bebiendo. Cual fue mi sorpresa, cuando más adelante ví a otra chica, que debía ser del mismo grupo, meando apoyada en la valla de la obra.
Su falda recogida hasta la cintura y sus piernas abiertas dejaban ver como soltaba un chorro de pis; me puso cachondísima, no era capaz de parar de mirar como meaba, como caía desde su chocho hasta el suelo ese meo que me estaba volviendo loca.
Cuando me di de cuenta ella me estaba mirando y en vez de cortarse siguió con lo suyo y al terminar me preguntó si tenía algo para poder limpiarse. Fui a darle un pañuelo cuando me soltó " Yo también soy lesbiana". Yo le iba a decir que no era lesbiana, que era bisexual, pero no me dio tiempo, ya que me cogió de la mano que tenía el clinex e hizo que se la pasara por el chocho.
"Está bastante bien así, pero me gustaría mejor con otra cosa, seguro que entonces me quedaría muy limpio"
Sin pensármelo ni dos veces me puse de rodillas y metiendo mi cabeza entre sus piernas, comencé a lamerle el coñito, pasándosela desde el principio hasta el final.
Ella me agarró de la cabeza y me decía que no parara, que siguiera. Entonces escuché a las demás chicas que se acercaban a nosotras y parecía que se quedaban a mirar. Al parecer no todas eran lesbianas, pero lo que estábamos haciendo les parecía excitante, no sé muy bien si era por ser guarras o por todo lo que habían bebido.
Al principio no participaban, solo miraban como se lo chupaba, como jugaba con mi lengua por su agujerito. Pero luego algunas se pusieron a tocarnos y a tocarse entre ellas y las demás se animaron cuando vieron que un hombre estaba mirando lo que ocurría, y se la estaba cascando.
Una de las chicas, me sacó las tetas al aire y comenzó a chuparlas y de vez en cuando me mordisqueaba los pezones mientras me pasaba la puntita de su lengua por ellos, poniéndolos duros y puntiagudos.
No nos hicimos nada más que tocamientos y besos, nos comimos las bocas, no nos metimos dedos ni nada; fue más bien como un juego, pero me encantó. Lo malo de eso fue que me dejó demasiado caliente. Así que me fui para casa y al llegar me hice una muy buena paja en la ducha.
Aunque me sirvió de muy poco, así que pensé en darme un poco más de gusto y dárselo a algun@ de vosotr@s. Se me ha ocurrido que quien más participe con comentarios o mensajes en el Blog durante esta semana, tenga una noche de sexo por Internet conmigo, y quien sabe, si nos gusta, igual podemos hacerlo piel contra piel.

Andrea XXXIII, descubriendo mi bisexualidad, con mi mejor amiga

Siempre me han interesado los chicos, pero alrededor de los quince años empecé a sentirme atraída también por las chicas. Se me iban los ojos a sus escotes y a sus culos. Cuando hacíamos gimnasia, al estar en los vestuarios duchándonos, desnudas, me ponía super caliente cuando miraba esas tetas al aire, con esos pezones puntiagudos, y esos chochitos descubiertos. No podía parar de mirarlas y sentía un calor tremendo por mi coñito.Desde ese momento tuve la curiosidad de sentir las manos de una chica por mi cuerpo, de sus labios y su lengua recorriendo cada centímetro de mi piel, hasta llegar a la zona más jugosa, mi chocho.
Pensé que nunca lo iba a probar hasta que una noche lo probé y desde entonces siempre que tengo la posibilidad de repetir, lo hago.
Estaba en casa de mis padres y esa noche había invitado a mi mejor amiga a quedarse a dormir. Vino a mi casa para hacer un trabajo para clase, pero se hizo más tarde de lo que esperábamos, así que mis padres le dijeron de quedarse; después de llamar a sus padres aceptó.
Dormiría conmigo en mi habitación, la cama era grande y cogíamos perfectamente.
Le dejé un pijama corto y comenzó a quitarse la ropa delante de mí, haciendo que me pusiera tan nerviosa que casi no podía ni hablar.
Sus tetas eran pequeñas, sus pezones grandes, puntiagudos y oscuros. Me puso cachondísima ver esos pezones tan de punta, no podía dejar de mirarlos, aún los recuerdo como si los estuviese viendo ahora mientras escribo.
Su chochito tenía un poco de vello; al verlo tuve ganas de tocárselo, incluso de chupárselo. Cuando las dos terminamos de ponernos los pijamas nos metimos en la cama. Su cuerpo rozó con el mío y eso aún me puso más caliente, notaba mi braga mojada, mi coñito ardiendo y sin saber como mis manos fueron a parar a su cintura, acariciándola. Cuando me dí cuenta de lo que estaba haciendo aparté mi mano rápidamente, pero ella me volvió a agarrar de ella y me la colocó de nuevo en su cintura.
"Me gusta que me toques, siempre quise probar con una chica antes que con un chico, para ir entrenando."
Cuando me dijo eso, me quedé sorprendida, pero no quise preguntarle nada, simplemente hice lo que deseaba hacer.
Fui subiendo con mis manos por su cintura, su ombligo, hasta sus tetas. Comencé a tocarle los pezones con dos dedos, mientras ella respiraba muy hondo.
Me encantaba la sensación que sentía en ese momento, me encantaba tocar esos pezones que estaban tan duros y tan de punta. Sin saber como, mis labios fueron a para a ellos y seguidamente mi lengua pasaba por encima de ellos, jugueteando. Ella me agarró de la cabeza y del pelo y entonces yo se los chupé, mordisqueándolos de vez en cuando.
Mientras mis manos iban acariciando su cintura y su culo, para luego ir poco a poco hacia su chochito, por encima de la braga.
Ella suspiró muy fuerte y yo fui tocándola hasta dar con el clítoris. Cuanto más la tocaba, más se ponía.
Me sorprendió cuando me cogió por la cintura, me echó a un lado y se puso encima de mí. Me subió la parte de arriba del pijama dejándome las tetas descubiertas; comenzó a chupármelas y a sobármelas todas. Luego fue bajando con su lengua hasta llegar a me braga. Me pasó la lengua por encima de ella, presionando en mi clítoris y luego en mi agujerito. Tuve que respirar muy hondo y muy rápido, la temperatura de mi cuerpo no podía subir más, estaba ardiendo.
Me bajó la braga y pasó con su lengua por encima de mi chocho, estremecí de placer, me encantaba sentir su lengua caliente y húmeda recorriendo mi coñito.
"Yo también quiero probar tu sabor"
Al decirle eso se puso encima mía y su chocho tocando mi cara; así que metí mi lengua en su agujerito, metiéndola y quitándola, para luego pasarla de arriba a abajo y jugar con ella en su clítoris.
Mi boca se llenaba de su flujo y eso me ponía a tope. Entonces se lo chupé con ganas y le metí la lengua hasta el fondo hasta que se corrió en mi boca haciéndola temblar entera. Con la sensación de todo ese flujo llenándome la lengua, me corrí yo también.
Esa fue la primera noche que probé el sabor de una chica y la primera de otras muchas que ella se quedó en mi casa.

Andrea XXXII, me pone mirar.

Este sábado fui a una piscina cubierta para darme un baño y relajarme durante unas horas. Lo que no esperaba es que fuera a ocurrirme lo que me ocurrió.
Había bastante gente, dejé mis cosas y la toalla en un rincón y me metí en el agua con mi pequeño bikini azul.
Me hice unos largos y luego me puse en una esquina relajándome un poco con el agua. A mi lado había una madre con su hija adolescente y una pareja de un chico y una chica jovencitos, más o menos de mi edad, que parecían ser amigos. Los dos me llamaron mucho la atención, tenían un cuerpazo; y lo mejor fue cuando a ella se le soltó la parte de arriba del bikini,y le vi esas tetas tan redonditas y esos pezones tan puntiagudos. Me dieron ganas de tocárselas y no parar.
Al parecer , eso debió de poner también al chico que la acompañaba, porque aunque con el agua no se miraba muy bien, me pareció ver como de su bañador comenzaba a salir un bulto un tanto sospechoso.
Lo que pasó luego, aún me puso más caliente, me encantaba verles, no me quería perder ni un segundo.
El chico se acercó y le pasó las manos por la cintura mientras se acercaba a su oreja para susurrarle algo que dejaba a la chica con la boca abierta, totalmente alucinada.
Empezó a tocarle por el culo y a agarrarlo muy fuerte con sus grandes manos. Y ella se le lanzó a la boca, comiéndosela toda.
Quise mirar mejor lo que estaban haciendo y me puse más cerca de ellos; así pude ver como él subía sus manos suave y lentamente, por la cintura , por la espalda y llegaba a las tetas, metiendo sus manos por debajo del bikini de la chica para jugar con sus pezones.
No podía aguantarme de la calentura que tenía encima, tenía ganas de tocarme, de tocarles a los dos y que ellos me tocaran a mí. Pero no sabía como se lo tomarían así que decidí tocarme yo sola. Me toqué las tetas, los pezones estaban de punta totalmente y se notaba por encima del bikini.
De pronto, vi como él bajaba otra vez la mano y suponiendo a donde iba, me sumergí en el agua y abriendo los ojos miré como le tocaba el chocho por encima de la ropa, para seguidamente meterla por dentro y comenzar a tocarle el coño haciendo círculos con sus dedos.
Luego ella bajo y quitándole la polla del bañador se la llevó a la boca y comenzó a chupársela.
Mientras que veía esto, mis manos recorrían mi cuerpo, sin darme practicamente de cuenta fui bajando hasta llegar a mi chocho. Sentía mucho calor por todo mi cuerpo, pero sobre todo por mi coñito.
Comencé a hacerme una paja, moviendo mis dedos por mi clítoris haciendo círculos, como le estaba haciendo él a ella,así me imaginaba que me lo hacía a mí. Necesitaba coger aire, por lo que subí a la superficie. Cual fue mi sorpresa, cuando subí, los dos me miraban con cara de gusto, de picardía. Me habían descubierto y en vez de estar avergonzados o enfadados, estaban intrigados y muy calientes.
"Puedes acercarte que no mordemos." "Vi lo que hacías debajo del agua, ¿te puso lo que estábamos haciendo?"
Yo le dije que sí, que me habían puesto a tope, que desde el primer momento me había dado ganas de tocarles, y que me tocasen.
En ese momento, noté unas manos recorriendo mi cuerpo y ella me dijo "¿Como te gustaría? ¿Así?"
Era ella, eran sus manos recorriendo mi culo y mi cintura, hasta llegar al chochito; luego cogió aire y sumergiendose sentí como me bajaba la parte de abajo y metía su cabeza entre mis piernas, para lamerme el coño.
Me daba muchísimo morbo hacer eso allí, que nos pudiesen descubrir, pero también me daba rabia no poder follar tranquilamente. Así que les propuse ir a los vestuarios.
Al llegar, sin esperar ni un segundo, él me cogió por la cintura y subiendome al lavabo me apartó el bikini y empezó a chupar como un loco, hasta dejarme practicamente sin flujo; mientras ella mamaba de mis tetas y me mordía los pezones, a la vez que se daba gusto a sí misma metiéndose dedos en su agujerito.
Después nos metimos en la ducha y las dos nos pusimos en el suelo de rodillas, besándonos, comiéndonos la boca, sintiendo nuestras lenguas. Él se cascaba la polla mirándonos, le daba mucho morbo vernos en ese plan.
Me giré hacia él y comencé a chuparle la tremenda polla que tenía, tan dura y tan grande, totalmente erecta, totalmente preparada para reventar a cualquiera. Primero metí solo la puntita y muy despacio, para luego meterla entera y apretarla en mi boca, con mi lengua y con mis labios.
Al poco rato las dos estábamos haciendo lo mismo y a él le puso ver a dos chicas de rodillas mamándole la polla a la vez. Poníamos cara de putita para ponerle más cachondo y funcionó.
Nos dio la vuelta a las dos y nos metió la polla por el culo, primero a mí y luego a ella, pasaba su polla de un culo a otro, hasta que se quedó en el mío, dándome muy fuerte, haciendo que me moviera, parecía que me iba a reventar el trasero; me daba palmadas en las nalgas de vez en cuando y me clavaba las uñas. Eso, lejos de molestarme, me excitaba, me ponía a mil.
Mientras la chica me chupaba el chocho y me metía la mano en el agujero, haciendome una de las mejores pajas que me habían hecho.
Después nos cambiamos de lugar, a ella le dio por culo su amigo y yo le chupaba y le hacía una paja por el coñito, que tanto la hice sentir que se corrió como si se hubiese meado y no le dejé ni gota, se lo lamí todo, de lo rico que lo tenía.
Él quitó su polla y nos hizo ponernos delante de él y nada más ponernos, nos soltó un chorro por toda la cara y por las tetas de su leche calentita. Su corrida fue tal que nos resbalaba por todo nuestro cuerpo hasta el suelo. Yo me pasé la mano por mi cuerpo y cogiendo un poco del semen que me había tirado por encima me llevé la mano a la boca para lamerla.
Luego cada uno se fue por su lado, yo me fui a mi casa; pero no sin antes intercambiar teléfonos y quedar de volver a pasar por esa piscina para mejorar la experiencia.

Andrea XXXI, mi primera mamada.


El otro día os conté como empezó mi interés por el sexo, la primera paja, el primer toqueteo de mi chocho y el primer disfrute del sabor de mis flujos; hoy os voy a confesar como fue mi primera mamada, cuando descubrí lo que me gusta chupar pollas.
Ocurrió unos meses después de que empezara a desahogarme a pajas; ya que la primera dió lugar a una al día.
Cuando empecé a darme gusto, mi interés por el sexo creció, sentía curiosidad por tener nuevas experiencias. Deseaba poder probar el sabor de las pollas, de otros chochos, de follar con cualquiera, quería experimentarlo todo y tenía claro que a la primera oportunidad que tuviese la iba a aprovechar.
Una noche de sábado unas amigas y yo quedamos de ir a un local de moda que había abierto dos semanas antes y todo el mundo hablaba maravillas de él.
Esa noche salí de casa dispuesta a todo, a lo que surgiera, a lanzarme y descubrir nuevas cosas, así que me arreglé, me pusé muy atrevida, dejando muy poco a la imaginación.
Mis amigas al verme me aseguraron que parecía una buscona y eso me alegró porque era realmente la imagen que quería dar.
Cuando llegamos allí, nos enteramos de lo que valía la entrada, yo no podía entrar porque no llevaba suficiente dinero, pero quería entrar en ese local y estaba dispuesta a lo que fuera para poder hacerlo.
Estando por allí durante un buen rato, me dí de cuenta que unas conocidas de mi misma edad entraban al local y todo por ir acompañadas de chicos mayores de edad.
Tenía que intentarlo, pensé en acercarme a algún grupo de chicos y pedirles que me dejaran dinero para la entrada.
Me fijé en unos que estaban en la fila, esperando para entrar y sin ningún temor se lo pregunté. Pero para mi decepción se negaron por que me vieron como una niña, yo ya no era una niña tenía 14 años y un buen par de tetas.
Así que me replanté las cosas, me acerqué a un chico que estaba justo detrás de ellos y le cogí de la mano.
"Sabes quiero entrar al local y no tengo pasta, le dije"
El me miró y me dijo, "si quieres puedes entrar conmigo, pero te va a costar algo. ¿Qué estás dispuesta a hacer?"
"¿Que me sugieres?"
"¿Eres muy atrevida?"
Me di cuenta de que se estaba tocando la polla por encima del pantalón y que era una indirecta, muy directa.
"Podemos comprobarlo" me dijo, y agarrándome de la mano me llevó a una esquina de la calle que daba a un callejón.
"¿Le has chupado la polla alguna vez a alguien?" -me dijo sin más.
"No, nunca -le contesté- Pero la verdad es que me gustaría hacerlo porque nunca le he visto el ya-sabes-qué a un chico de verdad... Solo lo he visto en fotos de esas guarras".
Pareció contento de oír aquello y empezó a desabrocharse los pantalones. Cuando se quitó el último botón, me quedé mirando aquella enorme y peluda polla. La cogí entre mis manos y empecé a jugar con ella, sintiendo lo suave que era. Yo no sabía que con tanto juego y tanto movimiento estaba poniendo cachondísimo al chaval. Su polla empezó a crecer y a crecer sin cesar. Cuando por fin dejó de hacerlo no pude evitar soltar un gemido. ¡Era monstruosamente grande!
La agarré sacándola fuera del pantalón. Eso le puso muy caliente, respiraba muy fuerte y comenzó a tocarme la cabeza y a sujetarme del pelo mientras me decía "Ahora quiero que metas la punta en tu boca muy lentamente"
Me fue diciendo todo lo que tenía que hacer y yo muy obediente lo iba haciendo. Metí solo la punta muy despacio en mi boca y succioné hasta que conseguí que gimiera de gusto. Luego la metí hasta el fondo de mi boca, me la tragué entera.
Parecía que aquella polla no se iba a acabar nunca.
Mientras lo masturbaba él empezó a acariciarme las tetas, primero por encima del top, más tarde introdujo su mano por dentro y empezó a acariciarlas por encima del sujetador. Luego me lo desabrochó y empezó a acariciármelas directamente sobre la piel, cosa que nadie había hecho antes, diciéndome que le encantaban lo grandes que las tenía para lo jovencita que era, pero que lo que más le gustaba era lo duras que las tenía. Estos comentarios unidos a las caricias hicieron que me volviera a excitar otra vez. La temperatura sexual fue aumentando en los dos, empezando él a gemir, preguntándome entre gemidos si me gustaba, a lo que yo contestaba, entre suspiros, que si, pues me estaba volviendo a poner super caliente. Fue la primera vez que comprobé lo que me excitaba que me tocaran los pechos.
Lentamente empecé a mover mi boca arriba y abajo por su dura polla. Fui incrementando la velocidad hasta que no pude ir más rápido. Mi lengua se movía por toda su extensión, cubriendo cada milímetro de ella, pero yo aún quería más. De pronto, sentí que se hinchaba en mi boca. Entonces supe que aquel era el momento. Una tremenda ola de semen salió volando de su dura barra de carne y aterrizó dentro de mi boca. Lo saboreé durante unos segundos y luego me lo tragué, con hambre de más. A medida que el semen iba saliendo de su polla y cayendo en mi boca, yo me lo tragaba tan rápido como podía. Cuando decidí que ya estaba satisfecha, ya que le había dejado completamente seco, me la saqué lentamente de la boca, le chupé la punta y lamí los restos de semen que habían quedado adheridos a su aún palpitante rabo.
"Esta ha sido la mejor mamada que me ha hecho nadie en toda mi vida -dijo".
"Para mí también ha sido increíble-contesté yo- No veas lo que he disfrutado. Me parece que vamos a tener que repetir esto muy a menudo. ¿No crees?"
"Por supuesto -coincidió el chico". De momento te has ganado entrar al local, así que me dio el dinero y me acompañó hasta la puerta.
Creo que lo que de verdad le excitó era saber que le estaba haciendo la primera mamada de mi vida. La primera de muchísimas más, porque me encanta mamar pollas, ya sea a hombres conocidos o desconocidos. Ya otro día os seguiré contando más cosas de mis inicios sexuales, que se que os excita.

Andrea XXX, gozando en la bañera.


Nunca os conté como empezó todo esto, como y cuando comencé a disfrutar del sexo y creo que hoy es un buen día para hacerlo.
Tenía catorce años cuando sentí curiosidad por mi cuerpo. Cerré la puerta del baño y me fui quitando la ropa, mientras la bañera se iba llenando de agua para darme un largo y relajante baño. Mis manos rozaron mis pezones cuando me estaba quitando el sujetador y eso me hizo estremecer y tener ganas de rozarlas más. Me puse en frente del espejo y empecé a tocármelas lentamente, a masajearlas y a jugar con los pezones. Eso no hizo más que ponerme más cachonda, pero decidí seguir desnudándome. Me bajé el pantalón y luego las braguitas, y fue en ese momento al ver lo mojadas que estaban, cuando descubrí que me gustaba tocarme.
Rocé con mis dedos un poco por encima de los labios del chocho y noté como este ardía de deseo, quería probar más, eso me sabía a poco. Así que comencé a pasar un dedo por la rajita del coño y pude comprobar lo empapada que estaba, parecía que me había meado.
Mientras que hacía esto me miraba al espejo y eso me ponía aún más caliente. Mi cuerpo temblaba entero y noté como el agujerito de mi coño empezaba a abrirse.
La bañera estaba llena, cerré el agua y metiéndome en el agua muy despacio, noté como el agua me iba rozando por la piel hasta quedar totalmente bajo el agua. Hundí mi cabeza en el agua durante unos segundos para luego subirla y relajarme, apoyandola contra el borde de la bañera.
A pesar de que el agua no estaba muy caliente, mi chocho si lo estaba. Notaba la necesidad de seguir tocándome, quise reprimirme, pero no pude. Levanté mi cintura arriba y abajo de manera que el agua me fuera rozando por el chocho. Sentí mucho gusto, mucho placer; noté como mi coño subía la temperatura y los pezones de mis tetas se ponían totalmente puntiagudos. Eso hizo que los tocara, les pasé la punta de los dedos por encima, para ver lo duritos que estaban. Y luego los apreté entre dos dedos y los acariciaba de vez en cuando.
El corazón me iba a toda velocidad, y aunque el agua ya debería de haber estado fría, yo no tenía nada de frío.
Recorrí con mis manos todo mi cuerpo, estremeciendo y erizandome la piel.
Ya no aguantaba más, tenía que tocarme más abajo, así que bajé mi mano y restregué mis dedos por todo mi coño, pero muy rápido. Después jugué con mi clítoris, eso me volvía loca, se me escapaban gemidos y todo mi cuerpo empezó a temblar.
Pero notaba que necesitaba algo más, que eso solo no me llegaba. Quería ver mi cuerpo y como me tocaba. Me levanté y salí de la bañera. Con el cuerpo totalmente mojado, me puse en frente del espejo. Viendo como el agua goteaba por mi piel, por mis pezones, por mi ombligo, por mi chocho. ¡Mi chocho! ¡Que caliente estaba! Necesitaba volver a darme gusto. Me abrí de piernas sin dejar de mirarme y volví a pasar mis dedos por la raja, dándome cuenta de como mi agujerito se iba abriendo, como si estuviera invitando a mi dedo a que entrara. No podía rechazar tal invitación, así que lo fui metiendo muy despacito, poco a poco. Notaba como el dedo iba entrando, sentía las paredes de mi pequeño chocho que se iba abriendo, pero al mismo tiempo no dejaba de apretar mi dedo.
Mirándome al espejo, descubrí lo mucho que me gustaban mis tetas, lo mucho que quería tocarlas, estaban enormes y los pezones duritos y de punta. Comencé a mover mi dedo dentro de mi coño y sentí muchísimo placer, se me escapaban muchos gemidos y no paraba de soltar flujos, dejando mi dedo totalmente lleno de ellos. Abrí más las piernas, para poder darme más gusto con el dedo y lo movía cada vez más rápido, hasta el fondo.
Con mi cuerpo temblando, mis tetas a tope de grandes, mi dedo entrando y saliendo, mi corazón se puso a mil, me faltaba la respiración y la temperatura subió hasta los topes. No pude aguantar más y me corrí, llené mi dedo y mi mano de flujo, el cual luego lamí por curiosidad. Estaba riquísimo, como había estado la paja. Fue desde ese día cuando comencé a darle gusto a mi cuerpo y cuando me prometí que nunca pararía de darme placer.