Andrea LIII, la pizza mejor "caliente".

Entregar una pizza a domicilio puede convertirse en una de las mejores experiencias de la vida... Lo que voy a contar me sucedió este fin de semana y os aseguro que ha sido una de las experiencias sexuales más enriquecedoras, intensas y deliciosas que he tenido.
Para mantenerme ocupada y ganar algo de dinero, acepté trabajar como encargada en la pizzería de un amigo de mi tío. Debía cobrar y vigilar que todo funcionara correctamente en el área de atención al público. El viernes después de facturar algunos pedidos, algo hizo que mi atención se desviará a algo que no era la caja. En frente de mí se me puso una chica que me llamo la atención de una forma fulminante, su nombre es Selena, una mujer de 38 años, rubia, de ojos verdes espectaculares, de estatura media, muy voluptuosa y preciosa.
Selena era clienta fija de la pizzería, ya la había visto alguna vez que había ido a merendar con mis primas. Pero nunca había despertado mis instintos como hizo el viernes. La piel se me erizó y hasta me puse a sudar.
El sábado por la tarde había que hacer una entrega a domicilio, a nombre de una Sra. Valdivieso, y no se encontraba ninguno de los repartidores por estar ocupados en otras entregas, por lo que me ofrecí a entregarla yo, ya que la dirección me quedaba en el camino a casa. Al llegar al edificio indicado, toqué el timbre y una voz de mujer me indicó que subiera, lo que no me agradó mucho pues estaba un poco apurada. Mi sorpresa fue grandísima cuando al llamar a la puerta del departamento, quién abrió era Selena. El corazón empezó a latirme rápidamente y comencé a sudar como una fuente, lo que me perturbaba.
Me saludó amablemente y con nerviosismo le expliqué que me había tocado hacer la entrega porque no había ningún repartidor, a lo que ella respondió con una sonrisa. Me invitó a entrar mientras buscaba el dinero. Selena llevaba puesta una pequeña bata de seda y sin nada de ropa interior. Eso me puso malísima e hizo que empezará a mojarme como una zorra en celo.
El piso estaba un poco desordenado, con mucha ropa nueva de mujer sobre la mesa y algunos muebles. Me explicó que era parte de la ropa que vendía en su tienda y que si deseaba podía probármela. Cuando empecé a rebuscar entre la ropa algo que me gustase, una puerta se abrió y frente a mí se puso una mujer realmente preciosa, de unos 30 años, con un cuerpo escultural, también vestida solo con una diminuta bata de seda. Se llamaba Sonia y estaba tan buena o más que Selena. Me dijo que era una clienta y amiga suya, que había ido a ver la ropa nueva que había llegado. Se pusieron a hablar conmigo de la ropa que había en el lugar, mientras Selena seguía buscando el dinero. Me mostraron todo, me sentía a gusto hablando con ellas y viendo aquella ropa tan bonita. Al ver cómo me interesaba por uno top, Selena me miro y me dijo:
-"¿Te gusta el top?, te lo regalo."
Yo en un principio lo rechace, pero ella insistió diciendo:
- "No acepto que me digas que no. Yo te he retrasado y no es justo. Además, estoy segura que ese top a ti te va a quedar muy bien, tienes un cuerpazo."
- "Tienes razón" – dijo Sonia –" A ella seguro que le quedara muy bien todo lo que hay aquí."
Insistieron tanto que no tuve más remedio que aceptar, además de que era una oferta que no podía rehusar ya que de verdad ese top me encantaba. Les dije que si podía ir al baño a probármelo, pero ellas me dijeron que no fuera tan vergonzosa, que me la probara allí mismo, que a ellas eso no les importaba. En eso, y sin previo aviso, Sonia se quitó la bata quedándose completamente desnuda. Mi corazón se puso a mil, cuando vi aquel cuerpo escultural totalmente desnudo. Sus tetas eran preciosas, grandes y firmes, y ni hablar de su culo. Cualquier hombre daría lo que fuera por follársela. Empezó a probarse parte de la ropa mientras yo no hacía otra cosa que mirarla.
Cuando me di la vuelta hacia Selena me di cuenta que ella tenía la bata totalmente abierta y también podía ver sus tetas y su coño, lo que hizo que me sintiera aún más cachonda. Me miró y me dijo que no perdiera más tiempo, que me pusiera el top. Me quité mi camiseta, luego el sujetador, dejando al descubierto mis tetas. En ese momento sentí que Selena y Sonia me devoraban con la mirada y que me dejaban totalmente desnuda.
Me puse el top y las dos empezaron a hacer comentarios de lo bien que me quedaba. Le dije a Selena que me gustaba como me quedaba y que me quedaría con él. Ella dijo que estaba de acuerdo, pero que eso no era lo único que me podía llevar, que eligiera algo más. Casi inconscientemente respondí que no podía, pero ella volvió a insistir diciendo que me lo dejaba a mitad de precio. Era una oferta tan tentadora que nuevamente no me pude resistir, así que escogí un bikini espectacular que estaba segura me serviría. Me desnudé y me puse el bikini. Esta vez sí que fui al baño a probármelo, cuando salí nuevamente al salón. Mi sorpresa fue gigantesca cuando vi a Selena sentada en un mueble, sin la bata y totalmente desnuda, y a Sonia bailando frente a ella, quitándose lentamente la poca ropa que tenía puesta. ¡Le estaba haciendo un striptease! Yo no podía ni hablar. Estaba tan sorprendida que no atinaba a reaccionar.
En eso Sonia me vio, se sonrió y me hizo señas para que me acercara. Me di la media vuelta para regresar al baño y oí a Selena decirme “Quédate Paola. Quédate y disfruta lo que vas a ver”. Sonia ya estaba totalmente desnuda también. Se sentó al lado de Selena y ambas se fundieron en un grande y apasionado beso. Pude ver como sus lenguas se entrelazaban mientras que con sus manos se acariciaban el cuerpo. Mi morbo, acompañado por una gran excitación se acrecentó cuando las vi besarse, me quedé parada observándolas tímidamente.
Ahora Sonia estaba chupándole y mamándole las tetas a Selena. Su lengua pasaba por los pezones duros, los empapaba y después se ponía a mordisquearlos o a chuparlos. Se separó y entonces fue Selena quién empezó a comerle las tetas a Sonia. Parecía querer devorarlos, pues aplicaba completamente la boca sobre ellos. Sonia se agachó frente a Selena, que abrió completamente las piernas, y en ese momento sentí que el corazón se me iba a salir, pues se puso a comerle el coñito. Me encontraba mojadísima y muy excitada, lo que me impulsaba a seguir viéndolo todo.
Selena me miraba, sonreía y gemía mientras Sonia le comía el chocho. Su cara era de total placer, el mismo que yo sentía que me estaba transmitiendo, como si yo estuviese hipnotizada.
Sonia se levantó, me miró y me lanzó un beso junto con un guiño de ojo. Selena la sentó en el mueble y ahora fue ella quién se puso a comerle la almeja. Ella agarraba a Selena por el pelo y la oprimía contra su coño, a la vez que lanzaba pequeños gritos y gemidos de bastante placer. Levantó las piernas, abriéndolas más y pude ver perfectamente su chocho afeitado, rosado y húmedo. Selena estaba masturbándola a la vez que se la comía y chupaba toda. Sus dedos entraban y salían de aquella almeja que parecía llamarme a gritos.
Mi grado de inconsciencia y excitación era tal, que sin darme cuenta me había ido acercando hacia las dos, hasta estar prácticamente al lado de ellas. Al estar así, tan cerca, viendo todo mucho mejor, oyéndolas muy bien, oliendo el exquisito aroma del sexo.
Cuando volví a reaccionar me encontré sentada junto a Sonia, observando con ansias como Selena le devoraba la almeja. Por la posición en que me encontraba, el pecho de Sonia quedaba a la altura de mi cara, por lo que me quedé contemplando el pezón erecto que me invitaba a comerlo. Sonia empezó a tocarse sus preciosos pezones, lo que hizo que me excitara aún más, por lo que sin pensarlo más me precipité sobre él. Abrí la boca lo más que pude, tratando de tragarme su teta completamente, buscando que entrara completamente en ella. Con la lengua podía sentir el duro pezón que tanto había deseado saborear. Lo lamía, mordisqueaba, chupaba y mamaba deleitándome en la embriagadora sensación que estaba experimentando.
Sonia me cogió por el brazo y Selena por una pierna. Selena se levantó, acercó su cara a la mía y dijo casi susurrando: “Relájate, entrégate y disfruta esta experiencia que va a ser la mejor de tu vida”. Selena me besó en la boca dulce y apasionadamente. Jamás me habían besado tan bien y mientras lo hacíamos Sonia me quitaba el bikini. Solo cuando quedé totalmente desnudita fue que las dos mujeres entraron completamente en acción, quedándome a merced de la lujuria de ambas.
Las tres nos sentamos en el mueble. Ahora éramos Sonia y yo quienes nos besábamos mientras Selena empezaba a jugar con mis tetas. Cuando sentí su lengua tocar uno de mis pezones, me separé de Sonia para poder verla hacerlo. Las dos mujeres se pusieron a chuparme y mordisquearme las tetas, lo que hacía que me sintiera en las nubes. Selena se puso de rodillas frente a mí. Su cara era de total lascivia. Yo estaba tan asustada que no podía reaccionar. Estaba siendo follada por dos mujeres bastante mayores que yo, que estaban haciéndome sentir cosas deliciosas.
Con una delicadeza increíble Selena separó mis piernas y se puso a besarme en los muslos. Vi que devoraba con la mirada mi almeja, ambas estábamos deseando que me la comiera con la boca. Con la misma delicadeza colocó sus dedos en mi chocho, lo que hizo que me estremeciera, separó la piel y lo dejó completamente abierto a su disposición. Me lo besó como si me besara en la boca y luego empezó a pasarle la lengua, lamiéndolo completamente. El corazón me latía a mil, pero aumentó su velocidad cuando sentí y vi que Selena ya no solo me lo lamía, si no que me lo estaba mamando e introducía sus dedos en mi rajita. Era muy diestra con su lengua y sus dedos. Subía, bajaba, entraba y salía de mi hueco a placer. Con Selena comiéndome la concha y Sonia, que seguía mamándome las tetas, creí que me iba a correr casi inmediatamente. En eso Selena se levantó y me volvió a besar en la boca. Su lengua tenía el sabor a mi coño, lo que me gustó tanto que cuando trato de separarse, la detuve y nos seguimos besando a boca llena.
Ahora era Sonia la que ocupaba el puesto de Selena. No me chupaba el coño, si no que me masturbaba. Selena se puso a besarme y mordisquearme las orejas, el cuello, los labios, hasta que llegó a mis senos y nuevamente se puso a chupármelos. Sonia hizo que subiera las piernas al mueble y me recostara un poco más, para también poder jugar con mi culo. Lo primero que hizo fue besármelo. Cuando metió uno de sus dedos en él, automáticamente arquee el cuerpo, el placer me desbordaba. Con su lengua iba de mi chocho al culo y viceversa. Entre tanto Selena siguió bajando, besándome y lamiéndome toda, me excité muchísimo cuando empezó a besarme y lamerme el pie, hasta que llegó a mi coñito y volvió a comérselo. Sonia se le unió y el verlas hacerlo me ponía cada vez más caliente.
Todo se aceleró cuando se hicieron con mi clítoris. En ese momento mis gemidos fueron más fuertes. Sonia lo tocaba con la lengua y lo succionaba como si de una polla se tratara y las dos se turnaban para comérselo y jugar con él. Llegué a un punto en el que ya no gemía si no que gritaba “¡Más!, ¡más! ¡Ahhjjj! ¡Sí, así! ¡Ahhjjj!”. Las dos mujeres aceleraron su trabajo lo que provocó que me corriera en la boca de ambas. Sentí que un río caudaloso brotaba de mi almeja y pude ver como las dos se bebían todos mis jugos. Cuando se incorporaron vi que tenían las caras empapadas en mis fluidos. Se acercaron y empezamos a besarnos las tres y a jugar con nuestras lenguas al mismo tiempo y yo trataba de lamerles toda la cara, para poder saborear otra vez todos mis jugos.
Me encontraba exhausta y jadeante, pero mis dos amantes no dejaron que descansara un poco. Sonia me levantó e hizo que me pusiera de rodillas sobre el mueble, quedándome en cuatro patas e inmediatamente se pusieron a comerme nuevamente mi coñito. Otra vez empecé a sentir lo mismo que antes. Selena empezó nuevamente a recorrer muy dulce y suavemente todo mi cuerpo desnudo, con besos, lengüetazos y caricias.
Cuando llegó a mi boca empezamos a jugar con nuestras lenguas, entrelazándolas, chupándonoslas y dándoles pequeños mordiscos. Ella se sentó frente a mí, en uno de los brazos del mueble, quedando sus tetas a la altura de mi boca. Traté de meterme toda su teta en mi boca, pero era tan grande que no cabía. Con mi lengua empecé a sentirlo, duro, erecto, algo realmente fascinante. Le chupé, lamí y mordisquee las tetas a placer, mientras ella gemía y me acariciaba el pelo con una mano y con la otra me pellizcaba los pezones. Abrió las piernas dejando ante mí un manjar afeitadito que se me hacía muy apetitoso. Sonia se acercó a mi oído y dijo:
- "Anda no te rajes. Cómele el coño como la buena lesbianita que estás demostrando ser".
Con una mano Selena separó los pliegues de piel de su coño dejando al descubierto todo el manjar rojo y húmedo. Acerqué la cara poco a poco. Cuando estuve muy cerca pude percibir su olor, que me pareció tan excitante. Lo primero que hice fue besarle el coño como ella lo había hecho con el mío. Estaba completamente entretenida devorando el coño de Selena, cuando sentí algo fuerte que me desgarraba la carne de mi chochito. Cuando me voltee vi a Sonia detrás de mí, con una especie de correa moviéndose al mismo ritmo de lo que me estaba penetrando. Mi sorpresa fue enorme... ¡Era un polla de goma y con ella me estaba follando por detrás! Empecé a jadear y gemir muy fuertemente, tanto que estoy segura que todos los vecinos debieron oírme. En eso Sonia me dio una nalgada diciendo “Vamos mi pequeña zorrita. ¡Sigue mamándole el coño!”. Selena me cogió por la cabeza y me pegó a su chochito. Seguí comiéndoselo mientras gemía de puro placer. Empecé a chuparle el clítoris lo que hizo que Selena empezara a moverse y a gemir más fuerte por lo que no tardó en correrse en mi boca. Cuando sentí que se venía apliqué toda la boca para poder beberme todo su néctar. Sentía que un líquido espeso descendía por mi garganta y me saciaba por completo. Era un jugo tan exquisito que hizo que yo también me corriera en la polla de Sonia.
Ahora estaba más exhausta que antes, pero con hambre y deseo de mucho más. Por eso estuve de acuerdo con mis dos chicas en que debíamos seguir. Ahora era Selena quién tenía puesto la polla. Al verlo un impulso incontenible de darle una mamada se apoderó de mí. Mientras lo hacía Sonia se puso a chuparme nuevamente las tetas y Selena se sonreía sorprendida por mi iniciativa.
- "¡Eres una golosa!" – decía riendo.
- "Es una viciosa" – dijo Sonia – "Creo que hemos encontrado a una buena putita..."
Hicieron que me acostara boca arriba en la alfombra y que abriera y levantara las piernas. Sonia me besaba y Selena me chupaba el coño. Otra vez era el centro de la orgía de sexo y placer que habíamos montado las tres. Sonia se sentó nuevamente en el mueble y Selena me dijo que le chupara los pies a Sonia, y no dudé en hacerlo. Eran unos pies hermosos, que de verdad provocaba besarlos.
Mientras se los lamía, chupaba y besaba, Selena me penetró dulce y suavemente. Empezó a moverse a un ritmo suave y pausado, mientras que yo gemía de placer y seguía entretenida con Sonia, que en eso se movió y se puso de rodillas sobre mi cara, mirando hacia Selena, quedándome su coño a disposición para comérmelo. Las tres nos fundimos nuevamente en una atmósfera de pasión, lujuria, deseo y sexo que iba aumentando paulatinamente. Selena me follaba mejor que lo que lo haría un hombre, Sonia y ella se besaban y chupaban las tetas, y de vez en cuando me lamían los pies, mientras que yo me encargaba de devorar todo el coñito de Sonia. Era un momento perfecto y maravilloso que deseaba que jamás terminara. Las tres nos corrimos juntas en un orgasmo intenso. Estuve un buen rato bebiendo, sorbiendo y lamiendo todos los jugos de Sonia, mientras ellas me daban las últimas caricias.
Cuando nos incorporamos nos quedamos sentadas totalmente rendidas por el cansancio. Nos besábamos tierna y dulcemente, cuando entre las dos me abrazaron y quedé recostada contra ellas, con la cabeza a la altura del pecho de Selena.
- "¿Qué tal Paola?" – preguntó Sonia.
- "Buff genial, he disfrutado al máximo..."
- "Sí, nos dimos cuenta que te ha gustado" – dijo Selena.
- "Gustado no, me ha encantado y quiero repetirlo" – les dije.
Dicho eso, las tres nos pusimos a jugar nuevamente con nuestras lenguas. Me contaron que se conocieron en la tienda de Selena hacía un año y que desde ese momento se habían hecho pareja. Sonia me contó que antes de Selena ella nunca había tenido relaciones lésbicas, que Selena la había seducido. También Selena me confesó que desde que me había visto por primera vez, le había gustado y que hasta había pensado en seducirme. Me contaron cómo se sorprendieron cuando vieron que era yo la que había llevado la pizza, que parecía un sueño hecho realidad, y que habían decidido no perder la oportunidad de follarme.
Al nombrar la pizza, reaccioné como impulsada por un rayo. Me levanté y les dije que me tenía que vestir para irme, que ya se estarían preguntando dónde estaba. Selena se levantó cogió su monedero y me dio el dinero de la pizza, aunque yo no lo dude ni un momento. Esa pizza corría de mi cuenta, ya me la había cobrado y bien cobrado. Ambas sonrieron y me invitaron a ir a una de sus fiestas y reuniones con otras chicas, que siempre terminaban en unas tremendas orgías. Una proposición muy sugerente, que no pude rechazar, ya os iré contando.

Andrea LII, orgia en "Santos".

Este fin de semana aprovechando el puente de todos los Santos mis primitas y yo decidimos hacer una pequeña escapadita al campo, para relajarnos antes de que los exámenes se nos empiecen a echar encima. Así que decidimos hacer una escapadita a la sierra, aprovechando que Clarisa ya tenía el Carnet de conducir y mi tío le dejaba el coche.
Así nos fuimos a unos apartamentos que habíamos conseguido en Internet por poco dinero. Pero claro como supondréis, tres chicas guapas y ardientes pueden estar poco tiempo solas jajaja.
Así el mismo día que llegamos y gracias al típico de -¿tenéis fuego?, conocimos a tres chicos aragoneses que habían venido a pasar el fin de semana. Tras las presentaciones de rigor y gracias a que ellos eran bastante simpáticos y abiertos, no tardamos en empezar a intentar conocernos un poco mejor y para eso decidimos invitarlos a nuestra cabaña. Allí se presentaron a las 7 de la tarde. Más que nada esa tarde estuvimos bebiendo un poco, fumando y jugando a las cartas y al parchís.
Julio, que era el más joven de ellos con unos 19 años, era pelirrojo, tenía bastantes pecas pequeñas por la cara y un cuerpo de escándalo como para marearse, y era como yo digo guapito de cara. Propuso jugar a una especie de prendas, pero solo con revelaciones personales, así que quien perdía debía revelar a los demás sus secretos personales. Fue bastante divertido y pudimos saber cosas secretas de cada una de nosotras, así como de ellos
Clarisa por ejemplo nos reveló, que se excitaba viendo películas porno sobre todo si salían chicas haciendo lluvias doradas.
Antonio que tenía 20 años, era moreno con el pelo ondulado sobre los hombros y de cara atractiva y juvenil, su cuerpo estaba muy bien, su camiseta dejaba entrever unos pectorales increíbles, y tenía unos ojos negros impactantes. Dijo que era virgen, pero no por falta de ganas sino de oportunidades, eso me puso a mil un virgen uhhh.
José que tenía 21 años, era holandés y llevaba cinco años viviendo en España con sus padres, que por lo que comentó eran muy liberales... el, no tanto, de momento. Era rubio con un pelo liso cortito. Dijo que virgen no le quedaba ni el culo, pues se había introducido los dedos en más de una ocasión, junto a algún plátano y otras fálicas verduras... sí, eso fue lo que nos comentó con una tímida sonrisa.
Verónica reveló que le gustaban mayores que ella y que la encantaba masturbarse con revistas eróticas o porno, en las que salgan dobles penetraciones.
Yo les confesé que no era virgen y que había hecho casi de todo, que fuese su imaginación la que pusiese límites a mis palabras.
A las nueve y media de la noche tuvieron que irse a cenar.
Esa noche no paso nada, pero lo pasamos genial bailando y riendo, y ellos también, o eso dijeron al día siguiente.
Les habíamos invitado a comer llegaron a eso de la una, y nos ayudaron a preparar la comida mientras veíamos la tele y tomábamos un aperitivo con vermut... para cortar el hielo.
Después nos pusimos a comer y el vino corrió bastante por la mesa, y se notaba por la risa y el alboroto que había. Ya serían las dos cuando José, que era el más atrevido, sugirió jugar otra vez a las prendas y a todos nos pareció bien. En principio continuamos con lo del otro día y cada vez que uno fallaba, debía responder a una pregunta personal que el grupo de chicas o chicos conjuntamente le hacían, según fuera el caso. Las preguntas iban en aumento en cuanto a temperatura sexual se refiere. Por ejemplo, hasta le preguntaron a Verónica, ya una vez entrados en tema y animados, si la habían enculado en alguna ocasión, a lo cual ella respondió que claro muchas veces y que la encantaba. A Clarisa le preguntaron si le había hecho una mamada a varios chicos a la vez, y dijo que sí lo había hecho en alguna o algunas ocasiones, no recordaba bien. A mí me preguntaron por ejemplo, que si le había comido la almeja a alguna chica, a lo cual asentí con la cabeza y también si había participado en una orgía, a lo que también asentí con una sonrisa.
Esas preguntas y bastantes más sobre fantasías sexuales, las fuimos respondiendo nosotras y ellos por un buen rato, como si hubiera una confianza de toda la vida. Las cervezas y algún que otro chupito ayudaban bastante, mezclado con el humo de tabaco de más de la mitad que fumábamos.
Como era de esperar, el ambiente se iba caldeando, y yo propuse, como en broma, continuar el juego pero con prendas de vestir para darle más emoción al juego, a lo que José, junto con Antonio y Julio dijeron que sí... así, sin pensarlo... que les hacía gracia y que nunca lo habían hecho. Mis primas como es habitual no lo dudaron tampoco.
Precisamente la primera que tuvo que ceder prenda fue Clarisa, que empezó por un zapato. Habíamos quedado en partir todos con el mismo número de prendas, para igualar el juego. Antes que a ninguna chico le tocara enseñarnos los calzoncillos, yo ya había tenido que quitarme los pantalones y quedarme en tanga.
Verónica, fue la primera que hubo de quitarse el jersey y mostrarnos el sujetador blanco con bordes de encaje que llevaba y que ocultaban sus portentosas tetas. La cosa iba bastante igualada y todos nos íbamos despojando de las prendas superficiales. Era condición el sacarse la prenda de pie encima de una mesita grande y redonda que había en el centro de la sala, rodeada por todos, sentados en unos sofás. Al quitarse Julio los jeans con un buen movimiento de caderas, lo que me excitó enormemente.
Después el turno fue para José que de forma lenta... dando unos giros, se fue despojando del pantalón y nos mostró su enorme paquete. Quedamos en que cuando uno estuviera ya desnudo quedaría exento del juego hasta terminar todos, para no discriminar a nadie que estuviera de mala suerte. La impresión era de que solo queríamos jugar y divertirnos pero sin tapujos y dando espacio a la imaginación y la fantasía que se nos iría desarrollando durante el juego.
La siguiente en perder partida fue Clarisa... y sin complejos ya, se desabrochó el sujetador y nos presentó sus tetas, con los pezones erectos y abultados por la excitación del momento. Yo fui la que la siguió y me quedé en pelotas... con el aplauso de todos.
Antes de ver las tetas fantásticas que nos exhibiría Verónica, le tocó el turno a José y fue el primer rabo que presenciamos yo y mis primas, tras el bajarse los slips mientras nos miraba a la cara con una sonrisa. La siguiente polla dispuesta a mostrarse fue la de José que nos hizo unas contorsiones mientras se bajaba lentamente los calzoncillos, como si de una Stripper se tratara. Su pubis no estaba tan rasurado como el Antonio pero su polla era descomunal.
Luego le tocó a Verónica que se bajó sus braguitas verdes, sin tanto arte como yo y enseñándonos su rubio pubis y también bastante rasurado. Al desnudarse sobre la mesita, podíamos ver con mejor detalle la parte baja y los labios de sus apetecible coño, a poco que se abrieran de piernas.
Terminó la tanda Antonio, el virgen de la casa, mostrándonos su flamante polla que ya estaba, en su máxima erección, y que se llevó el mayor aplauso, por el hecho de ser la primera erección de la velada, que no la última que veríamos ese día.
Ahora que ya estábamos todos desnudos, decidimos aumentar la temperatura de la sala, mostrando con más detalle las partes púdicas.
El juego prosiguió. El grupo de chicas o chicos, según tocara, debía pedir al perdedor, que les mostrara en sus narices sus más íntimos secretos, pero sin tocar ¡eh!... Me tocó a mí primero y me pidieron que les mostrara mi coño abierto y se lo mostré a unos diez centímetros de sus caras, ya que se acercaron mucho para presenciar aquello que quizá no habían visto nunca con tanto detalle. Se oyó algún Huauu... Después le tocó a José al que le pedimos que nos enseñará su polla, pues él la tenía bastante gorda, y nos hacía ilusión verla con todo detalle.
Clarisa fue la primera en perder y le pedimos que nos mostrara sus labios mayores, y los menores... ¡ah! y que los abriera con sus dedos para poder presenciar su entradita vaginal. Por fuera, los labios tenían un color oscuro pero al abrirlos de par en par nos reveló lo rosado de su coño.
Ya no hablo del estado de nuestra excitación que era en grado sumo y la fiesta solo había hecho que empezar.
Le siguió Verónica a la que le pedimos que se pusiera de cuatro patas y nos enseñara el culete. Así lo hizo y tras levantar su hermoso trasero y con su cara apoyada en la mesa, con sus manos separó lo que pudo sus nalgas y nos exhibió su precioso agujerito que se abrió un poco al hacer ella un movimiento intencionado. Cuando una de nosotras mostrábamos nuestros rincones preciados, las otras dos prestábamos la misma atención que los tíos. A Antonio le pidieron lo mismo y nosotras con expectación se lo contemplábamos mientras en sus bonitos ojos se reflejaban, el deseo y la pasión, que aumentaban a cada nuevo hallazgo sexual. Parecía como si estuviésemos descubriendo el sexo por primera vez...
Después de pasar todos por más o menos lo mismo y ya desvelados nuestros más secretos rincones sexuales, continuamos, pero la siguiente prenda que le pedimos a Clarisa, tras perder partida, ahora ya, fue meterse un dedo en su chochito o en el culo... a escoger, y escogió el primero. Esas prendas, o penalidades, acordamos en que duraran entre 10 y 15 segundos para no alargarnos demasiado y cortar a tiempo. Clarisa me acercó su dedo medio y me lo metió en la boca para que se lo chupara, y acto seguido, no sin antes abrirse de piernas, se lo introdujo suavemente todo dentro y empezó a sacarlo y meterlo con lentitud para así nosotros apreciar mejor su leve masturbación. Incluso ahora que estoy escribiéndolo, me excita esa escena, y las otras, al recordarlas.
A José le pidieron tras perder su juego, que se la meneara un ratillo, por lo que la excitación de todos iba en aumento. Claro, si te masturbas delante de tres deliciosas y desnudas chicas, o chicos en su caso, aunque por un leve periodo, la calentura aumenta... que no te cuento. Cuando le tocó el turno a Verónica, ésta decidió meterse el dedo por el culito, y nos pidió una crema, que en ese caso fue una de manos con la cual se ungió el dedo para introducírselo sin mucha dificultad.
El ambiente se iba caldeando, si cabía más, y tras unas cuantas prendas de este estilo, le tocó a Antonio, y decidimos cambiar de juego y jugar a la adivinanza. Teníamos que dar un beso con la lengua o morreo con los ojos vendados, a los tres chicos y adivinar cuál era cual, al que menos acertara, le pondrían una prenda o pago. Yo solo acerté a José, aunque disfruté de la fogosidad, no sé de cual, que me metió la lengua hasta la garganta.
Como los otros dos no acertaron ninguna, lo echaron a suertes y perdió José. Como a estas alturas ya habíamos perdido los prejuicios, y ellos, por lo que comprobé... también... ya se dejaban llevar por la fantasía sexual y el placer en estado puro. Le pedimos que nos metiera, una a una claro, la lengua en nuestro ojete trasero, por unos veinte segundos que duraba el "castigo".
Empezó con Clarisa, que se puso de cuatro patas en el sofá, con su carita apoyada en éste y el trasero empinado. Una mano en cada nalga y abriéndolas al máximo... y se le escaparon algunos leves gemidos, por el leve pero buen trabajo de él. Continuó Verónica y utilizó la misma postura que Clarisa en el sofá y con sus preciosas piernas morenas y bien separaditas... para facilitar el camino a la diestra lengua ya experta de José. También tuve yo mi momento, que de igual forma, gocé de un éxtasis embriagador.
Tras los lengüetazos de rigor y los consecuentes gemidos no ocultados, nos pidieron, ya que les tocaba... que nos introdujésemos sus pollas en la boca con los ojos vendados, por turnos, para descubrir a sus dueños.
Empecé yo. La que acertó menos fue Clarisa que solo acertó con José... por su grosor. Como sabíamos que también le gustaban las chicas, le impusimos como prenda que les metiera la lengua por nuestros húmedos y ardientes labios vaginales de sus queridas primas. Empezó con su hermana que con sus dedos abrió lo más que pudo sus labios para que la lengua ya lista de su amiga se adentrara bien adentro y degustara el néctar sexual. Verónica gimió cuando le mordisqueó el clítoris y tuvo alguna convulsión pélvica, que llegó a su fin al terminar los poco más de veinte segundos que acordamos.
Esos cortes en seco, solo hacían que acrecentar la excitación general de todos, pero seguimos con el control del juego antes que abandonarnos al desenfreno general. Después de que hizo lo propio conmigo, me tumbé y separé mis piernas, para disfrutar de unos instantes de sueño.
Después de esto el calor fue en aumento, el juego pasó a un segundo lugar y cambiaron las reglas, ahora todo valía.
Yo estaba cachondisima y José aprovechó, para excitarme un poco me pasó su lengua por mis labios y el clítoris, agarró su polla y me la introdujo, tras frotarla un poco de arriba a abajo, por mis labios vaginales, primero despacio y luego rápidamente.
Mientras Vero que estaba toda dilatada vio como Antonio se untaba los dedos en crema. Primero uno y después dos dedos son los que le introdujo sin mucho esfuerzo en su ojete, que se expandía con el movimiento rotatorio y adelante y atrás de la mano. Ella gemía dulcemente y meneaba su culito respingón al ritmo oscilante de los dedos.
Era el turno de Clarisa y Antonio, ella sabía que era virgen y que necesitaría un empujón, así que se la agarró con una mano, se la meneó un poco y se la metió hasta la garganta, luego él comenzó a moverse adelante y atrás como si la estuviera follando, pero en la boca, y al poco tiempo, ella misma, pidió que se la metiera ya, se la metió suavemente en su coño húmedo y empezó a empujar como un loco dejando atrás su virginidad. Estaba totalmente cachondo y al ser su primera vez aguanto poquísimo, ya que a los dos minutos no aguantaba más. Así después de preguntarle si podía correrse dentro de ella y que ella le respondiese que sí, antes de terminar la frase ya se había corrido.
Antonio ya se había estrenado pero queríamos que lo recordará a lo grande, así le propuse un juego. Se trata de una ruleta rusa, las tres le mamaríamos su polla por turnos, entre 10 y 15 segundos, hasta que él se corriese en la boca de una de nosotras, la que tocara. Él aceptó la propuesta y le vendamos los ojos. Las tres nos sentamos en la cama una al lado de otra y sus empezamos a mamar mientras que sus amigos se la cascaban para que no se les bajase. Hizo cuatro o cinco rondas antes de correrse en mi boca, en ese momento José le sacó la venda de los ojos y pude ver mis ojos mientras tenía su ardiente polla dentro de mi boquita y el semen, liquido como el agua, por la prolongada excitación, salía por la comisura de mis labios. Vero y Clarisa para no ser menos, también se acercaron... y primero una y después la otra también se la chuparon un poco para degustar las últimas gotas del codiciado liquido.
En ese momento Julio le dijo a Verónica; "-¿no dijiste antes que una fantasía tuya era ser penetrada por dos hombres a la vez?"
"Bueno pero..." Contestó ella. Tranquila Verónica y relájate que iremos con cuidado, pues estamos aquí para disfrutar. Así introdujo su polla, rígida a tope, con cuidado mientras José iniciaba la penetración anal, hasta que ambos fueron cogiendo el ritmo y el compás. Mientras ella aumentó su gimoteo, lo cual me ponía cachondísima casi más que la penetración en sí, así que empecé a frotarme el clítoris viendo la escena. No tardó Vero en tener su primer orgasmo, pero les suplicó que no la sacaran, y así lo hicieron, pues no tenían muchas ganas de abandonar aquello. Por un tiempo que no sé lo que duró, prosiguieron hasta que le llegó el segundo orgasmo y fue entonces cuando primero José y luego Julio se corrieron.
Ahora le tocaba a Clarisa... y Antonio estaba fresco como una rosa. Clarisa dijo entonces, creo que por seguirle el juego, "-¿No confesaste, que tu fantasía era que uno o dos hombres te hicieran pis encima?”Claro...", contestó ella.
Así nos fuimos todos al cuarto de baño, y Clarisa se estiró desnuda en la bañera con sus bonitas y morenas piernas abiertas y frotándose sus coño para una mayor excitación a la vez que se separaba los labios para que su rosado chocho fuera bañado por pis.
Yo que estaba como una moto cogí la polla de Antonio y la encaré al cuerpo desnudo de mi primita, Vero hizo lo mismo con Julio. Los dos teníamos una erección de caballo. Empezaron a mear por encima del bello cuerpo de Clarisa. Nosotras como si de una manguera se tratara, lo esparcíamos sobre su raja abierta y sus tetas. Primero tenía la boca cerrada, pero en un instante la abrió y dejó que la orina llenase su boca, pero no lo tragó sino que lo echaba fuera.
Cuando terminaron, Julio le dijo a Vero que ella también debía probar el gusto y que se la chupara un poco para degustar las últimas gotas, y así lo en yo lo hice con la de Antonio y ambas nos metimos sus rabos en la boca y escurrieron las últimas gotas de su dulce pis
Ni corta ni perezosa, Clarisa dijo que si alguien tenía más ganas, que ya puesta... a lo que nosotras dos no lo dudamos ni un instante y nos metimos¡ de pie en la bañera y empezamos nuestro turno de lluvia dorada sobre su desnudo y mojado cuerpo.
Ya todos meados, salimos de la bañera y en ella sólo quedó Clarisa a la que Antonio y Julio se dispusieron a duchar. La enjabonaron bastante y de paso ellos también. Con la esponja y las manos jabonosas estuvieron masajeándole sus tiernas tetas a la vez que también su palpitante coño.
Mientras Vero y yo, abusábamos un poquito de José al que teníamos agachado lamiéndonos nuestras humedecidas rajitas que hervían, mientras yo besaba y además mordisqueaba los pezones de mi primita que apuntaban a las estrellas. Luego él nos puso a cuatro patas y empezó a meternos los dedos que ya iban solos, y rápidamente los sacaba, hasta que metió en su lugar su rolliza verga tiesa que sin problemas entró hasta el fondo. Así fue turnándose en nuestros culitos, hasta que la sacó y me la metió en el coño mientras mi prima en cuclillas me metía todo su coño en mi boca, hasta que se corrió en ella. Un minuto después José me dijo que ya estaba a punto de correrse lo aparté y me la metí en la boca sin decir ni hola. Empecé a chupar y a metérmela cada vez más adentro y más rápido, e incluso me metí sus huevos en la boca, lo que le puso a mil, haciendo que se corriese en mi cara.
Julio, Antonio y Clarisa, nos observaban desnudos recién salidos de la ducha. Nos duchamos el resto y ellos se vistieron, nosotros ya no, solo los tangas y punto.
"Bueno, ha estado muy bien", dijo Antonio, ha sido un gran estreno"
“A ver si lo repetimos el año que viene", contestó riendo Clarisa.
José le dio su dirección de su e-mail a Vero y le dijo que si queríamos podíamos seguir en contacto.
Aquello había sido muy fuerte y estábamos todos un poco como parados. Nos despedimos con unos besos en la cara y se fueron. Al día siguiente a medio día debían partir hacia Aragón. Nosotras nos quedamos una hora más, despiertas y comentando, lo bien que nos había salido el Puente de Santos de este año.

Andrea LI, un trío "algo" diferente.

Este relato sucedió el pasado fin de semana. Salí de fiesta por la ciudad con Marcos, ya sabéis mi compañero de aventuras, en el ClubSwinger. Transitábamos con el coche para volver a casa por el centro de la ciudad, hasta que mientras hablábamos nos perdimos, y nos metimos en unas calles desconocidas para nosotros.
En un momento empezaron a aparecer travestis, algunas guapas y otras feas, con diferentes ropas y algunas incluso mostrando sus enormes y puntiagudas tetas.
Cuando cruzamos la calle, Marcos me dijo que diéramos otra vueltita, que le parecía curioso ver eso. Acepté y dio la vuelta, hasta que pasamos al lado de una travesti; era rubia, alta, con buenas tetas y un cuerpo muy atlético. Me llamó la atención así que le dije que parase un momento, estacionó, y bajé la ventanilla. Ella se acercó y empezamos a conversar las dos; ella se llamaba Virginia, a mi me daba un poco de vergüenza, pero también un gran morbazo.
Pasado un rato de charla, miré a Marcos y le dije:
"Que, ¿te apetece probar algo nuevo?"
"Estás loca, pero no voy a ser yo el que diga que no".
Así que le dije a Virginia que subiera, abriéndole la puerta de atrás, al momento mirando a Marcos le pregunté si sabía de algún sitio discreto cercano para ir a pasar un buen rato.
Marcos pensó en un motelito de carretera, al que él iba con sus rollos de fin de semana. Durante el trayecto, la travesti que estaba sentada atrás, empezó a manosearme los pechos, comenzando a dar pequeños gemidos, tipo perrita en celo, pasado un tiempo, me empezó a tocar las tetas por dentro del sujetador.
Marcos casi ni podía conducir de lo caliente que estaba, la chica le miraba y le decía que esperase un poco, que para él también habría.
Cuando llegamos al motel, entramos en la habitación y hice que Marcos se sentase en una silla junto a la cama. A continuación me fui hacia la travesti y la desnudé, dejando al aire sus abultados pechos y su polla.
Yo me abrí la blusa, dejando ver mi blanco sujetador, seguidamente me puse de rodillas y empecé a lamer sus huevos lentamente con la lengua, fui subiendo hasta la cabeza, entonces abrí bien la boca y me metí la polla de Virginia, cada vez más adentro, haciéndola entrar y salir, me sentía cachondísima.
Mientras se la iba chupando, me fui desvistiendo hasta que me quedé desnuda al completo.
Seguidamente, llamé al pobre Marcos, al que se le veía ansioso por participar, y al acercarse, le empecé a chupar la polla, estaba deseosa, disfrutando, mi cara no disimulaba el placer, más aún cuando Virginia también se acercó, y entre las dos se la chupamos, una los huevos y la otra la polla , y después al revés.
El empezó a pajearse deliciosamente, eramos unas buenas elementas las dos, hasta que logramos que no aguantara más y acabó soltando todo su semen.
Yo me aparté rápidamente, casi ni me manchó, sin embargo Virginia le siguió dando, tragando leche y chupándole la polla hasta dejársela limpia, sin restos de su semen. Cuando terminó se fue al baño a lavarse un poco.
Al rato volvió, me acerqué a ella, nos miramos y nos empezamos a besar, las dos sacábamos nuestras lenguas y las entrecruzábamos, ambas estábamos desnudas. Miramos a Marcos y le preguntamos si le gustaba lo que veía, el no dudó en decir que si. Nosotras mientras tanto juntábamos nuestras tetas y empezamos a frotárnoslas.
Tras un rato de escena lésbica, miré a Marcos y le dije que ahora me tocaba a mi disfrutar, que deseaba sentir a dos hombres, me puse a cuatro patas, agarré la polla de Virginia y se la empecé a chupar, a la vez que Marcos me fue metiendo su rabo en mi coñito húmedo, hasta que entro entero, después le fuimos poniendo ritmo a la cosa, hasta que este llegó a ser súper intenso, incontrolable.
Así estuvimos un tiempo, hasta que cambiamos de posición, Marcos ocupó la de Virginia, yo entonces mamaba placenteramente, se la chupaba, con ansia a Marcos y mientras Virginia me penetraba como una loca. Ella me bombeaba cada vez mas bestialmente, mientras yo no paraba de tragar la polla de Marcos.
A continuación, Virginia se tumbo boca arriba, inmediatamente me puse encima de ella, y me clavó su verga, quedando empalada, tras un rato así, Marcos se puso por detrás, y tras lubricar un poco más mi culo, me metió su polla poco a poco por él, el cual no era extraño a estas penetraciones.
Le dimos un gran recital, la doble penetración me estaba reventando, pero a la vez me hacía gozar al máximo, me mostraba como una zorra necesitada de sexo, hasta que no pude aguantar más y empecé a soltar líquidos, estaba extasiada, había recibido de lo mío, estaba muy extenuada.
Después, cuando nos recuperamos un poco, Marcos parecía que se había quedado con ganas de meterla en otro agujero, la travesti me empezó a dar por el coño, y él agarró el culo de Virginia, el cual estaba mojadito y abierto, y con poca dificultad le metió su polla. Le estaba follando el culo a la vez que ella me follaba a mí, los movimientos eran complicados, pero una vez cogido el ritmo era bastante placentero. Yo llegué a otro orgasmo, y ellos estaban próximos.
Me solté, y Marcos también, y nos pusimos de pie con Virginia al lado, me agaché, y empecé a chuparles sus pollas desenfrenadamente, por turnos, una mamada a cada uno, un lengüetazo a cada uno, hasta que comencé a pajearlos con las manos, lo que les hizo acabar casi a la vez, me bañaron toda la cara, quedé como una auténtica puta.
Al rato nos vestimos, la llevamos a donde la cogimos, y emprendimos en camino a casa, sin apenas hacer comentarios, sobre la una excitación que al recordarla hace que me moje como una zorra.

Andrea L, me encanta mi familia.

La semana pasada en medio de la noche me despertó un ruido como de algo que en la planta de abajo se caía al suelo, así que me levanté y bajé a ver qué pasaba. Era un gato callejero que rebuscaba en la basura. No le di más importancia y me disponía a regresar a mi cama cuando advertí que la puerta del sótano estaba entreabierta, así que me dirigí a cerrarla, pues mi tío se enfadaba mucho si la encontraba así. Al acercarme observé que abajo había una luz encendida y de que se oían unos jadeos humanos. El miedo me invadió y pensé en ir a avisar a mis tíos a su dormitorio. Sin embargo, una extraña curiosidad infantil me empujó a averiguar cuál era la causa de aquellos jadeos, en ocasiones gemidos como de súplica. Bajé sigilosamente unos peldaños, hasta el primer rellano, desde donde oculta en la oscuridad descubrí lo que pasaba: allí estaban mis tíos, desnudos los dos. Mi tía arrodillada tenía dentro de su boca la polla de mi tío, que no paraba de resoplar, gemir y lanzarle entre susurros insultos, le decía:…."¡¡así, así… puta viciosa, trágatela toda…!!" Mi tía lejos de enfadarse por aquellos insultos parecía excitarse más, pues chupaba con un frenesí enloquecido. De pronto la respiración de mi tío se aceleró, su cuerpo pareció convulsionarse, bruscamente le sacó la polla de la boca y empezó a soltar enormes chorros de semen que salpicaron su cara (he de decir que en toda mi vida no he visto una polla capaz de soltar tanto semen como la de mi tío, y os puedo garantizar que he chupado unas cuantas).Bien, a lo que iba. Ella, mi tía, abrió la boca con ansiedad tratando de tragar toda aquella catarata de leche, al tiempo que exclamaba fuera de sí: "¡oh sí… macho mío,…la quiero toda en la boca… dásela a tu zorra hambrienta…!" Luego prosiguieron otra media hora más con jueguecitos de lo más depravado, poniendo el colofón mi tío con una monumental meada de caballo sobre mi tía, que parecía disfrutar enormemente, y por si fuera poco el pis que le había hecho tragar, no contento se tomó la libertad de llenar un vaso con los últimos chorros, ordenándole a continuación bebérselo de un trago, algo a lo que mi tía no manifestó oposición alguna, sólo que en vez de un trago lo hizo en dos.
Así descubrí que mi tía era una esclava sumisa siempre dispuesta a complacer a su dueño en cualquier deseo por depravado y sucio que éste fuera; porque en el fondo eso a ella le producía el mismo placer, si no más, que a él. No en vano, como pude saber después, fue ella quien inicio a mi tío en ese mundo oscuro y placentero, convirtiéndole en dominador porque eso era lo que a ella le sublimaba la líbido y el deseo.
Tras ver esta escena me sentía turbada y confusa, pero a la vez excitada. Un cosquilleo incesante y húmedo no dejaba de palpitar entre mis piernas. Obligándome a introducir mi mano ansiosa dentro de mis bragas por darle remedio a aquel raro estado. Con lo cual acabé casi de forma inconsciente en las delicias de la masturbación.
Desde ese momento para mí se convirtió en una obsesión el espiar a mis tíos en esas secretas actividades, pues su comportamiento hacía que pareciesen otras personas totalmente diferentes a las que eran en la vida normal. Por las noches me mantenía en alerta, y si oía sus pasos, sigilosamente los seguía, pues sabía que se dirigían al sótano a practicar sus perversiones sexuales, que como fui comprobando no eran pocas: dominación, lluvia dorada, beso negro….Yo mientras, me conformaba con deshacerme mi hermoso coñito a pajas.
Durante unos días mantuve en secreto todo aquello, sin decirles nada a mis dos primas, Clarisa y Verónica.
Sin embargo no podía aguantar más las ganas de contarles los juegos de sus padres, así que la primera en saberlo fue Clarisa, con la que compartía desde hace una semana habitación, mientras arreglaban la suya, y que no había descubierto ni una sola de mis escapadas nocturnas, hay que decir que duerme como un tronco.
Todo ocurrió una noche en que de vuelta de una de mis misiones de espionaje, y como ya era habitual, me estaba masturbando como una desesperada, rememorando lo que había visto; recuerdo que aquella noche mi tía tras ser follada por la gran polla de mi tío, tuvo que chupársela a uno de sus amigos al que habían invitado a cenar, mientras mi tío le daba a ella por el culo furiosamente, arreándole violentos azotes en las nalgas a la vez que le decía: "¡¡así perra, chupa chupa… dale gusto a nuestra visita!!". Desde mi escondite, podía ver de frente la cara de mi tía, engullendo con ganas aquella polla, gemía y gritaba de placer, agitada por los brutales empellones que mi tío propinaba a su culo. El amigo estaba inmóvil, con los ojos fijos y vacíos. De pronto empezó a mover su culo como si se la estuviese tirándo. De las comisuras de la boca de mi tía comenzaron a brotar hilillos de semen. Ella, lejos de retirarse para escupirlo, pareció entrar en un estado de trance frenético, pues chupaba como si no quisiese dejar escapar ni una gota. El amigo, una vez aliviado, trató de escapar, pero mi tía se lo impidió sujetándole con fuerza y afianzando con desespero aquella polla entre sus labios, sin dejar de chupar hasta que mi tío, agarrándola por el pelo y tirando con brusquedad de ella hacía atrás, la requirió para correrse él también en su boca. "Ahora me toca a mí… perra… trágate mi leche con esa boca de puta”, le gritó.
Bien, retomando el hilo, mi prima Clarisa se alarmó al oír mis jadeos de placer, pensando que me pasaba algo.
-¿Qué te pasa Paola, te encuentras mal? –preguntó asustada.
-No me pasa nada- gruñí yo enojada porque me había interrumpido en lo mejor.
-¿Te estabas haciendo un dedo so zorra?
-¿Tu qué crees? Me lo estaba pasando genial. Me estaba dando un gustito hasta que me interrumpiste.
-"¿Gustito?, ¿y tu sola no?”
Retiré la ropa de la cama para mostrárselo en vivo. Abrió los ojos como platos al ver que tenía las braguitas bajadas.
Y empecé a meterme los deditos, descubriendo que aquello me resultaba más placentero si me estaban mirando.
-"¡Eres una cerda Paola!", me dijo mientras no quitaba los ojos de mis ejercicios manuales.
-"¿Por qué en vez de mirar no me acompañas?" le respondí.
Se metió en mi cama, le ordené quitarse el pantalón del pijama y las braguitas.
Empezó con movimientos torpes, así que cogí su mano y la guié, acariciándola hasta llevarla al orgasmo. Mientras se tocaba fue cuando decidí contarle lo de sus padres. Ella paso sucesivamente del espanto a la incredulidad y de esta a excitarse tanto, que ambas acabamos en su cama tocándonos, besándonos y masturbándonos una a la otra.
Me suplicó que en mi próxima escapada a espiar a sus padres la llevase a ella. Pues como ella dormía profundamente no se enteraba ni aunque tirasen la casa.
-"Acepto con una condición."
-"¿Cuál?-preguntó".
-"Que ahora en vez de con la mano me dejes follarte con la boca."
-"¡Vale, vale!", dijo mientras abría las piernas para ofrecerme en todo su esplendor aquella raja preciosa, pues ,aunque tal vez sea pasión familiar, Clarisa tiene uno de los chochos más bonitos y perfectos que he visto y saboreado. La sola visión de aquellos labios carnosos y apretados, su pubis depiladito, me empujaron con más voracidad que destreza a chupar y lamer. Sentí aquel olor fuerte y excitante de los jugos que tras nuestra pajita anterior lo impregnaban, su sabor indescriptible me enloqueció hasta el punto de instintivamente llevarme una mano a mi propia rajita para darme placer. Ella se retorcía como una serpiente, jadeante y entregada. Al cabo de unos minutos se corrió, llenándome la boca con sus flujos que yo super excitada tragué.
Nos abrazamos y besamos con ternura durante largo rato, luego ella con voz mimosa me susurró al oído:
"-Ahora quiero hacértelo yo a ti", así con una gran pasión me empezó a lamer el coño mientras uno de sus dedos se deslizaba hacia mi culo, haciendo que entrará en un profundo éxtasis que terminó con la boca de mi primita llena de mis jugos.
Un par de días después sus padres se decidieron a una de de sus clandestinas sesiones de sexo. Clarisa dormía como un tronco, agotada después de la ya cotidiana sesión de "guarraditas" que nos habíamos propinado.
La desperté y le dije que me siguiera en silencio y que viese lo que viese, no abriese la boca, para evitar que nos descubriesen y les cortásemos el rollo. Con toda clase de precauciones bajamos la escalera, cerciorándonos de que mis tíos estaban ya entretenidos en sus diversiones preferidas allí abajo en el sótano. Sin embargo ese día, por alguna extraña razón ambos estaban en la cocina charlando en voz baja.
-"Llama ya"- oí que decía mi tía.
De pronto mi tío salió, nosotros nos quedamos petrificadas pues de puro milagro no nos vio allí agazapadas en medio de la oscuridad en el rellano de la escalera. Descolgó el teléfono y realizó una llamada de la que no pudimos entender nada ya que hablaba casi en susurros. Colgó y regresó a la cocina.
Nosotras en vista de que aquella noche no iba a suceder nada regresamos a nuestra habitación. Nos metimos en la cama, yo no podía dormir, estaba contrariada por aquel fracaso y no lograba conciliar el sueño. Clarisa tampoco pues me susurró:
-"¡Eh! ¿Duermes?"
-"No, no puedo".
-"Yo tampoco. ¿Sabes una cosa?".
-"¿Qué?"
-"Me encanta chuparte el coño".
-"A mí también me encanta chuparte el tuyo zorra".
-"¿Quieres que te lo haga otra vez?".
-"Es que acabó de hacer pis".
-"No me importa, así también me gusta".
-"En ese caso ven y chúpamelo, ¡cochina!"
¡Joder! si le gustaba a la putita ¡cómo se aplicaba con la lengua en cada recoveco y pliegue de mi chorreante rajita! Y eso que no había podido ver a sus padres en acción, fue tan concienzuda la limpieza de bajos que me hizo que al día siguiente tenía los labios un poco hinchados a causa de sus mordisquitos y chupetones. Pero el gustazo que me dio me será difícil de olvidar, tanto es así que al recordarlo me mojo toda.

Andrea XLIX, revisión ginecológica.

Tenía cita con el ginecólogo para hacerme una revisión, así que me arreglé y salí temprano para no llegar tarde. Cuando llegué fui a la sala de espera, mientras que no llegara mi turno.
Mi ginecólogo es una hombre de unos 45 años, que no está nada mal, es bastante atractivo y desde la primera vez que fui a su consulta, tuve ideas alocadas con él. Me imaginaba cosas calientes, soñaba despierta, pensaba es sus manos, en sus dedos, en su polla...
Me ponía cachonda cuando abierta de piernas me metía la mano para palparme, aunque sabía que era extrictamente profesional, deseaba que fuera algo más, lo deseaba de verdad, y no sé si él lo llegó a notar alguna de las veces que fui.
El caso es que cuando llegó mi turno me llamaron para que entrara en una de las habitaciones. Tuve que ir al baño para mear y luego tuve que desnudarme por completo.
Al poco tiempo él entró  y se acercó a saludarme, dándome un beso en la mejilla, a continuación se volvió a sentar al lado de la camilla, en la que yo ya estaba desnuda completamente y comenzamos con lo típico, preguntándome cómo estaba, si sentía alguna molestia, etc., una vez hubimos terminado con los preliminares, le dije:
"Manuel, que ese era su nombre,  además de la visita por la revisión , quería consultarte otra cosa"
"Tú dirás"
"Pues verás, yo soy una mujer sexualmente muy activa, me encanta el  sexo y los juegos sexuales, soy  muy liberal en ese aspecto y practico toda serie de juegos sexuales. Mi pregunta es si el ser promiscua sexualmente hablando me puede perjudicar en algún sentido.
"En fin lo que me dices tiene de por si un riesgo, que supongo que conoces, en lo referente a enfermedades de transmisión sexual. Pero al decir que eres muy promiscua, ¿qué quieres decir exactamente?"
"Manuel, ¿qué quieres que te diga?. Cuando digo que soy promiscua, quiero decir exactamente eso, que soy promiscua, que practico sexo con otras personas sin importarme si las conozco, me da igual hombres, que mujeres, solos o en grupo , hablando claramente que follo con quien me apetece en cada momento, ¿te queda claro?"
Mientras le iba contestando, observé que mi plan igual había dado resultado, primero por su mirada, pues me observaba con un interés mucho más sexualmente abierto que el que había empleado nunca y además, por el bulto que se iba formando en su entrepierna.
Al momento se acercó a la camilla y sin más dilación me dijo al oído, "ya que te van los desconocidos, ¿tendrias algún inconveniente en probar con un conocido como yo?".
"Pues no, me apetecería contigo, pues te conozco hace muchos años y, la verdad es que cómo me has visto tú no me ha visto nadie más"
Por fin mi estratagema había dado resultado. Me terminó de incorporar y ya de pie los dos me apretó contra si, besándome en la boca,  yo sentía la dureza de su polla a través del pantalón y sus manos empezaron a recorrer mis tetas y mis  nalgas mientras la dureza de su polla se apretaba más y más contra mi.
Mi chocho  empezó a segregar abundantes jugos y empecé a sentir unas deseos locos de que me penetrase allí mismo sin esperar más, el riesgo de que entrara la enfermera y nos viera en plena follada me producía un  morbo tremendo.
Mientras seguía tocándome el culo y las tetas , le empecé a desabrochar la bragueta y cuando le hube sacado su polla, le dije que se desnudara mientras me agachaba y me metí su tiesa polla en la boca, subiendo y bajando por todo su recorrido. Mientras yo se la mamaba, él se empezó a desnudar, quitándose la chaqueta blanca de médico que llevaba y cuando se hubo desabrochado el pantalón, dejé su polla libre de mi boca y me tumbé en la camilla mientras le decía:
"Date prisa y fóllame, que te estoy deseando"
Tumbada le contemplé cuando venía hacia mi,  desnudo, con su polla tiesa y dura delante de él, mojándome todavía más al ver esa polla y saber que en pocos segundos iba a estar dentro de mi, follándome.
Se tumbó sobre mí, y su polla me penetró sin ningún problema ni espera, pues mi coñito lo tenía empapado de jugos y abierto, esperándole y su polla estaba también bien húmeda y lubricada de mi saliva. Sentía su polla dentro de mí, atravesándome, follándome, entrando hasta el fondo de mi  y saliendo casi hasta la entrada para volver a hundirse en el fondo, en un vaivén que me proporcionaba un placer indescriptible.
Cuando empecé a gemir de gusto, su boca, que hasta entonces se había dedicado a chupar uno de mis pezones, tapó mi boca, mientras su lengua penetraba en mi boca igual que su polla penetraba en mi coño y su mano derecha me agarraba un pezón acariciándomelo entre sus dedos.
Me corrí casi de sorpresa, el  orgasmo me llegó sin avisar, intenso, fuerte, haciéndo que cerrara los músculos de mi chochito para retener la polla que me daba tanto placer, lo que provocó su orgasmo que hizo que el mío se prolongara más al sentir su leche derramarse dentro de mi, llenándome con su calor espeso.
Me encanta sentir el orgasmo de los  hombres dentro de mí, sentir su leche caliente y espesa golpear el fondo de mi coño cuando sale a borbotones. Cuando sentí que su rabo escapaba poco a poco de mi interior al volver a su tamaño normal en estado de flaccidez, me incorporé y colocándome entre sus piernas, me lo introduje en mi boca, mamándoselo y apretando suavemente sus huevos hasta que volvió a tener la dureza y grosor que me gustaban para volver a penetrarme,colocándome a horcajadas sobre él y bajando fui introduciéndome su  polla hasta sentarme encima de él, siendo yo, entonces, la que subía y bajaba sobre, sintiendo como entraba y salía de mi chochito mientras le decía que me encantaba sentirlo dentro de mí, follándome, mientras me acariciaba y apretaba las tetas, lo que le excitaba aún más, hasta que volvimos a llegar al orgasmo simultáneamente.
Al terminar descansamos un poco uno en brazos del otro y mientras nos vestiamos, Manuel me miró a los ojos y me dijó "la siguiente revisión dentro de seis meses ¿verdad?".
"¿Por qué has visto algo mal?"
"Si, que folles con otros y mientras tanto tu ginecólogo ¿qué?".
"Lo apuntaré en mi agenda y si en 6 meses tengo un hueco me acercaré jajaja"
El ganador de este último concurso es Jorge, así que ya sabes, ponte en contacto conmigo para quedar un día a una hora que nos venga bien a los dos. Estoy deseando volver a tener otra experiencia contigo.

Andrea XLVIII, las tres lecciones de mi primita.

Ayer estaba cocinando cuando unas manos me rodearon por la cintura y una cara se pegó a mi oído para susurrarme "Hola prima, ¿quieres que cocine contigo?"Lo siguiente que hizo fue meter el dedo en el chocolate fundido que tenía apartado a un lado, y se lo llevó a la boca para chuparlo suave y lentamente. Era toda una provocación, verle meter ese dedo en su boca, como sus labios se cerraban contra él, apretándolo y luego se deslizaba tan sensualmente. Me puso cachonda en ese mismo instante y le pregunté si estaba bueno.
Ella sin decirme nada, volvió a meter el dedo en el bol de chocolate y me lo ofreció para chupar. Abrí mi boca, su dedo se fue introduciendo muy lentamente para ser aprisionado entre mis labios y chupado suave y sensualmente, imitando a chupar una polla.
"¿Te gusta Paola?, ¿Quieres más?”– me preguntó, yo le dije que sí y ella procedió a despojarme de mi top y del bóxer que llevaba, estaba ahí desnuda y jadeando, la verdad es que quería disfrutar de mi primita, y no me hizo esperar mucho. Comenzó a mamar mis tetas, mis pezones respondieron al estímulo de su lengua tibia, mientras sentía que mi chocho también tibio se humedecía.
Clarisa pasó mucho tiempo en mis pechos, y con sus manos acariciaba mi abdomen y brazos pero me gustaba más cuando su mano hurgaba en mi coñito y me frotaba el clítoris. Luego de eso me hizo poner boca abajo, y acarició mis piernas, muslos y espalda, me mordió suavemente las nalgas y me hizo abrir las piernas acariciandome el clítoris en esa posición, después me acostó atravesada en la alfombra de la cocina.
Puso una mano en mi cintura y con la otra sujetó mi pelo y cogió mi cabeza hacia atrás lentamente. Con su lengua recorrió mi boca, mi cuello hasta llegar en medio de mis tetas; lentamente fue delineando con su lengua en cada uno, desde abajo, haciendo círculos hasta llegar a mis pezones y mordió ligeramente para ponerlos duritos y después mamarlos.
"Te gusta lo que hago"
"Aja…"Yo solo podía contestar con gemidos.
"¿Quieres que siga?"
"Aja…"
"¿Vas a hacer todo lo que yo te diga sin preguntas, ok?”
"Si…" conteste muy emocionada.
"Lección 1: Sexo Oral" me dijo y se acostó completamente boca arriba.
"Ahora quiero que te sientes en mi boca." Y tomándome de la cintura me acomodo sobre su cara.
"Me encanta que tengas tu coñito depilado" y comenzó a besar lentamente mis labios hasta llegar a mi clítoris y después hizo lo mismo con su lengua.
"AAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!" solo eso salió de mi boca.
Pasó sus manos alrededor de mis piernas y con sus dedos separó mis labios. Metió su lengua por todos los pliegues, con la punta recorrió la entrada de mi coño y después comenzó a frotar mi clítoris.
"OOOHHHH!!!! MMMMMMM!!!! AAAAAAHHHH!!" Yo no podía decir palabras.
Podía sentir como mi chochito se humedecía cada vez más y como Clarisa mamaba todo. De repente se acomodó de manera que su boca quedó pegada a él y comenzó a hacer vibrar su boca como pronunciando la letra "r". Esas vibraciones eran como descargas de placer en todo mi cuerpo y me hacían arquear la espalda. Después volvió a usar su lengua para meterla en mi coñito primero lentamente y después fue aumentando el ritmo y con sus manos jugaba con mis tetas.
Sentía como iba a tener un orgasmo muy intenso que no tardaría en llegar cuando mi primita se detuvo, me tomo de la cintura y me hizo a un lado.
Sorprendida le pregunte. "¿Por qué te detuviste?, ya casi terminaba, ¿que pasó?"
Delicadamente puso un dedo en mis labios y me dijo "Sin preguntas, vas a hacer todo lo que diga ok?? Ahora déjame compartirte el delicioso néctar de tu chocho mezclado con chocolate." Me tomó del cuello y nos besamos. Era un sabor dulzón fuerte que pasaba de su boca a la mía, con nuestras lenguas lo pasábamos hasta que se diluyó.
"Lección 2: 69, esta vez quiero que me hagas todo lo que yo te hice."
Clarisa se quitó su tanguita y yo me acomodé para quedar sobre ella. Frente a mí tenía el chocho depilado de mi prima, suave y muy carnoso. Empecé primero con pequeños besitos recorriendo todos sus pliegues y después con mis dedos separé sus labios y con mi lengua fui saboreando todo su coño. Froté con mucha intensidad su clítoris e hice lo mismo de las vibraciones que me hizo ella.
"¡¡¡¡AAAAHHHHHH Aprendes RRRRRAAAApido verdad!!!!"
"Aja…"
"Quiero sentir tus dedos dentro de mí pero mételos despacito…."
Metí dos dedos lo más adentro que pude despacito como me pidió.
"OOOOOHHHHHHHH!!!!!"
Sentí como todo el cuerpo de Clarisa se estremecía de placer y mientras mamaba su coño lentamente comencé a meter y sacar mis dedos. Ella también metió dos dedos y las dos movíamos nuestras caderas para disfrutarlo más. De nuevo el placer comenzó a recorrer mi cuerpo esta vez sentí que sería más intenso y antes de terminar Clarisa se detuvo otra vez.
Me sentí frustrada porque ya eran dos veces y no sabía por qué. Me acomodé para verla de frente, me sujetó de la cintura, tomó mi mano y comenzó a lamer los dedos que había metido en su chochito  junto con los que ella me había metido.
"¿Confías en mí?" me dijo mientras me abrazaba, podía sentir como sus tetas y pezones se frotaban con los míos. Nos besamos para compartir los sabores que teníamos en nuestras bocas, nuestras lenguas parecían serpientes peleando.
"Lección 3: Tijeritas. Esto lo vas a disfrutar muchísimo. Te prometo que todo tiene una explicación"
Estábamos sentadas una frente a la otra, abrimos las piernas y las entrelazamos de manera que nuestros sexos podían frotarse. Clarisa me tomó de la cintura y me movía lentamente, no entendía cómo hacerlo pero nos acomodamos de tal manera que había mucha fricción con nuestros clítoris. En ese momento sentí como un placer mucho más intenso que antes recorría desde mi clítoris a todo mi cuerpo. Tomé las manos de mi prima para entrelazar los dedos y yo sola seguí con el vaivén de mis caderas.
"Esta vez no te detengas, sigue hasta el final OK Clarisa"
"OOOOOHHHHH!!! OK!"
Mi cuerpo estaba como electrificado al sentir como las descargas de placer recorrían todo mi cuerpo, nunca había sentido tanto placer. Solté las manos de Clarisa y sujeté sus tetazas para apretarlas y con mis dedos frotar su pezones. Ella tomó mi cintura y me presionó más contra su cuerpo para que la fricción fuera más intensa.
"NOOOOO PAAAARES CLARISA NNNNOOO PAAAARES"
"OOOHH PPPOOORRR DDDDDDIIIIIIIIOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSS!!!!!!!"
Y mientras decía esto sentí como todo mi cuerpo se convulsionaba al sentir dos orgasmos seguidos. No podía creerlo, todas esas sensaciones de placer que recorrían desde mi cabeza hasta mis pies y podía ver y sentir como mi prima pasaba por lo mismo.
Me detuve un poco pero Clarisa me abrazó con una mano para besarnos y con la otra siguió moviendo mis caderas. Esto provoco un tercer orgasmo que se hizo muy largo y muchísimo más intenso mientras nos besábamos.
Las dos caímos rendidas después de tanto placer, estábamos abrazadas con las piernas entrelazadas.
Estuvimos así mucho tiempo acostadas, abrazadas, sintiendo nuestros cuerpos ardientes, sintiendo nuestras respiraciones, sintiendo como nuestros labios tibios y húmedos se fundían en pequeños besos. Cuando nos dimos cuenta de la hora nos pusimos un poco de ropa y seguimos haciendo el postre que yo había empezado y al que le habíamos añadido parte de nuestros flujos para hacerlo más dulce. El resultado fue una tarta fondant de chocolate que a todos les pareció riquísima. Quizás la razón era nuestro ingrediente secreto...
Nosotras, después de comer, pasamos el resto del día viendo algunas películas y repitiendo las lecciones hasta que creo que ya me las aprendí de memoria, todo será seguir practicando.

Andrea XLVII, la mirona del parque.

Era de noche y hacía un poco de frío, pero no me importaba porque él me agarraba por la cintura y me atraía contra su cuerpo.
Su boca pegada a la mía era de lo más sensual que había probado, notaba como su cuerpo iba entrando en calor poco a poco y eso provocaba que mi temperatura también se elevara, sobre todo en mi chocho.
Desde que habíamos salido del bar, Pablo me había comido con la mirada, deseoso de lanzarse, de probar mi boca y recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Y yo también lo quería, necesitaba sus manos por mi cuerpo, su boca y su lengua jugando por mi piel y su polla clavándose muy hondo. Ese chico me pone a mil.
Cuando llegamos a una esquina de la calle, me había empujado contra la pared y me había metido la lengua en toda la boca, sin que yo pudiese reaccionar. Así es él, impulsivo, y me encanta.
Cada vez me apretaba más fuerte contra su cuerpo y comencé a notar su tremendo bulto entre las piernas, el cual él rozaba cada vez más, contra mí.
Su boca seguía trabajando la mía, con besos muy ardientes, que hicieron que mi cuerpo temblara de deseo, de excitación, y que mi coño empezara a mojarse, preparándose para lo que vendría luego.
Me subió, hizo que le rodeara la cintura con mis piernas y me apretó más contra la pared, para luego ir subiendo con sus manos por mi vientre y espalda, hasta llegar a las tetas.
Sus dedos localizaron mis pezones y los empezaron a acariciar por encima del sujetador.
Eché la cabeza hacia atrás y solté un pequeño gemido de placer.
Pablo se excitó muchísimo al oírme y me desabrochó el sujetador, para seguidamente bajar su boca hasta mis tetas y chupar de ellas, mientras yo le acariciaba la cabeza y se la empujaba para que succionara más y más fuerte mis pezones.
Al levantar la cabeza vi a una chica que nos estaba mirando desde un banco del parque. Ella tenía la mirada excitada y la mano muy cerca de su coño. Fijé mi vista en ella y nuestras miradas chocaron.
Le puse cara de puta, para darle a entender que me gustaba lo que estaba haciendo y que quería que continuara mirando.
Ella lo captó al momento y desabrochando su pantalón, fue metiendo su mano bien al fondo, abriendo las piernas para facilitar la maniobra de sus dedos.
Mientras Pablo seguía chupando y su bulto ya no podía crecer más de lo que estaba. Tenía unas ganas tremendas de perforarme con aquel gran instrumento; me bajó y con manos temblorosas me desabrochó el pantalón y metió su mano para tocarme en el clítoris. Cuando lo hizo me estremecí, ya no sentía frío, estaba ardiendo y mi chochito estaba dispuesto a dar la bienvenida a su gran polla.
Mientras me besaba, su mano se movía frenéticamente entre mis piernas, haciéndome gemir, y que mi corazón y mi respiración se aceleraran.
Cerca de donde estábamos, había un pequeño jardín con un poco de hierba. No sé muy bien cómo llegamos hasta allí, creo que me aupó y luego me fue dejando apoyada en el suelo, mientras que nuestras bocas se devoraban y su polla y mi chocho latían de excitación. El caso es que al poco rato
Me encontraba estirada en la hierba y cuando me quise dar cuenta, casi me había desnudado; por completo. Me había quitado el jersey y subido el top, dejando mis tetas al aire. Y de cintura para abajo no tenía nada.
Fue tanta la excitación y el deseo que solo me había centrado en el roce de su cuerpo contra el mío, no me da cuenta de lo exhibida que estaba.
Ninguno de los dos podía seguir aguantando, mi chocho reclamaba a su polla y él lo sabía. Así que sacó su tremenda herramienta de los pantalones y su bóxer y puso la puntita en mi entrada. Comenzó a moverse en círculos lentamente, pero yo no podía esperar y empujé mi cuerpo hacia él, metiendo parte de su polla en el coño.
Sentí lo dura y gorda que la tenía y él sintió lo caliente y mojada que yo estaba por él. Y me la metió entera de golpe, hasta el fondo.
El roce me ponía como una loba, gimiendo y queriéndola más adentro de mí. Quería más y más fuerte. Sus embestidas cada vez eran más rápidas e intensas, haciéndome arquear la espalda, echar la cabeza hacia atrás y gemir como una loca.
Le arañé, sentí tanto placer que le arañé en una mano. Le gustó, se bajó para que mis manos llegaran a su espalda y me susurró:
"Ahora márcame, hazlo en la espalda, me pone a tope."
Y lo hice, lo arañé en la espalda, sutilmente, sin hacerle sangre. Y en ese instante él embistió más fuerte, hasta el fondo. Yo tenía el coño bien apretado para él, para que sintiera mucho mientras su polla rozaba por todo mi chocho.
La chica seguía mirando, se había cambiado de banco y con los pantalones totalmente bajados. Abrió las piernas y su chochito para mi, se metió dedos muy adentro y los movía muy rápido, mientras nos miraba.
Me giré, haciendo que Pablo se estirara en el suelo y me puse encima de él con las piernas abiertas. Fui bajando y metiendo la polla dentro de mi agujero y luego comencé a follarlo como una puta, bien duro, bien fuerte, rápido. Él gemía, me tocaba las tetas y cuando no pudo soportar la lejanía, se sentó y abrazándome fuerte contra su pecho, me besó, me lamió y me mordisqueó por los labios y por el cuello.
Cuando jugaba con mi cuello, miré a la chica que se había corrido, se llevó la mano a la boca y chupó locamente sus dedos, hasta dejarlos bien limpios.
Pablo giró y me puso en el suelo, me abrió bien las piernas y empujó su polla muy adentro haciéndome correr de gusto a la vez que él me soltaba un gran chorro con su magnífica polla.
Fue increíble, y sentir como después de terminar Pablo seguía temblando me llenó de orgullo; realmente debía de ser muy buena follando.
Antes de que me volviera a poner la ropa, él cogió y me chupó todo el coñito hasta dejarlo bien limpio e hizo que se me erizara la piel. Luego nos vestimos y me acompañó hasta casa, cogiéndome de la cintura para que no tuviese frío.
Quien más participe con comentarios o mensajes en el Blog durante esta semana hasta el 7 de Octubre, tendrá una noche de sexo por Internet conmigo, y quien sabe, si algo más.

Andrea XLVI, disfrutando los fuegos...

El martes fueron los fuegos de la fiesta de la ciudad, así que me arreglé para disfrutar de la noche. No había quedado con nadie, iba a ir sola, pero esperaba ver a alguien conocido viendo los fuegos artificiales. Había bastante gente, teniendo en cuenta que era un martes y el tiempo acompañaba, no hacía frío y el cielo se veía bastante despejado, perfecto para ver el espectáculo.
Me puse al lado de un grupo de chicos y chicas que rondaban mi edad y busqué alrededor con la mirada, pero no vi a ninguno de mis amigos ni amigas.
En el grupo había un chico que me llamó mucho la atención, era guapísimo y se notaba que estaba musculado, incluso por encima de la ropa. Solo de imaginarme como sería su cuerpo, empecé a mojarme.
Estaba con una chica, estaban besándose y eso hizo preguntarme como sería sentir sus labios, como besaría, que se sentiría siendo tocada por sus manos, abrazada por sus brazos, como me sentiría con su cuerpo totalmente pegado al mío.
Y entonces me miró, y un calor repentino se extendió por todo mi cuerpo, sus ojos se clavaron en los míos y noté como mi corazón se aceleraba. Aparté la mirada, pero al mismo tiempo deseaba mirarlo y que él siguiera mirándome.
No me atreví a girarme para averiguarlo hasta pasados unos quince minutos y cuando miré, él ya no estaba, se había ido, pero el grupo con el que estaba seguía allí, y también la chica con la que se estaba besando, así que descarté que se hubiera ido con ella a echar un polvo.
Me estaba aburriendo y no tenía ningún sentido seguir allí mirando los fuegos artificiales, a los cuales no les había prestado ni la más mínima atención.
Iba caminando, alejándome de la multitud, la calle estaba desierta, toda la gente estaba mirando el espectáculo y me sentí bien por ello, estaba bien caminar sola.
Entonces lo vi, caminando en la otra punta de la calle y mi corazón se volvió a acelerar. Necesitaba verlo de cerca otra vez, necesitaba sentir su mirada de nuevo; así que caminé más rápido.
Giró en la esquina de la calle y yo aceleré más el paso para no perderlo de vista, llegué a la esquina, giré y ¡allí estaba él!
"¿Qué haces siguiéndome?"
No sabía que contestar, así que simplemente me quedé perdida en su cuerpo, sus ojos.
"¿Te gusta lo que ves?"
Le respondí que como no iba a gustarme, tenía un cuerpazo y era muy guapo.
"Pensé que habías tenido suficiente con lo que miraste antes"
Iba a irme, iba a dar media vuelta e irme a casa, pero él me agarró del brazo, me atrajo hacia él y me besó. Me estaba comiendo la boca y yo sentí que un calor recorría todo mi cuerpo y mi chocho ardía y se mojaba por completo.
Sus manos estaban por todas partes, sentía su cuerpo por toda mi piel. Comenzó a besarme por el cuello y a darme pequeños mordiscos, mientras que sus manos se deslizaban por debajo de mi cazadora y mi top. Las pasaba por toda mi espalda, por mis caderas, por mi cintura, por mi vientre y finalmente me manoseó las tetas.
Me empujó contra la pared de un edificio y bajó suavemente sus manos hacia mi culo, mientras apretaba su cuerpo contra el mío. Noté el gran bulto de su entrepierna contra mi coño. Él hacía que cada roce fuera más intenso y que cada vez me meara más; estaba totalmente abierta para él, podría metérmela en aquel momento, sin ningún problema.
Me dijo al oído "¿Quieres más?"
"Por supuesto, lo quiero todo de ti, quiero todo lo que me quieras dar."
"Igual te doy más de lo que puedes aguantar" me contestó.
Y yo le dije que eso habría que verlo.
Dicho esto, su mano fue metiéndose por debajo de mi falda y fue directamente a mi chocho, lo acarició por encima de mi tanga, para luego echarlo a un lado y tocar toda mi raja de arriba a abajo, mientras empezaba a jugar con mi clítoris.
"Eso es nena, dame todo tu flujo."
Las cosas que me decía, me ponían a mil, quería más de él, quería sentirlo todo.
Como si me hubiera leído el pensamiento se bajó y metió su cabeza entre mis piernas. Levantando mi falda hasta la cintura y apartando el tanga hacia un lado, comenzó a jugar con su lengua por mi coño, haciéndome gemir como una auténtica puta, en medio de la calle.
El simple hecho de que alguien nos pudiera ver, solo me ponía más caliente.
Cuando estaba a punto de correrme en su boca le dije que ahora me tocaba a mí jugar. Él accedió. Fui besándole por el cuello y lamiéndolo mientras con mis manos recorría todo su torso. Ese tremendo torso, todo musculado, me ponía muy loba, tenía ganas de comérmelo entero. Le subí la camiseta y fui pasando con mi lengua por toda su piel, hasta llegar a sus pezones. Los chupé, los mordisqueé y sujetándolos con los dientes los estiré hasta que lo oí gemir de placer.
Seguí jugando con mis labios, lengua y manos hasta llegar al pantalón. Se lo desabroché y directamente le saqué la polla fuera de su bóxer. Jugué con su punta haciéndolo enloquecer, para luego metérmela entera y de golpe hasta el fondo de mi boca, hasta la garganta.
Estuve a punto de hacer que se corriera, pero él hizo que parara, me puso de espaldas a la pared, me cogió por las nalgas, metiéndome de un solo embiste, la polla hasta el fondo de mí empapado coño.
Me empujaba con fuerza, haciendo que cada embiste fuera más excitante que el anterior. Su tremenda polla rozando contra las paredes de mi chocho hacía que mi temperatura se elevara, y mi respiración y mi corazón se aceleraran.
Me folló como a una puta, una auténtica zorra, con tanta dureza que me sorprendía que alguien pudiera tener tanta fuerza.
Seguimos así durante un rato, gimiendo, sudando, volviéndonos locos, perdiendo el control, hasta que nos corrimos juntos, mientras nuestros cuerpos temblaban de placer.
Me bajó poco a poco y me susurró "¿Quieres que te acompañe a casa?"
"Claro"
Y me acompañó, pero lo que sucedió luego, eso, es otra historia.

Andrea XLV, sexo con un Ciberdesconocido.

Uno de las fantasías que tenía, por fin se hizo realidad este sábado. Ésta consistía en follar con alguien a quien nunca antes había visto. Algo parecido a conocer a alguien en un bar, en una cafetería, en el metro o caminando por la calle y sin demasiadas explicaciones acabar follando salvajemente. Sin más. Y a continuación, al acabar, cada uno por su lado.
En este caso había conocido a Fran por Internet.
Hablábamos mucho por el Messenger , así fueron pasando los días y cada vez teníamos mas ganas de conocernos. Empezamos mandándonos fotos de nosotros, en un principio vestidos, pero poco a poco, las fotos iban subiendo de tono, y nos pedíamos uno a otro, de qué forma o en que postura nos gustaban las fotos, cada vez nos gustaba más ese juego.
Había feeling. Había química. Había conexión. Y le conté mi fantasía. Era la persona. Quería follar con él. Él era el hombre perfecto para poder cumplir con el sueño de follar con un desconocido. Me atraía su físico, su forma de pensar, su manera de hablar. Aceptó el reto y esto es lo que pasó.
El vivía en una ciudad cercana a la mía y donde yo me desplazaba porque había mucha movida los findes.
Hacía calor. Mucho calor. Cuando llegué a la habitación del hotel, que había reservado días antes, puse el aire acondicionado al máximo para refrescar el ambiente. Lo preparé todo con cuidado. Un buen Rioja y dos copas. Incienso. Algunas velas, aún sin encender. Me duché, recogí la habitación y dejé todo ordenado para que Fran encontrara un clima acogedor que lo cautivara cuando le abriera la puerta.
Cuando lo tuve todo listo le mandé un mensaje al móvil: “Jovencito, te estoy esperando!!”. Era la señal que él tenía que recibir para venir a mi encuentro, para vernos por primera vez, para follar con alguien a quien nunca antes habíamos visto cara a cara. Supongo que los dos estábamos algo nerviosos. La idea me encantaba y a él le pareció genial cuando se la conté. Y, aunque habíamos hablado varias veces por Messenger y por teléfono y nos habíamos enviado mensajitos y también muchos e-mails, no era lo mismo. Al fin y al cabo, nunca antes nos habíamos visto las caras en vivo. No sabíamos cómo eran nuestras sonrisas, nuestras miradas, nuestra imagen en movimiento. Todos sabemos que muchísima gente cambia la imagen real respecto a la que ofrece en una fotografía. Pero me atraía. Y yo a él.
Y llegó el momento. Encendí las velas y el incienso. Respiré profundo y casi, casi me santigüé. Sí, ya sé. Estaba a punto de follar con alguien a quien no conocía y le pedía ayuda a Dios. Bueno, a Dios o a quien sea. Sólo deseaba que todo saliera bien.
Fran había recibido mis instrucciones. Él sabía perfectamente lo que quería hacer en todo momento. Y yo sabía que era muy, muy disciplinado. Y que lo íbamos a pasar muy, muy bien.
A los pocos minutos alguien picó a la puerta. La habitación ya estaba en penumbra. Las velas daban algo de claridad. Y el olor del incienso se mezclaba con el de mi perfume. Era mi favorito. Y como gustaba a todo el mundo, sabía que a Fran también le gustaría.
Abrí la puerta. Fran entró en la habitación. Nos abrazamos. Imagino que seguíamos estando algo nerviosos. Después de aquel abrazo, nos besamos. El momento era mágico. Excitante. Emocionante. Después de besarnos con una pasión increíble para tratarse de dos personas que jamás antes han estado juntos, cerramos la puerta de la habitación y sin despegar nuestros labios, sin separar nuestros cuerpos, nos dirigimos a la cama. Sin mediar palabra.
Fran estaba realmente guapo. Mucho más de lo que me imaginaba. Su sonrisa me encantaba y su mirada me cautivaba. LLevaba una camiseta ajustada y unos vaqueros muy ceñidos que le marcaban a tope su enorme paquete. Yo llevaba un vestido que marcaba las formas de mi cuerpo.
Nos tumbamos en la cama. Seguíamos besándonos. Seguíamos abrazados. Rozábamos el uno el cuerpo del otro con nuestras manos, con nuestros dedos. La respiración se agitaba. Nos gustábamos y eso se notaba en nuestra forma de proceder. El momento se agitaba. Se hacía cada vez más salvaje. En el ambiente se respiraba pasión, emoción. Puro sexo. Los dos queríamos más.
Mientras seguíamos besándonos, yo estaba tumbada en la cama debajo de él. Fran estaba sobre mí. Con sus manos rozaba todo mi cuerpo. Mi cabeza, mi espalda, mis piernas y el culito que desde hacía algunos días deseaba que me lo tocase y que después de jugar un poco terminase penetrándomelo. Yo le hablaba de mi culo en algunos mensajes y creo que él ya soñaba con el.
Empezaba a notar que su polla estaba cada vez más dura, a punto de estallar, rozaba su cuerpo contra el mío. Y me empezaba a masturbar con su polla erecta. Siempre por encima de la ropa. Pero se excitaba más y más y su respiración y sus dulces gemidos me estaban dejando cada vez más loca.
Entonces me subió el vestido y pudo comprobar cómo estaba siguiendo una a una todas las instrucciones. Había venido sin bragas. Puse sus manos sobre mi culo ahora ya descubierto y yo le apretaba contra mi cuerpo para notar aún más su polla deseosa de entrar dentro de mi.
Al mismo tiempo, él se estaba volviendo loco cuando rozaba su piel con la yema de mis dedos. Muy suavemente. Con cariño. Estábamos pegando un polvo dos personas que nunca antes se habían visto cara a cara pero que tenían una química especial. Parecía haber conexión sexual.
Nuestra respiración se hacía cada vez más agitada, más rápida. El momento era especial para los dos. Parecía que se nos acababa el tiempo y queríamos aprovechar cada segundo, cada minuto, cada hora, toda la noche.
Me moría porque me follara, porque me metiera su polla dura y a punto de reventar y que me llenase de leche en mi cada vez más mojado y excitado coño. Pero no podía ser. No tan pronto. Primero quería saborearla. Chupar su polla. Sentir en mi boquita y en mi lengua el sabor de sus jugos.
Entonces abrazándolo lo aparté de mí, lo coloqué sobre la cama y me puse sobre él. Sin dejar de besarnos, de tocarnos, de rozar nuestros cuerpos. Estábamos pegados y no queríamos separarnos. Siempre sin mediar palabra. Ni él ni yo habíamos hablado todavía. Ésa era también una de las instrucciones. No debíamos hablar en ningún momento mientras durara nuestro encuentro. La propuesta es que él llegaba a la habitación follábamos, acabábamos y después nos vestíamos poniéndose la ropa en nuestros cuerpos sudados y todavía manchados de leche y nos marchábamos. Y después, a los 30 ó 40 minutos, yo le llamaba por teléfono y hablábamos de nuestra experiencia. En eso consistía mi fantasía.
Volviendo a lo que estaba sucediendo en ese momento en la habitación 518 de un bonito hotel, después de haberlo puesto debajo de mí, seguimos besándonos. Yo movía mis caderas de forma circular para notar su polla durita rozando mi coño, mi clítoris, mi entrepierna.
Empecé a bajar por su cuerpo. Besé su cuello. Sus hombros. Rozaba su pecho. Siempre por encima de la ropa. Mis pezones estaban erectos, excitados. Él tenía sus ojos cerrados. La expresión de su cara reflejaba excitación y eso me ponía malísima. Quería volverle loco de placer. Así que me quité mi vestido con movimientos sensuales, mientras le desabrochaba sus ceñidos pantalones.
Su cuerpo era precioso. Ahora que le estaba contemplando, su desnudez, ésa con la que había soñado tantas veces desde hacía algunos días, me parecía mágica, esplendorosa, perfecta. Y ahora ya sí, sin ropa que interrumpiera mis deseos, empecé a recorrer su cuerpo con mis labios, con mis besos, con mis dedos. Él saboreaba mis pezones erectos mientras con una mano acariciaba una de mis piernas y con la otra rozaba mi coño para comprobar que estaba cada vez más mojada.
Nos fuimos quitando la ropa que nos quedaba como podíamos. Dejamos todo a un lado y seguimos besándonos, tocándonos, rozándonos. Yo buscaba su polla para comprobar el nivel de su excitación. Estaba dura. Muy dura. Y se la colocó en la entrada de mi coño. Y la movió para mojarla, para lubricarla. Pero era muy pronto todavía. Aún no había llegado el momento.
Él seguía besando mis pezones, mis pechos, mi barriguita. Y seguía bajando por mi cuerpo mientras con sus manos acariciaba mis piernas. Y mi chocho. Suavemente. Sin penetrarlo. Sin movimientos bruscos pese a lo salvaje del momento.
Y así llegó con su boquita a mi coñito. Lo besó. Pasó su lengua por mi rajita. La puso en mi agujerito como si intentara penetrarlo. Y siguió su recorrido por mi cuerpo. Acariciaba mis piernas, mis muslos, mis rodillas y llegó a mis pies. Los besó. Y empezó a subir por mi cuerpo, pasando su lengua por cada rincón del mismo.
Me dio la vuelta. Y se puso sobre mí. Subió hasta colocarse a mi altura. Besó mi nuca. Observé su tatuaje. Miré su culito. Me pegué a su cuerpo y lo comencé a rozar, mientras lentamente empecé a hacerle lentamente una buena paja.
Él me llenaba de besos y teniéndome así debajo de él, me abrió un poquito mis piernas y rozó mi coño desde atrás. Mojó mis dedos y rozó la entrada de mi culo. Me estaba estremeciendo. Entonces con sus brazos, con sus gestos, me pidió que me diera la vuelta. Seguíamos sin hablar, sin mediar palabra.
Me miraba con ojitos llenos de excitación y deseo. Yo le miraba e intentaba que entendiera que me moría porque me follara, pero que antes debía de hacer una cosita que me había prometido.
Volvió a besar mis labios. Volvió a recorrer mi cuello, mis tetas, mis pezones y mi barriguita. Y se fue directo a mi coño. Metió su cabeza entre mis piernas. Con la puntita de su lengua empezó a rozar mi rajita, mi clítoris, la entrada de mi coño. Intentaba penetrarme con la lengua. Yo temblaba de placer. Su respiración se agitaba más y más y apretaba su cabeza con sus manos contra mi cuerpo.
Y entonces empezó a lamer todo mi coño. Enterito. Desde el clítoris hasta su agujerito. Y empezó a ayudarse con un dedito.  Y  luego con dos. Los mojaba en los líquidos que salían de mi interior. Me tenía loca el momento, la situación, su respiración, mis gemidos, su agitación, el ambiente, el olor a sexo. Con uno de sus dedos mojados rozaba mi coño y con el otro de vez en cuando me lo metía por mi agujerito hasta el fondo. Y con otro dedo, también mojado en mis flujos producto de la excitación, rozaba la entrada de mi culito. Y algunas veces lo abría y lo follaba dulce y suavemente.
A todo esto, su polla estaba dura, grande, enorme, llena y preparada para follarme, con todas sus ganas. Deseaba sentir su polla dentro de mí y tenía unas ganas que me moría de que me llenara mi cuerpo de leche calentita, de manchar mis pechos, mis pezones con su semen.
Y así llegó su primer orgasmo. Sentí como me estremecía. Los espasmos que acompañaron el momento en que me estaba corriendo llenaron el ambiente de mayor excitación, si cabe. Disfruté sintiendo como acababa. Saboreó todos y cada uno de los jugos que brotaron de mi coño. Y se los bebió. Y no dejó de rozarme hasta que yo se lo pedí.
Entonces subí hasta poner mi cara a la altura de la suya y nos besamos. Nos abrazamos y durante unos segundos nuestros labios se juntaron y nuestras lenguas juguetearon.
Pero entonces fui yo la que pasó a la acción. Sin más dilación, fui bajando por su cuerpo. Besé su cuello, su pecho, su abdomen. Con una mano busqué su polla y empecé a masturbarlo sin dejar de besarlo. Yo estaba a mil. Él lo sabía. Y sin dejar de mover mi mano, me introduje su polla en la boca y empecé a saborearla. Subía y bajaba. Mis manos, mi boca, mi cuerpo.  Gemía. Si no paraba, se iba a correr. Intentó que parara. No quería acabar tan rápido. Pero yo seguí lamiendo su rabo. Sólo paré para chupar despacito sus huevos. Recorrí cada rincón de su sexo. Y entonces, cuando estaba a punto de regalarme su leche calentita, me detuve. Me senté sobre él, me coloqué su polla en la entrada de mi coñito y empecé a bajar suavemente para que notara como iba entrando dentro de mí. Estaba muy mojada. Muy excitada. Y él estaba muerto de deseo y a punto de reventar. Y se empezó a mover dulcemente sobre mí, subiendo y bajando despacito, mientras yo me masturbaba con una mano y le miraba con ojos traviesos.
Intenté contener mi orgasmo, pero entonces me dijo que se iba a correr, me sonrió, me tumbó en la cama y empezó a correrse. Yo le cogí la polla en el momento en que le venía el orgasmo y le acompañé con mis manos. Los chorros de leche calentita llenaron mi cuerpo, mi ombligo, mi barriguita, mis pezones.
La visión de mi torso desnudo con los chorros de mi semen sobre mi era mágica. El momento fue impresionante. Había cumplido mi fantasía y entre los dos hicimos que la situación fuese excitante, alucinante. Ni en mis mejores sueños pensé que podía ser una experiencia tan satisfactoria. Entonces, siguiendo mis instrucciones, sin mediar palabra, se puso el pantalón, la camiseta y sus zapatos, me besó y se marchó.
Media hora después lo llamé. Conversamos. Y terminamos haciéndonos unas buenas pajas recordando lo bien que nos lo habíamos pasado.

Andrea XLIV, las bodas, que gran sitio para follar.

Este sábado fue la boda de Maika. La ceremonia estuvo preciosa y Maika iba guapísima. Fue una boda de la alta sociedad donde las mujeres vestíamos trajes de noche y los hombres smoking. Yo utilice un vestido negro largo con abertura en mi pierna izquierda casi hasta la mitad de mi muslo y un escote en V. Complementaba mi atuendo con diminutas braguitas, con liguero y unos zapatos de raso negro con tacon de aguja.
Al terminar la ceremonia todos nos dirigimos a la fiesta de tuvo lugar en una vieja hacienda acondicionada como hotel de gran lujo en nuestra ciudad. Por ser muy cara a pesar de ser muy hermosa casi no tiene huespedes. La hacienda es una construcción del siglo XVII con muchos pasillos largos y hermosos jardines muy aislados.
Tras la cena, que no tuvo nada extraordinario, comenzó la fiesta donde bailamos y bebimos tratando de disfrutar un poco el pesado ambiente de las fiestas de alta sociedad.
Entre baile y copa, se me acercó Pablo, el hermano de Maika, que ya llevaba encima unas cuantas copas de más. Tras presentarse y después de bailar un rato, nos fuimos a sentar a la mesa para tomar unos cócteles. Pablo, cada vez que podía me tocaba y acariciaba la pierna por debajo de la mesa, llegando incluso a frotarme la entrepierna sobre la tela de mis diminutas braguitas. Saber que estabamos con otras parejas en la mesa y que él me estaba acariciando intimamente me encendió y a él también.
 En un momento dado, yo estaba totalmente húmeda y él tenía una enorme erección que se le notaba y sentía debajo de la tela del pantalón.
Cerca de las dos de la mañana y como hacía mucho calor en el salón, decidimos salir a tomar un poco de aire fresco. Le pedí a Pablo que caminaramos un rato por los pasillos y jardines del hotel. El hotel al parecer estaba vacío, ya que no se notaba la presencia de huespedes por donde caminabamos.
Durante el paseo nos ibamos besando y tocando de tal manera que ambos seguiamos muy excitados. Caminamos y caminamos durante un buen rato, hasta que sin darnos cuenta ya nos habíamos alejado bastante del salón de la fiesta. Pablo totalmente lanzado me iba frotando su dedo contra mi clítoris mientras que yo le iba frotando su polla con mi mano.
Como la pasión nos quemaba, tratamos de buscar alguna habitación que estuviera abierta pero sin ninguna suerte. Por lo que decidimos buscar un lugar apartado para echar un buen polvo.
Nos encaminamos hacia un pequeño jardín rodeado por las paredes de las habitaciones, pero al irnos acercando escuchamos unas ruidos bajos como voces. Pablo me dijo que guardara silencio y silenciosamente nos acercamos al acceso que daba a ese jardín. Estaba un poco oscuro por lo que no nos fue fácil detectar quienes eran, pero despues de un breve momento pudimos notar que se trataba de mi prima Clarisa y un joven al que había visto muy cerca de ella durante toda la fiesta de la boda.
Por lo que pudimos observar él trataba de acariciarla intimamente pero ella se resistía un poco. Desde el lugar donde ellos estaban podían ver hacia un punto donde hay una escalera que comunicaba la planta baja con la planta alta en donde estabamos nosotros pero no se habían dado cuenta de nuestra presencia.
Pablo me guiñó el ojo y silenciosamente nos retiramos unos pasos hacia atras, me dijo que caminaramos nuevamente hacia el jardín haciendo un poco de ruido. Su plan era que nos colocaramos en un costado de la escalera donde nos podían observar, pero buscando que nadie nos viera. Hacer esto con público me excitaba y la verdad, no me hice de rogar.
Tratando de que tuvieran una buena vista nos comenzamos a besar y a tocar de manera muy apasionada.
Pablo me sacó las tetas fuera y las comenzó a chupar y masajear. Mientras él hacía esto, pude observar de reojo como mi prima y su pareja se habían quedado estáticos tratando de ocultarse un poco detrás de los arbustos. Como del jardín no había otra forma de salir que por el pasillo donde estabamos, no podían retirarse sin que nos dieramos cuenta.
Ambos se quedaron quietos mirándonos. Pablo subió mi vestido hasta mostrar mis diminutas braguitas y sin decirme nada me las quitó moviendose un poco, de tal modo que pudieron ver perfectamente mi coñito depilado.
Esto al parecer los calentó, ya que ambos comenzaron inmediatamente a besarse mientras él le metía la mano debajo de su vestido. A pesar de todo no dejaron de mirarnos.
Yo estaba tan caliente por lo que Pablo me estaba haciendo que me arrodillé y comencé a chuparle la polla y a besarle los huevos. Mientras hacíamos esto, él me dijo que mi prima había comenzado a soltarse y se había colocado en la posición del perrito, le había subido su vestido y le había quitado su tanga penetrandola sin dejar de mirarnos.
Como no quería perderme el espectáculo me detuve y le pedí que me penetrara por detrás también. Esta posición me encanta y disfrutaba de la penetración mientras discretamente miraba hacia donde estaba mi prima y su pareja. Ambas parejas estuvimos dándonos el espectáculo durante un buen rato.
Pablo recorría mis tetas con sus manos, y mi espalda con sus besos mientras me seguía penetrando. Mis pezones estaban totalmente duros y mis jugos escurrían fuera de mi vagina de lo excitada que estaba. Mi prima ya no nos miraba pero se veía que también estaba disfrutando enormemente del polvazo que estaba echando. A los pocos minutos Pablo y yo terminamos casi juntos. Fue un placer sentir su semen muy caliente en mis entrañas.
Estabamos exhaustos y sudorosos pero felices por la travesura que habíamos hecho.
El chico que acompañaba a mi prima ,también pudimos observar como se agitaba como claro indicio de que estaba terminando dentro de ella. A los pocos minutos le sacó su polla de dentro. Ella le dijo algo y él continuo con su dedo, supongo frotándole el clítoris o penetrándola.
Ella comenzo a moverse mas rapidamente, clavó su cara en el verde césped y aflojó totalmente su cuerpo quedándose así durante un rato mientras él se sentaba sobre el piso mostrando su polla ya flácida.
Después de descansar por unos momentos nos arreglamos nuestras ropas, volteamos a todos lados como tratando de que nadie nos viera y nos encaminamos hacia las escaleras para subir al segundo nivel. Pablo cogió mis braguitas y al subir por las escaleras las dejó caer al piso de forma que ambos miraran lo que estabamos haciendo.
Mientras estabamos arriba descansando un poco y haciendo tiempo para que mi prima y su acompañante salieran de sus refugio, escuchamos una risas muy tenues y pícaras y oímos como se alejaban sigilosamente. A los cinco minutos bajamos también para dirigirnos hacia la fiesta y al bajar las escaleras vimos que en el lugar donde Pablo había dejado mis bragas estaba el tanga de mi prima. Habían intercambiado nuestra ropa interior en nuestras narices.
Saber que otro hombre tenía mi ropa interior me excitaba, y ver como Pablo olía el tanga de mi prima no ayudaba a que me enfriase.
Regresamos a la fiesta donde ya los invitados habían comenzado a retirarse. Pasamos al lado de la mesa donde estaba mi prima y su acompañante y ella me guiñó un ojo mientras se pasaba la lengua por sus labios carnosos. La experiencia me encantó y la verdad que al final una boda que no prometía terminó siendo realmente interesante jajaja.