Andrea XVIII, orgasmo en el taxi

Hace unos días tenía que ir a comprar un regalo a las afueras de la ciudad y decidí que me sería más rápido y cómodo ir en coche.
Iba a pedirle a mi tío que me llevara, pero luego me di cuenta que él no podría ya que tenía que ir a trabajar, así que no me quedaría otra que coger un taxi.
Fui andando hasta la parada de taxis más cercana y me metí en el único que había. El conductor era un chico joven, bastante atractivo, que se puso nervioso cuando me vio en la parte trasera del coche.
Le dije la dirección a la cual quería que me llevase y arrancó.
Yo no sabía muy bien porque se había puesto tan nervioso, y desde luego tampoco sabía la razón por la que no paraba de mirarme por el retrovisor. Y entonces lo descubrí, era mi blusa.
No me había puesto sujetador y no me había fijado en que la blusa transparentaba, se me veían todas las tetas, sobre todo las aureolas y los pezones. Me excitó muchísimo saber que lo que tanto le llamaba la atención y tan nervioso le había puesto eran mis tetas y mis puntiagudos pezones. Noté como se me mojaba el tanga y como mi chocho empezaba a subir de temperatura.
Ardía de ganas de que me dijera algo, de que quisiese follarme y que lo hiciera, y entonces habló. “No puedo más. Me estás poniendo malísimo. Tengo la polla que me va a estallar.
"Ábrete la blusa del todo.”
Por fin, lo había dicho y yo sin pensarlo ni una sola vez, me fui desabrochando los botones de la blusa, dejando mis tetas al aire. Cuando mire al chico, éste estaba tocándose por encima del pantalón. Le dije “Puedes hacer lo que quieras, tengo una mente muy abierta, además de otras cosas”
Entonces, mientras se sacaba la polla fuera del pantalón y empezaba a cascársela, me contestó que le encantaría probar esas otras cosas que tenía abiertas. Al escuchar eso, me puse cachondísima, y al ver su enorme y gorda polla solo tuve ganas de metérmela de golpe y que me follara como a una puta.
Él giró el coche, parando a un lado de la carretera, salió y se metió en la parte de atrás. Tenía la polla fuera, toda empalmada, deseaba chupársela. Así que bajé la cabeza y la metí de golpe en mi boca, hasta el fondo.
"¡Dios que guarra eres!" el no paraba de decirme cosas guarras y de gemir de gusto. Comencé a jugar con mi lengua por la punta de la polla y de vez en cuando la succionaba, para luego tragarmela por completo. Después le lamí los huevos y me los metí en la boca, primero uno y luego el otro, mientras le cascaba la polla.
"Que boca tienes, como la chupas, es imposible que me la pongas más dura"
Luego se la casqué entre mis tetas mientras que él no paraba de toquetearlas y de estirar mis pezones. Eso me daba mucho gusto me hizo mojar completamente el chocho como si me hubiese meado.
Comencé a sentir su mano por mis piernas, nos comíamos la boca el uno al otro, y nuestras manos se perdían por nuestros cuerpos. Metió su mano por debajo de mi falda y luego por debajo de mi tanga y toqueteó mi chocho haciendo que soltara el resto de flujo que me quedaba, "Estás empapada, me encanta sentir tu chocho todo mojadito" Y diciendo esto se bajo y quitandome la ropa empezó a chuparlo como loco; yo le agarraba del pelo y le decía que chupara más, que no dejara ni una gota.
Cuando se estaba incorporando lo eché hacia atrás en el asiento y me puse encima de él con las piernas abiertas "Ya basta de tantas vueltas, vamos a hacer lo que ambos deseamos" y diciéndole esto le agarré la polla y me la metí de golpe en el chocho. Me movía encima de él haciendo que su polla subiera y bajara, rozando por las paredes de mi chocho, mientras le daba mis tetas para que las mamara.Primero lo hice despacio y luego lo hice muy rápido; cuando estaba a punto de correrse, me quité y le dije que quería hacer algo más picante, follar fuera en el capó del coche, mientras que los coches pasaban a nuestro lado. Él abrió la puerta y salió; cuando iba a salir yo, me agarró y me subió a sus caderas, pasandome las piernas alrededor de su cintura y metiéndome la polla hasta el fondo, comenzó a follarme contra las puertas del coche, haciendo que este se moviera.
Luego me llevó hasta el capó del coche, seguro de si mismo dirigió su polla a la entrada de mi coño y empujó con fuerza hasta que me penetró por completo y luego despacio la sacó toda de mi coño para volvérmela a meter de golpe y de nuevo la sacaba lentamente para penetrarme con fuerza. Así estuvo no sé cuanto tiempo hasta que consiguió que mi coño se humedeciera aún más; entonces empezó a follarme más rápido ya sin sacar su polla de mi interior no pude contenerme y se me empezaron a escapar algunos gemidos. Comenzó a moverse más y más rápido, follándome sin parar. Eso hizo que pudiese girar la cabeza y ver como los coches pasaban y al mirarnos, nos pitaban, otros me gritaban que estaba buenísima, otros simplemente pasaban, incluso observé como uno paraba en el arcén y pude contemplar la cara de satisfacción que estaba poniendo mientras miraba todo el espectáculo, "te gusta cabrón ,pensé, voy a darte más".
Miré al taxista y le grité "Vamos hijo de puta, no tienes huevos a follarme por el culo". No se lo pensó dos veces, sacó su polla de mi chocho y presionó con fuerza sobre mi culo una y otra vez hasta que consiguió que este se abriera lo suficiente para que entrara el capullo de su polla, fuera de si, me soltó la cabeza para poderme agarrar con las dos manos por la cintura y comenzó a follarme el culo sin parar. Cada vez me apretaba con más fuerza mi cintura con sus manos, cada vez estaba mas excitado, tirando de mi hacia él para follarme todo lo adentro que podía, mis pechos se balanceaban, mis pezones estaban muy duros y gemidos de placer salían por mi boca.
"¡Así, así puta!" me dijo, fue cuando supe que estaba apunto de correrse. Se detuvo un instante y de un fuerte empujón, que me hizo gritar, me metió hasta el fondo su polla, me contraje sintiéndole en mi interior, entonces su polla me inundo todo el culo de chorretones y chorretones de su semen.Cuando terminó de soltar toda su leche dentro de mi, que había sido mucha, se aparto un poco, sacó su polla de mi culo y me golpeo con ella sobre las nalgas. Me incorporé y me bajé la falda, me dirigí hacia mi asiento en el coche sintiendo como resbalaba por mi culo y nalgas el semen del taxista. En el asiento había unos pañuelos de papel, los cogí, me limpie bien y luego entré en el coche, cerrando la puerta, en ese momento el mirón también se había puesto en marcha después de pelársela a nuestra costa.
El taxista ocupo su asiento y mirando hacía atrás, me preguntó "¿a donde iba la señorita?", me sonó con rintintín, pero su cara denotaba que lo había pasado bien; y su anillo de casado, que tendría una buena aventura que no contarle a su mujercita. Así que sin mediar más palabras me llevó hasta el centro comercial a hacer las compras. Por cierto, no me cobró la carrera, no sé porque sería.

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