Andrea X, bollos y chocolate fundido


Hoy por la tarde estuve ayudando a mi tía a preparar unos bollitos de chocolate. Todo sería muy normal si nos hubiéramos dedicado única y exclusivamente a eso, pero no fue así. Teníamos las manos manchadas cuando a mi tía le saltó un poco de chocolate hacia el escote, y a mi se me ocurrió quitárselo con la lengua. Eso la encendió, parece ser que mi tío hace tiempo que no la da polla. Me metió los dedos en la boca para que se los chupara, mientras ella lamia los míos; le dije que desde pequeña siempre me había fijado en sus tetas, tenía curiosidad por verselas y entonces ella muy complaciente cogió y se quitó la parte de arriba, se puso un poco de chocolate en los pezones y luego me dijo que si quería tetita. Eso me volvió loca, se los chupé y a ella le encantaba; me quitó la parte de arriba bruscamente y empezó a manosearme las tetas como nadie lo había hecho. Me sentó en la mesa de la cocina y me subió la falda; me embadurnó de chocolate los pezones y fue bajando por mi cuerpo hasta el ombligo y después empezó a chuparlo todo con ansia, me abrió las piernas y me chupó el chocho, primero lentamente y luego muy hondo y muy rápido, mis jugos se mezclaban con el chocolate y hacían una crema que la volvía loca. Se quitó la poca ropa que le quedaba y empezó a tocarse el chocho mientras me miraba y me dijo que yo fuera obediente y hiciera lo mismo, así que me toqué el chocho hasta que estuvo mojado.
Entonces timbraron a la puerta, era el repartidor, mi tía había pedido que le trajeran la compra a casa. Fue a abrir la puerta totalmente desnuda e hizo entrar al repartidor hasta la cocina, parece ser que no era lo primera vez que se daba un gustazo con él. Le miró a lo ojos y mientras se mordía los labios siguió tocándose el chocho. El entendió la indirecta y se bajó la cremallera del pantalón, ofreciéndole su enorme polla a chupar, la mamaba como una zorra, me estaba excitando ver esa faceta oculta de mi tía. Pero esta vez quería que yo también formara parte del juego, cuando se la puso bien dura se la cogió con la mano y acercándose a mi, me la metió en mi chocho y él empezó a follarme como si hubiera mucho tiempo que no había probado un chocho tan jugoso como el mío.
Mientras mi tía se subió a la mesa donde yo estaba acostada, se abrió de piernas encima de mi cara y me cogió del pelo acercándome la cara a su clítoris, mientras me decía si me gustaba el rabo, eso nos encendió a todos, él siguió follándome más fuerte, mientras yo seguía lamiendole el chocho a mi tía, hasta que no pudo más y acabo corriéndose en mi cara entre gemidos, parecía que se estaba meando, que flujo más rico. Después cambiamos de posición, ella se acostó encima de la mesa con las piernas abiertas y estaba vez fui yo la que le metí la polla del repartidor en el chocho; me puse de pie con una pierna a cada lado de ella y mientras miraba a mi tía le dije, que ahora me tocaba a mi mandar. Así que como tenía ganas de hacer pipí aproveché y la solté un chorro de pis encima de sus tetas, lejos de cortarla la puso más caliente. Entre gemidos me pidió que la meará en la boca, empezó a llenar su boca con mi pis, dejándolo caer por todo su cuerpo, cuando terminé de mear, cogió al repartidor y le dijo que le tocaba limpiar mi chocho con su lengua.
Nos bajamos de la mesa y nos pusimos a cuatro patas para que nos metiera lo polla por el culo, primero a una y luego a otra. La metía hasta el fondo y muy rápido; nos dijo que nos pusiéramos de rodillas delante de él y se la cascó hasta que se corrió por nuestras caras y nuestras tetas.
Esa tarde descubrí que mi tía era una de las nuestras y que debíamos de contar con ella para nuestras próximas experiencias. Con esta familia que tengo, normal que saliese tan caliente ¿no creéis?

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