Andrea III, el instituto


Acabamos de llegar al instituto,hay una valla enorme de color negro a su alrededor que le da aspecto de cárcel. El edificio es gris, de hormigón, lo que hace que sea aún más lúgubre y triste.Tiene jardines a ambos lados, cuyas flores hace una eternidad que no riegan, dos canchas de baloncesto y un campo para jugar al fútbol.
La puerta de entrada es de color azul y hay grandes ventanales, eso alegra un poco el edificio y por supuesto a mi.
Entramos; todos andan de un lado para otro como si en realidad no fueran a ningún lado. Menos mal que voy al mismo aula que mi prima, sería imposible llegar yo sola o preguntarle a alguien.
Hablando de mi prima, está excitadísima, me dice que es porque hay clase de griego y el profesor que da la asignatura está cañón.
Yo no le hago ni caso, igual exagera, prefiero verlo con mis propios ojos, pero tengo que reconocer que me invadió la curiosidad.
Entramos en clase y nos sentamos delante de todo, cosa que no me gusta, nunca me gustó estar a la vista de los profesores, pero me fue imposible convencer a Clarisa.
Se abre la puerta y entra él, un chico joven de unos 27 años, alto, escultural, con un pelo ondulado de color castaño claro y reflejos rubios y unos ojos verdes y para que negarlo un enorme paquete; en fin, todo un Adonis.
La verdad es que mi prima tenía mucha razón, era muy atractivo y luego tenía el encanto de ser nuestro profesor. Mientras que pensaba esto, me dí cuenta que me daría mucho morbo tener una encuentro caliente con Elías, así se llamaba. Y creo que a él también le gustaría tenerlo. No deja de mirarme a las piernas, y es que cuando me senté se me debió de subir la falda, porque la igual es demasiado cortita. Pero me gusta que me miren, que quieran desnudarme con la mirada, que busquen con sus ojos más allá de lo que puede ver, que sientan ganas de ver más, de tocarme, de sentirme.
Cruzo las piernas hacia el otro lado, separando un poco las piernas en ese movimiento, justo para que se pueda ver durante un instante corto mi tanga de color rojo. Se puso nervioso, ¡me encanta! Creo que seguiré jugando hasta calentarlo tanto que sea él quien venga a mi.
Esta noche mis primas han organizado una fiesta de pijamas, para darme a conocer a sus amigas. Han estado toda la tarde, después de clase, preparándolo todo. A mi me parece buena idea, es una buena forma de que me conozcan y darme a conocer y como mañana no hay clase, tenemos toda la noche para divertirnos. ¿Os apuntáis?

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