Andrea XLIV, las bodas, que gran sitio para follar.

Este sábado fue la boda de Maika. La ceremonia estuvo preciosa y Maika iba guapísima. Fue una boda de la alta sociedad donde las mujeres vestíamos trajes de noche y los hombres smoking. Yo utilice un vestido negro largo con abertura en mi pierna izquierda casi hasta la mitad de mi muslo y un escote en V. Complementaba mi atuendo con diminutas braguitas, con liguero y unos zapatos de raso negro con tacon de aguja.
Al terminar la ceremonia todos nos dirigimos a la fiesta de tuvo lugar en una vieja hacienda acondicionada como hotel de gran lujo en nuestra ciudad. Por ser muy cara a pesar de ser muy hermosa casi no tiene huespedes. La hacienda es una construcción del siglo XVII con muchos pasillos largos y hermosos jardines muy aislados.
Tras la cena, que no tuvo nada extraordinario, comenzó la fiesta donde bailamos y bebimos tratando de disfrutar un poco el pesado ambiente de las fiestas de alta sociedad.
Entre baile y copa, se me acercó Pablo, el hermano de Maika, que ya llevaba encima unas cuantas copas de más. Tras presentarse y después de bailar un rato, nos fuimos a sentar a la mesa para tomar unos cócteles. Pablo, cada vez que podía me tocaba y acariciaba la pierna por debajo de la mesa, llegando incluso a frotarme la entrepierna sobre la tela de mis diminutas braguitas. Saber que estabamos con otras parejas en la mesa y que él me estaba acariciando intimamente me encendió y a él también.
 En un momento dado, yo estaba totalmente húmeda y él tenía una enorme erección que se le notaba y sentía debajo de la tela del pantalón.
Cerca de las dos de la mañana y como hacía mucho calor en el salón, decidimos salir a tomar un poco de aire fresco. Le pedí a Pablo que caminaramos un rato por los pasillos y jardines del hotel. El hotel al parecer estaba vacío, ya que no se notaba la presencia de huespedes por donde caminabamos.
Durante el paseo nos ibamos besando y tocando de tal manera que ambos seguiamos muy excitados. Caminamos y caminamos durante un buen rato, hasta que sin darnos cuenta ya nos habíamos alejado bastante del salón de la fiesta. Pablo totalmente lanzado me iba frotando su dedo contra mi clítoris mientras que yo le iba frotando su polla con mi mano.
Como la pasión nos quemaba, tratamos de buscar alguna habitación que estuviera abierta pero sin ninguna suerte. Por lo que decidimos buscar un lugar apartado para echar un buen polvo.
Nos encaminamos hacia un pequeño jardín rodeado por las paredes de las habitaciones, pero al irnos acercando escuchamos unas ruidos bajos como voces. Pablo me dijo que guardara silencio y silenciosamente nos acercamos al acceso que daba a ese jardín. Estaba un poco oscuro por lo que no nos fue fácil detectar quienes eran, pero despues de un breve momento pudimos notar que se trataba de mi prima Clarisa y un joven al que había visto muy cerca de ella durante toda la fiesta de la boda.
Por lo que pudimos observar él trataba de acariciarla intimamente pero ella se resistía un poco. Desde el lugar donde ellos estaban podían ver hacia un punto donde hay una escalera que comunicaba la planta baja con la planta alta en donde estabamos nosotros pero no se habían dado cuenta de nuestra presencia.
Pablo me guiñó el ojo y silenciosamente nos retiramos unos pasos hacia atras, me dijo que caminaramos nuevamente hacia el jardín haciendo un poco de ruido. Su plan era que nos colocaramos en un costado de la escalera donde nos podían observar, pero buscando que nadie nos viera. Hacer esto con público me excitaba y la verdad, no me hice de rogar.
Tratando de que tuvieran una buena vista nos comenzamos a besar y a tocar de manera muy apasionada.
Pablo me sacó las tetas fuera y las comenzó a chupar y masajear. Mientras él hacía esto, pude observar de reojo como mi prima y su pareja se habían quedado estáticos tratando de ocultarse un poco detrás de los arbustos. Como del jardín no había otra forma de salir que por el pasillo donde estabamos, no podían retirarse sin que nos dieramos cuenta.
Ambos se quedaron quietos mirándonos. Pablo subió mi vestido hasta mostrar mis diminutas braguitas y sin decirme nada me las quitó moviendose un poco, de tal modo que pudieron ver perfectamente mi coñito depilado.
Esto al parecer los calentó, ya que ambos comenzaron inmediatamente a besarse mientras él le metía la mano debajo de su vestido. A pesar de todo no dejaron de mirarnos.
Yo estaba tan caliente por lo que Pablo me estaba haciendo que me arrodillé y comencé a chuparle la polla y a besarle los huevos. Mientras hacíamos esto, él me dijo que mi prima había comenzado a soltarse y se había colocado en la posición del perrito, le había subido su vestido y le había quitado su tanga penetrandola sin dejar de mirarnos.
Como no quería perderme el espectáculo me detuve y le pedí que me penetrara por detrás también. Esta posición me encanta y disfrutaba de la penetración mientras discretamente miraba hacia donde estaba mi prima y su pareja. Ambas parejas estuvimos dándonos el espectáculo durante un buen rato.
Pablo recorría mis tetas con sus manos, y mi espalda con sus besos mientras me seguía penetrando. Mis pezones estaban totalmente duros y mis jugos escurrían fuera de mi vagina de lo excitada que estaba. Mi prima ya no nos miraba pero se veía que también estaba disfrutando enormemente del polvazo que estaba echando. A los pocos minutos Pablo y yo terminamos casi juntos. Fue un placer sentir su semen muy caliente en mis entrañas.
Estabamos exhaustos y sudorosos pero felices por la travesura que habíamos hecho.
El chico que acompañaba a mi prima ,también pudimos observar como se agitaba como claro indicio de que estaba terminando dentro de ella. A los pocos minutos le sacó su polla de dentro. Ella le dijo algo y él continuo con su dedo, supongo frotándole el clítoris o penetrándola.
Ella comenzo a moverse mas rapidamente, clavó su cara en el verde césped y aflojó totalmente su cuerpo quedándose así durante un rato mientras él se sentaba sobre el piso mostrando su polla ya flácida.
Después de descansar por unos momentos nos arreglamos nuestras ropas, volteamos a todos lados como tratando de que nadie nos viera y nos encaminamos hacia las escaleras para subir al segundo nivel. Pablo cogió mis braguitas y al subir por las escaleras las dejó caer al piso de forma que ambos miraran lo que estabamos haciendo.
Mientras estabamos arriba descansando un poco y haciendo tiempo para que mi prima y su acompañante salieran de sus refugio, escuchamos una risas muy tenues y pícaras y oímos como se alejaban sigilosamente. A los cinco minutos bajamos también para dirigirnos hacia la fiesta y al bajar las escaleras vimos que en el lugar donde Pablo había dejado mis bragas estaba el tanga de mi prima. Habían intercambiado nuestra ropa interior en nuestras narices.
Saber que otro hombre tenía mi ropa interior me excitaba, y ver como Pablo olía el tanga de mi prima no ayudaba a que me enfriase.
Regresamos a la fiesta donde ya los invitados habían comenzado a retirarse. Pasamos al lado de la mesa donde estaba mi prima y su acompañante y ella me guiñó un ojo mientras se pasaba la lengua por sus labios carnosos. La experiencia me encantó y la verdad que al final una boda que no prometía terminó siendo realmente interesante jajaja.

1 comentario:

  1. Ah, las bodas, fuente de memorables polvos...

    Ya te contaré, ya... pero en privado ;) Jejeje

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