Andrea XLIII, me gusta ser dominada.

Estaba totalmente desnuda, sólo mantenía las bragas puestas, con las manos a la espalda, unidas por unas esposas y los ojos tapados. En el suelo, de rodillas, con las piernas ligeramente abiertas, sentía el agujero de mi chocho abrirse cada vez más y soltando flujo continuamente.
Notaba como sus ojos recorrían cada centímetro de mi piel, cada zona de mi cuerpo, por muy oculta que estuviera, notaba el calor de su mirada, me quemaba.
De repente, lo que sentía ya no era su mirada, era el roce de sus dedos por mi espalda. Acariciaba toda mi espalda, desde arriba hasta abajo, con mucha delicadeza y muy despacio; eso hizo que se me erizara la piel.
Me gustaba estar en esa situación, podía hacer lo que quisiera conmigo, yo no podía tocarle, y ahora mismo no podía ni mirarle.
Pero había alguien más en la habitación, escuché su voz, era otro chico.
El no me tocaba, solo miraba desde lejos, ni siquiera podía olerle, solo me venía de vez en cuando un poco de olor. El tener los ojos cerrados hacía que mis otros sentidos estuvieran más despiertos, todo lo que sentía se multiplicaba.
Intentaba moverme pero estaba inmovilizada totalmente, estaba a su merced, sus dedos tocaron mis labios, abrí mi boca intentando atraparlos, pero ya estaban en mi cuello de donde se fueron deslizando hacia mis pechos, tocando mis pezones que estaban a punto de explotar. Me estaba volviendo loca.
Pero lo que realmente me desconcertó y me excitó es que a la vez que unas manos tocaban delicadamente mis pezones noté como otras dos manos subían por mis piernas, entonces el chico me susurró al oído que me tranquilizase, que en realidad el sabía que eso me gustaba, que era su putita y que haría lo que el me dijese.
Escuché como una voz que no me era conocida me dijo que mejor que me estuviese quieta o me podía cortar, al tiempo que con un objeto punzante me cortaba las bragas, primero una pierna, y luego la otra, quitándome los restos de la fina tela de un tirón.
Después de esto me dijo que abriese mi boca, metiéndome mis braguitas en ella, me las metió enteras, aunque me preguntó si me impedía respirar, a lo cual contesté moviendo mi cabeza hacia los lados..
Al cabo de pocos minutos noté como algo caliente se derramaba sobre mis muslos, y al minuto lo mismo en mis tetas, se habían corrido los dos, encima de mí, y se fueron, me dejaron allí sola, no sé cuanto estuve así, con mis manos y piernas atadas, mis bragas en mi boca y su leche sobre mi cuerpo pero a mi me pareció mucho. De vez en cuando oía sus risas en otra habitación, así pude comprobar que estaba sola.
Pasados unos minutos que a mí me parecieron horas noté unos pasos en la habitación, metiendo sus dedos en mi boca me sacó las bragas, yo tenia ganas de insultarle, de patalear, de gritar, pero lo único que salió de mi boca fue gracias, me besó, humedeciendo con su lengua mi seca boca, se subió en la cama y puso un cojín bajo mis caderas, así que ya me imagine lo que venía, pero no me esperaba que fuese tan brusco, de un solo empujón introdujo toda su polla en mi coñito, un jadeo de sorpresa salió de mi boca, sin darme tiempo a reaccionar empezó a moverse dentro de mi, entraba y salía de forma brutal, su cuerpo apenas tocaba el mío, estaba levantado sobre sus manos, empujando con fuerza saliendo despacio de mí para volver a entrar mas fuerte aún.
Mi respiración se aceleraba, yo soltaba aire cada vez que su polla entraba en mi, estaba como loca, mis sentidos estaban disparados, entonces él empezó a decirme: "toma vamos tómala entera, es toda para ti, tómala, zorra" ; eso me volvía loca, me gustaba que me dijese eso mientras clavaba su polla en mi interior.
Entonces fue cuando noté una mano en mi cabeza, esa mano me hizo mover mi cabeza hacia un lado, a la vez que notaba como algo duro y húmedo se apoyaba en mis labios, abrí mi boca y entonces otra polla entró en mi de golpe, toda en mi boca, la podía sentir en mi garganta.
Mientras me susurraban los dos al oído que chupara, que me iba a gustar, que era una zorra, que tenía una polla en mi coño y otra en mi boca, no podía mas, me corrí como una loca a la vez que ellos me follaban la boca y el chocho. Sentí que me desmayaba, pensé que no iban a acabar nunca, pero no fue así, el primero fue el que me follaba la boca, descargando parte en ella para luego sacarla de dentro y seguir haciéndolo en mi cara.
Eso debió excitar al otro ya que la fuerza de sus embestidas aumentaba, cada vez que entraba en mi yo sentía como si fuese a romper mi chochito, parecía que me iba a desarmar.Mientras el otro metió otra vez su polla en mi boca diciéndome que se la tenía que limpiar bien, ya había tragado una buena cantidad de su leche y ahora pasaba mi lengua alrededor, lamía de arriba a abajo, yo sacaba mi lengua y él pasaba su rabo por ella.
De pronto sentí como el otro chico sacaba la polla de mi raja y vertía gran cantidad de leche sobre mí, al principio todo parecía normal yo notaba como caían sobre mi chorros de su leche, pero después de una pausa empecé a sentirlo de manera continuada. Entonces comprendí lo que estaba pasando, después de correrse encima de mi ombligo estaba meando encima mío, escuche como se reían los dos.
Meó directamente a mi coño, aquella sensación me gustaba, entonces el otro chico dijo que el también tenía ganas de mear pero que no iba a ensuciar el suelo, dicho lo cual agarró mi pelo con una mano mientras con la otra abría mi boca, yo no pude resistir mucho ya que había tenido mi boca abierta tanto tiempo que me dolía mucho y casi no tenía fuerza, su blanda polla empezó a mear en mi boca, intenté no tragar nada, pero era imposible, él había metido su polla tan adentro que no me permitía hacer otra cosa que tragar.
Me sentía como una auténtica puta, mi cuerpo estaba mojado, tenía en mi boca el sabor de la leche y el pis y en mi vientre la leche seca.
Seguía atada, cuando unas manos liberaron mis piernas, cuando las cerré creí que estaba en el cielo, que sensación, por fin estaba libre. Las mismas manos soltaron mis manos y permitieron ver la luz. Abrí mis ojos, las sábanas estaban revueltas y las almohadas todas desparramadas en el suelo. Busqué rápidamente por la habitación alguna señal de aquellos chicos con los que acababa de compartir una de las mejores experiencias de toda mi vida, pero no había señales de ellos por ningún lado. Estaba sola. Bajé la mirada y, con una punzada de decepción y algo más que no supe reconocer, frustrada golpeé las sábanas con los puños varias veces. ¡Joder! Todo había sido un maldito sueño…

1 comentario:

  1. Mmmm, no sé qué decir, si que delicia o que decepción. Por lo menos fue un muy buen sueño, eso de dominar en el sexo tiene un placer algo doloroso, pero muy satisfactorio en verdad. debo confesar que me ha llamado mucho la atención ese tipo de “jueguitos” es un placer muy amargo el se da con ellos, pero placer al fin. Mantenerte cautiva un tiempo, saborear con el tacto el calor de tu cuerpo y sexo, destrozar tu cuerpo con cada capricho que el hambre del sexo mande, torturarte dándote placer hasta que tu cuerpo no aguante mas y cuando el placer esté a punto de disfrutarlo quien sea el sometido negárselo, devorarlo como a uno se le dé la gana, hacerle un juguete de trapo, se me ha llenado la cabeza de ideas con solo pensarlo. Con los gustos que tienes Paola, si me permites hablar, me gustaría que fueras participe, lastima, que estamos a horarios y lugares distintos, pero que buen banquete seria para ambos, jugar al gato y el ratón siempre ha sido mi juego preferido.

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