Andrea XXXI, mi primera mamada.


El otro día os conté como empezó mi interés por el sexo, la primera paja, el primer toqueteo de mi chocho y el primer disfrute del sabor de mis flujos; hoy os voy a confesar como fue mi primera mamada, cuando descubrí lo que me gusta chupar pollas.
Ocurrió unos meses después de que empezara a desahogarme a pajas; ya que la primera dió lugar a una al día.
Cuando empecé a darme gusto, mi interés por el sexo creció, sentía curiosidad por tener nuevas experiencias. Deseaba poder probar el sabor de las pollas, de otros chochos, de follar con cualquiera, quería experimentarlo todo y tenía claro que a la primera oportunidad que tuviese la iba a aprovechar.
Una noche de sábado unas amigas y yo quedamos de ir a un local de moda que había abierto dos semanas antes y todo el mundo hablaba maravillas de él.
Esa noche salí de casa dispuesta a todo, a lo que surgiera, a lanzarme y descubrir nuevas cosas, así que me arreglé, me pusé muy atrevida, dejando muy poco a la imaginación.
Mis amigas al verme me aseguraron que parecía una buscona y eso me alegró porque era realmente la imagen que quería dar.
Cuando llegamos allí, nos enteramos de lo que valía la entrada, yo no podía entrar porque no llevaba suficiente dinero, pero quería entrar en ese local y estaba dispuesta a lo que fuera para poder hacerlo.
Estando por allí durante un buen rato, me dí de cuenta que unas conocidas de mi misma edad entraban al local y todo por ir acompañadas de chicos mayores de edad.
Tenía que intentarlo, pensé en acercarme a algún grupo de chicos y pedirles que me dejaran dinero para la entrada.
Me fijé en unos que estaban en la fila, esperando para entrar y sin ningún temor se lo pregunté. Pero para mi decepción se negaron por que me vieron como una niña, yo ya no era una niña tenía 14 años y un buen par de tetas.
Así que me replanté las cosas, me acerqué a un chico que estaba justo detrás de ellos y le cogí de la mano.
"Sabes quiero entrar al local y no tengo pasta, le dije"
El me miró y me dijo, "si quieres puedes entrar conmigo, pero te va a costar algo. ¿Qué estás dispuesta a hacer?"
"¿Que me sugieres?"
"¿Eres muy atrevida?"
Me di cuenta de que se estaba tocando la polla por encima del pantalón y que era una indirecta, muy directa.
"Podemos comprobarlo" me dijo, y agarrándome de la mano me llevó a una esquina de la calle que daba a un callejón.
"¿Le has chupado la polla alguna vez a alguien?" -me dijo sin más.
"No, nunca -le contesté- Pero la verdad es que me gustaría hacerlo porque nunca le he visto el ya-sabes-qué a un chico de verdad... Solo lo he visto en fotos de esas guarras".
Pareció contento de oír aquello y empezó a desabrocharse los pantalones. Cuando se quitó el último botón, me quedé mirando aquella enorme y peluda polla. La cogí entre mis manos y empecé a jugar con ella, sintiendo lo suave que era. Yo no sabía que con tanto juego y tanto movimiento estaba poniendo cachondísimo al chaval. Su polla empezó a crecer y a crecer sin cesar. Cuando por fin dejó de hacerlo no pude evitar soltar un gemido. ¡Era monstruosamente grande!
La agarré sacándola fuera del pantalón. Eso le puso muy caliente, respiraba muy fuerte y comenzó a tocarme la cabeza y a sujetarme del pelo mientras me decía "Ahora quiero que metas la punta en tu boca muy lentamente"
Me fue diciendo todo lo que tenía que hacer y yo muy obediente lo iba haciendo. Metí solo la punta muy despacio en mi boca y succioné hasta que conseguí que gimiera de gusto. Luego la metí hasta el fondo de mi boca, me la tragué entera.
Parecía que aquella polla no se iba a acabar nunca.
Mientras lo masturbaba él empezó a acariciarme las tetas, primero por encima del top, más tarde introdujo su mano por dentro y empezó a acariciarlas por encima del sujetador. Luego me lo desabrochó y empezó a acariciármelas directamente sobre la piel, cosa que nadie había hecho antes, diciéndome que le encantaban lo grandes que las tenía para lo jovencita que era, pero que lo que más le gustaba era lo duras que las tenía. Estos comentarios unidos a las caricias hicieron que me volviera a excitar otra vez. La temperatura sexual fue aumentando en los dos, empezando él a gemir, preguntándome entre gemidos si me gustaba, a lo que yo contestaba, entre suspiros, que si, pues me estaba volviendo a poner super caliente. Fue la primera vez que comprobé lo que me excitaba que me tocaran los pechos.
Lentamente empecé a mover mi boca arriba y abajo por su dura polla. Fui incrementando la velocidad hasta que no pude ir más rápido. Mi lengua se movía por toda su extensión, cubriendo cada milímetro de ella, pero yo aún quería más. De pronto, sentí que se hinchaba en mi boca. Entonces supe que aquel era el momento. Una tremenda ola de semen salió volando de su dura barra de carne y aterrizó dentro de mi boca. Lo saboreé durante unos segundos y luego me lo tragué, con hambre de más. A medida que el semen iba saliendo de su polla y cayendo en mi boca, yo me lo tragaba tan rápido como podía. Cuando decidí que ya estaba satisfecha, ya que le había dejado completamente seco, me la saqué lentamente de la boca, le chupé la punta y lamí los restos de semen que habían quedado adheridos a su aún palpitante rabo.
"Esta ha sido la mejor mamada que me ha hecho nadie en toda mi vida -dijo".
"Para mí también ha sido increíble-contesté yo- No veas lo que he disfrutado. Me parece que vamos a tener que repetir esto muy a menudo. ¿No crees?"
"Por supuesto -coincidió el chico". De momento te has ganado entrar al local, así que me dio el dinero y me acompañó hasta la puerta.
Creo que lo que de verdad le excitó era saber que le estaba haciendo la primera mamada de mi vida. La primera de muchísimas más, porque me encanta mamar pollas, ya sea a hombres conocidos o desconocidos. Ya otro día os seguiré contando más cosas de mis inicios sexuales, que se que os excita.

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